jueves, 28 de enero de 2016

La Ciudad en la Pintura Europea. Los siglos XIX y XX


He querido empezar este año 2016 continuando con el tema de la representación pictórica de la ciudad europea a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, justo en el periodo en que la fotografía comienza a remplazar a la pintura en la visualización del paisaje urbano. 

A finales del siglo XVIII, la pintura del paisaje empieza a perder importancia en el mundo artístico europeo, siendo remplazado por la pintura histórica, género rescatado por el neoclasicismo, cuyos temas asociados a la antigüedad clásica tenían mucha influencia cultural y filosófica de la ilustración y las ideas de la revolución francesa. Más escasa fue aun la pintura de paisajes urbanos, en la cual muy pocos autores le dedicaron su atención. Tal vez uno de los pocos artistas que lo desarrolló fue Francisco de Goya, cuyo estilo pictórico pasó del neoclasicismo al romanticismo, iniciando de esta forma la era de la pintura contemporánea. Goya pinto en sus primeros años en Madrid algunos paisajes de escenas rurales y costumbristas que formaban parte de los llamados cartones para tapices del Palacio del Prado, y que reflejan de alguna forma la vida de la sociedad española de aquel entonces. Uno de estos cuadros fue “La Pradera de San Isidro”, pintado en 1788, obra inacabada en la cual se visualiza desde la capilla de San Isidro, la pradera mencionada en la que desarrolla una gran feria en honor al santo; en ella, ciento de personas acampan, algunas descansan, otras están conversando y comiendo amenamente; al fondo se puede ver el rio Manzaneares y asentada sobre unas escarpadas colinas, el Madrid de finales del XVIII, cuya imagen urbana se caracteriza por las torres y cúpulas de las principales iglesias, especialmente se destaca la cúpula de San Francisco el Grande en un primer plano y más hacia el fondo a la izquierda, el edificio del Palacio Real. Es interesante ver en la composición el dinamismo y colorido de los primeros planos (la gente conversando y riendo) frente a los tonos más tenues, serenos y estáticos del paisaje urbano del fondo, que reflejan lejanía. Si bien el cuadro tiene mucha influencia del rococó y el neoclásico de la pintura española, lo inacabado de este y los trazos toscos y simples nos hacer recordar más a los impresionistas del siglo XIX, por lo que podemos decir que Goya sin querer queriendo se adelantó a su época. Es también importante ver como en este cuadro se puede ver las costumbres y la cultura de la sociedad madrileña de aquel siglo en el uso de los espacios públicos y recreativos que rodeaban la ciudad, sobre todo cuando había fiestas y romerías en lugares santos.

La Pradera de San Isidro. Museo del Prado

Durante la primera mitad del siglo XIX, la pintura del paisaje es retomada con gran fuerza por el romanticismo, que rescataba lo espiritual, lo emocional y subjetivo del ser humano, haciendo que las pinturas de este periodo ocasionaran estas sensaciones en el espectador que las veía. Sin embargo, la producción pictórica estuvo más orientado a los paisajes rurales, montañas y marinas que a la pintura del paisaje urbano. No es si no hasta principios de la segunda mitad del mencionado siglo que esta empieza a resurgir, en la época en que el impresionismo aparece como un nuevo movimiento, en contraposición a las corrientes neoclásicas y románticas. El impresionismo fue uno de los movimientos contemporáneos que más explotó el tema de ciudad en la pintura, tratando de reflejar la vida de una burguesía europea ansiosa por disfrutar de los espacios urbanos, como los boulevares, las plazas, los cafés, lo parques y los barrios bohemios.

Trouville. Cuadro de Eugene Boudin. Wikipedia
Canal de Bruselas. Eugene Boudin. The York Proyect

Uno de los primeros impresionistas que pintó paisajes urbanos fue Eugene Boudin, cuyo trabajo al aire libre y en espacios abiertos fue muy característico de los artistas de su generación; Boudin realizó una serie de cuadros de algunas ciudades de Bélgica y Francia, utilizando trazos sencillos, toscos y una mescla de colores espectacular; un ejemplo de esto lo vemos en “Trouville” de 1864 y “Canal de Bruselas” de 1871, en el primero los colores son más vivos y define claramente la forma del perfil urbano de los edificios sin ser muy detallista en la decoración de las fachadas; en el segundo cuadro los colores son más opacos, generando un ambiente más otoñal y frio, la perspectiva es evidente, así como el reflejo de las casas en el agua del canal y el contraste entre el colorido de los barcos y el fondo gris del edificio principal. Otro pintor impresionista que explotó el paisaje urbano en su obra fue Camille Pissarro, considerado como uno de los fundadores del movimiento impresionista. Pissarro, pintó cientos de cuadros sobre imágenes urbanas del Paris del siglo XIX con bastante detalle, sobre todo de los boulevares y plazas parisinas; en ellas se puede visualizar claramente el uso de la perspectiva de manera perfecta, el detalle de las arquitecturas y fachadas de los edificios, así como la intensa vida urbana que se daba en sus calles. Sin llegar al detallismo de las Vettustas del siglo XVIII y utilizando trazos simples y toscos, Pissarro logra retratar con mucho realismo el Paris de aquel entonces, logrando pintar en algunos casos, varios cuadros de un mismo lugar en diferentes épocas del año, como la serie de pinturas del boulevard de Montmartre, en la cual se pueden ver escenas de día, noche, invierno, verano o con lluvia. Por otro lado, la pintura de Pissarro reflejaba también aquel Paris neobarroco que el Baron Haussmann había creado algunas décadas atrás y que para entonces era el modelo de ciudad que estaba de moda como ideal urbanístico de muchas sociedades en occidente.

Boulevard Montmartre. Camille Pissarro. Hermitage Torrent
Boulevard Montmartre de Noche. Camille Pissarro.
Galería Nacional de Londres

Al finalizar el siglo XIX y dentro del movimiento postimpresionista, el desarrollo de la pintura del paisaje urbano continua dándose con menos intensidad que en el impresionismo, siendo Paul Cezane, uno de los pocos artistas de esa generación que explota este tema en su obra. Cezane pinta algunos cuadros de pueblos franceses, como “Vista de Auvers” de 1873 o “Paisaje en las Afueras de Paris” de 1876; en ambos, los trazos son bastantes simples, no detalla muchos las arquitecturas y tiene mucha presencia lo rural y lo campestre.

Vista de Auvers. Paul Cezanne, The York Proyect
Paisaje en las Afueras de París. Paul Cezanne.
Foto Cliff en Wikipedia

Al iniciar el siglo XX y dentro de las distintas corrientes vanguardistas que empezaron a surgir en aquellos años, podemos distinguir algunos pintores que desarrollaron paisajes urbanos, como el expresionista Egon Schiele; si bien su obra se centró más en explotar y deformar la figura humana, sobre todo la femenina, también realizó algunos cuadros de paisajes urbanos, como “Ciudad Muerta” de 1910, “La Pequeña Ciudad II” de 1912 y “La Casa de la Curva” de 1915, en todas ellas, la arquitectura de las casas es deformada y alargada, generando sensaciones de movimiento y utilizando muchas veces, colores cálidos pero con tonalidades muy oscuras, como en el caso de la “Ciudad Muerta” y la “Pequeña Ciudad”; en la “Casa de la Curva”, el artista combina los colores cálidos con los fríos, generando un equilibrio y una diversidad pictórica bastante interesante.

La Pequeña Ciudad II. Egon Schiele. The York Proyect
La Casa de la Curva. Egon Schiele. The York Proyect

Otro de los pintores que desarrolló una gran producción pictórica enfocada al tema del paisaje urbano y que tal vez fue uno de los últimos que la representó fue Maurice Utrillo, pintor francés de principios del siglo XX. Utrillo, si bien está considerado dentro del expresionismo, en realidad su pintura no se incluye dentro de una escuela o movimiento determinado, ya que esta tiene influencia de muchas corrientes pictóricas como el impresionismo y el cubismo; del primero podemos ver el impacto que tiene en su obra el estilo de Camille Pissarro, sin embargo a diferencia de ese último, Utrillo pinta un Paris más barrial, de calles angostas y pequeñas, rescatando la vida simple, cotidiana y bohemia del barrio Montmartré, graficando sus iglesias y edificios importantes, utilizando colores más pálidos, con tendencia al uso del blanco y tonos pasteles, siendo en algunos casos bastante detallista en los marcos y decoración de las ventanas, así como en el dibujo de las personas.

La Iglesia del Sagrado Corazon. Maurice Utrillo.
Artes y Amor de Multher
Place des Abesses. Maurice Utrillo. Siete Jeringas

Finalmente, el surgimiento de las vanguardias que desarrollaron la abstracción en la pintura y el avance del uso de la fotografía en la representación gráfica durante la primera mitad del siglo XX, hicieron desaparecer la pintura del paisaje rural y urbano. Sin embargo, algunos pintores expresionistas continuaron desarrollando el tema del paisaje en su obra como el italiano Renato Guttuso, quien pintó muchos cuadros de pueblos rurales de Italia, utilizando colores muy cálidos y vivos, con una composición dinámica y expresiva de los volúmenes, teniendo además una marcada influencia del cubismo en su obra.