jueves, 4 de abril de 2013

Local Solydes. Un intento metodológico

                                                                      Arq. Juan Tokechi Gusukuda Shirota

La ciudad que es una invención humana, que creció y significó la “maravilla” del siglo XX sufre hoy de permanentes crisis, desde su propia identidad y mas por las inequidades y desencuentros de sus comunidades.

“La sociabilidad, siendo una especie de meta – concepto, como espacio y tiempo, la sociabilidad es prioritaria a cualquier experiencia humana en el sentido que no puede haber ninguna negociación con el comportamiento humano más allá de la sociabilidad, incluyendo el tema de la continua transformación de las ciudades como esencialmente procesos auto organizados”. Con el tiempo nos percatamos, que idealizaciones y raciocinios brillantes tienen límites, entre lo edificado y la acción de sus ciudadanos, un ejemplo es el Plan piloto original para Brasilia. En julio pasado, caminando por tres días, descubrí la mítica idealización del urbanista Lucio Costa y del arquitecto Óscar Niemayer, que suele decirse “todo arquitecto debe conocer”, y ratifique sus virtudes espaciales muy contrastables con su realidad humana.

La ciudad moderna  no es ni una unidad orgánica como la ciudad medieval, ni genera entidades unidas de comportamiento como los planes renacentistas – barrocos.

Como varias de las notas anteriores corresponden al arquitecto danés Peter Bherrun, “el concepto de sociabilidad puede estar considerado en términos que lidian con tiempo en vez que con espacio, como es la evolución, cambio, trasformación, movilidad.., la sociabilidad es una serie de eventos continuos en el tiempo, lo cual es verdad”.

Dejemos en este punto el intento teórico, para concentrarnos en un proyecto que intenta ser parte de una ciudad.

Lo que escribimos es pos obra, recibimos un proyecto como encargo, de materializar un local institucional, Solydes en un Grupo residencial en Villa El Salvador.

Solydes es un proyecto de educación popular y transformación social.

Nos pidieron un informe justificativo más nos pareció más ilustrativo contar el proceso, sin ninguna pretensión decimos que quisimos  más que “un proyecto ejemplar” que pueda ser “un ejemplo como proyecto de equipamiento”, por su proceso y metodología.

Nos sentimos en la necesidad de planear alternativas, en una sociedad ausente de profesionales que trabajen con la comunidad, intentamos ser “Arquitectos descalzos” y practicar lo que sentimos y pensamos, generar mecanismos de diseño participativo.

Tratamos de alcanzar todas las fases del diseño, en el pre proyecto evaluar cómo se organizan y funcionan institucionalmente, vía entrevistas, observación; diálogos muy horizontales.
Continuamos como segunda fase, permanentemente con los anteproyectos arquitectónicos varios que elaboramos. Por lo menos cinco o seis propuestas; comentando y justificando la programación y mecanismos clásicos de diseño: relaciones funcionales, evaluar áreas y su expresión espacial.  Grandes debates, con todos los trabajadores de la institución, sesiones de media mañana sobre planos en papel o imágenes en perspectivas; indicación de colores, alturas, materiales.

Unas líneas importantes de la fase previa “hablar con El lugar”, medio Grupo residencial del modelo VES, frente a un parque, más otros bloque en diagonal; con un tema social trascendente, la inseguridad, como suele decirse “gente de mal vivir” como vecinos, lo importante para nuestro proyecto muchos niños / niñas de vecinos y equipamiento público importante muy cercano, colegios y estadio municipal. Escenario imaginado de un tercer piso como mirador,  con puntos focales importantes para el distrito.

Uno de los puntos social – espacial conversado con el equipo Solydes fue valorar la sociabilidad con el barrio vía el trabajo institucional,  era y es un punto clave, que genere participación y desvirtúe la idea de “barrio peligroso”.

Lo planeado y edificado tiene esas premisas: edificio abierto, que genere libertad espacial, integración con la plaza y la calle; transparencia en su materialidad que considere prácticas constructivas del lugar. Las celosías de madera y las bóvedas de ladrillo visto le dan calidez y pretenden dar el presente diario a los vecinos.

Cuando lo vemos, en plena construcción y a la hora de los acabados, destacamos su luminosidad en cada ambiente.  La luz como integrador y un valor con el que aprendemos el ser y el espacio.

El valor, esperemos sea así, de piloto como respuesta constructiva que puede ser apropiado como modelos constructivos por los vecinos y vecinas en sus futuras casas o en sus casas que crecerán con las familias.

Un conflicto quizás irresuelto es que sus parámetros rozan con el Reglamento nacional de construcción, por ejemplo el % de sus áreas libres; que depende del criterio de medición, donde las normas pierden su calidad de capacitar por el de represión. Siempre hemos sostenido que es mejor calidad que cantidad, de seguro los años y sus usuarios serán los mejores evaluadores de nuestras premisas.

Volumen, materialidad, espacialidad intentan cumplir nuestro ideal: Integrarse a la comunidad.

Los juicios, comentarios y críticas al edificio y su funcionamiento lo veremos en el tiempo, la tarea de espacio y materialización está presente.

“Aunque el proyecto arquitectónico del siglo XX constituyó un avance en el entendimiento espacial y social, sólo está acercándose a una colectividad material... La arquitectura moderna no es capaz de disolver opuestos iníciales, como figura / terreno, cuerpo / edificio, paisaje / ciudad o naturaleza / sociabilidad y aprovechar la sintética complejidad de las ciudades. Lo que se necesita es una estrategia de intervenciones dispersas reintegrando las instituciones y las ciudades, y esto no necesariamente podría ser encarnando las instituciones como edificios” (Peter Bjerrun).


El Presente artículo fue publicado en “Diario para un Estuche de Vida”, que forma parte del libro “Edificios y Ciudades. Seminario 2009” editado por la Universidad Católica en 2012, y contiene el ciclo de conferencias y charlas organizadas por la FAU-PUCP en Noviembre de 2009, sobre la relación entre los edificios y la ciudad.
Juan Tokechi es arquitecto por la Universidad Nacional de Ingeniería, con estudios de Maestría en Renovación Urbana por la misma universidad. Proyectista, académico e investigador, ha publicado diferentes libros y artículos sobre los fenómenos urbanos que se dan en nuestra ciudad actualmente, especialmente en el tema de los espacios públicos y la densificación urbana en los asentamientos humanos periféricos de Lima. Ha desarrollado varios proyectos de diseño urbano sobre todo en Villa el Salvador y es docente en la Universidad Ricardo Palma, en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y en la Universidad Continental de Huancayo.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Patrimonio en Riesgo


Actualmente Lima y otras ciudades del país están viviendo un crecimiento expansivo y desordenado de su estructura urbana, producto de una mala planificación y una falta de visión a mediano y largo plazo por parte de sus gobernantes. Parte de esta problemática esta asociada a la demolición,  deterioro, y falta de conservación de algunos espacios urbanos, que por su historia e identidad son el alma y el ser mismo de una ciudad, me refiero a las zonas monumentales, ya sean estas estructuras prehispánicas, centros históricos o grandes haciendas agrícolas, muchas de las cuales han desaparecido en las últimas décadas, producto de tanto de una agresiva expansión urbana como del actual boom inmobiliario, además de la ampliación de algunas calles y avenidas en los centros históricos (como el caso convento de San Francisco que fue partido en dos para dar paso a la ampliación de  la avenida Abancay), el desarrollo de nuevos equipamientos ya  sean comerciales o de otros servicios o simple olvido y falta de interés por parte del municipio y el Ministerio de Cultura en la fiscalización y conservación de estas edificaciones, (sonados fueron los casos de la casa Marzano en Miraflores o el Buque en Barrios Altos el año pasado).

La Hacienda San Agustin y el Aeropuerto Jorge Chavez. Google Earth. 2011
La Hacienda San Agusitn. Google Earth. 2011

Si bien la construcción de grandes infraestructuras y equipamientos son necesarias para mejorar el funcionamiento de una ciudad y su ampliación prioritaria cuando se requiera, se debe tratar de respetar el contexto y el patrimonio histórico monumental, he integrarlo al proyecto, de tal forma que se preserve la identidad y la memoria colectiva del lugar. Un caso muy curioso que voy a comentar es el de la ex hacienda San Agustín en el Callao y su relación con la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez. Esta hacienda fue originalmente propiedad de Mateo Pastor. A su muerte fue adquirida por la congregación de los agustinos en el siglo XVII (1), pasó posteriormente por varios dueños durante la época republicana hasta que finalmente, a principios del siglo XX fue propiedad de la familia Prado; a finales de los años 50, esta familia (cuyo principal propietario era el presidente Don Manuel Prado y Ugarteche) sede parte de los terrenos para la construcción del aeropuerto; con la reforma agraria del General Juan Velazco Alvarado, la hacienda pasó a manos de los campesinos que trabajaban en la misma, muchos de ellos de origen nikkei (2) (hijos de japoneses que llegaron a trabajar en las haciendas de la costa a finales del siglos XIX) y pobladores venidos de otras haciendas y migrantes de la sierra central; posteriormente, hacia mediados de los 80 se le llama a este núcleo urbano como el Ayllu , cuyos habitantes se dedicaban a las labores agrícolas, viviendo en condiciones de pobreza.

Rancherias de la Hacienda San Agustin. Blog de Marco Gamarra Garrido
Casa Hacienda San Agustin. Blog de Marco Gamarra Garrido

El Ayllu comprendía  una trama irregular de viviendas y rancherías donde habitaban 400 familias, la Casa Hacienda San Agustín y el ingenio azucarero  San José. La Casa Hacienda propiamente dicha estaba compuesta por dos plantas. Su material constructivo era de quincha y adobe. Tenía un techado alto para proveer de ventilación a la vivienda y un patio de ingreso muy espacioso, decorado al centro por dos palmeras de notoria antigüedad. El primer piso correspondió a la sede de las oficinas administrativas de la hacienda mientras que el segundo, era la residencia de la familia Prado (3)

Segunda Planta de la Casa Hacienda San Agustin. Blog de Marco Gamarra Garrido 
Aeropuerto Jorge Chavez. Perubicentenario

Cuando el aeropuerto se privatiza y pasa a manos de LAP (Lima Airport Partners) en 2001, se realiza un plan maestro de ampliación y modernización de la misma en la que se proyecta una segunda pista de aterrizaje y un nuevo terminal, algo que es actualmente necesario, ya que el volumen de pasajeros y turistas ha aumentado drásticamente en los últimos 10 años, haciendo que el actual opere al límite de su capacidad. Para la ejecución del plan maestro, se ha tenido que expropiar todos los terrenos ubicados entre el aeropuerto y la avenida Néstor Gambetta, dentro de las cuales se encuentra el asentamiento del Ayllu con todas sus instalaciones; esto ocasionó un conflicto entre los habitantes de la antigua hacienda y el aeropuerto, ya que los primeros no deseaban salir del lugar, además había mucha presión de colectivos y organizaciones que defendían el valor histórico del sitio, generándose la eterna confrontación entre el progreso y la necesidad de respetar el patrimonio, con posiciones radicales y sin una salida creativa. Por otro lado, el proyecto de ampliación del aeropuerto no incluía a la hacienda San Agustín como parte del mismo, lo consideraba un estorbo y no una potencialidad, ¿qué hubiera pasado si el plan maestro integraba la ex hacienda?, ¿que hubiera perdido LAP?, nada, ¿que hubiera ganado LAP?, el ser uno de los pocos aeropuertos en el mundo con un núcleo histórico, cultural y turístico dentro de su terminal, una representación de un pueblo peruano o un hotel donde el turista de paso pudiera descansar o visitar, en un lugar donde pudiera comprar productos típicos o artesanías, e incluir a los habitantes del mismo capacitándolos en talleres para generar microempresas y pudieran vender sus productos, generándose una actividad económica con mucho potencial, ganando tanto el aeropuerto como los lugareños.

Ampliacion del Aeropuerto Jorge Chavez. Skyscrapercity
Vista del Aeropuerto desde la Hacienda San Agustin. Discover Nikkei

Lamentablemente, la falta de visión de LAP y del gobierno central permitió la desaparición de un lugar que hubiera sido aprovechado de manera creativa e integral. A mediados de Febrero de este año, ante al inminente demolición de la antigua casa hacienda, los colectivos Salvemos Lima y Al Rescate del Patrimonio Arqueológico de Lima, junto con el apoyo del Ministerio de Cultura, decidió desmontarla y trasladarla a otro lugar y convertirla en un centro cultural. Si bien se salvó la infraestructura de la casa hacienda, gran parte del resto del asentamiento desapareció; lo ideal hubiera sido que se conservase en el mismo lugar todo el poblado, como parte integral del proyecto aeroportuario, siguiendo un proceso de puesta en valor, conservación y restauración, potenciando su valor turístico e histórico y no haciéndola desaparecer del mapa, algo muy usual en nuestro medio cuando no existe conciencia del respeto al patrimonio histórico y la identidad del lugar.

Fuentes:
(1) La Hacienda San Agustín: una Historia que Sobrevive en el Tiempo. Blog de Marco Gamarra Galindo. PUCP. 18 de Marzo del 2012. http://blog.pucp.edu.pe/item/154862/la-hacienda-san-agustin-una-historia-que-sobrevive-al-tiempo
(2) Ibíd.
(3) Ibíd.

viernes, 8 de febrero de 2013

Nomadismo y Simbiosis Urbana


Nomadismo y simbiosis, dos palabras con significados diferentes pero muy relacionados cuando hablamos especialmente del urbanismo peruano en su proceso de evolución histórica. El termino nomadismo, se refiere a ciertas especies vivas o grupos humanos que se establecen temporalmente en ciertos territorios, para luego emigrar a otros lugares de acuerdo a sus necesidades básicas; en el caso de las simbiosis, es un fenómeno biológico por el cual dos especies dependen simultáneamente una de la otra para poder vivir. Si estas dos situaciones las aplicamos al estudio de la ciudad, el caso del nomadismo podría estar relacionado tanto al cambio de ubicación de una determinada área urbana, producto de un desastre natural o enfermedades (el caso de Piura en el norte peruano, que cambio de ubicación cuatro veces durante el siglo XVI) como también al desplazamiento de una clase social con características particulares dentro de una gran urbe, en diferentes periodos de tiempo, asociado sobre todo a ciertas elites que forman parte de una estructura social claramente estratificada, con una marcada diferenciación con otros sectores o grupos poblacionales que muchas veces son  marginados y discriminados por los grupos de poder; sin embargo, ambas realidades, en muchos casos, terminan dependiendo una de la otra para subsistir, por lo que se produce la simbiosis, creándose relaciones sociales que tiene como objetivo solamente el brindar servicios de carácter comercial y económico, aunque no se llegue a producir una integración más profunda entre estos.

Nomadismo en el Tibet. Asia onlus

Es muy común encontrar en la historia del urbanismo peruano, especialmente en el caso limeño, esta clase de fenómenos. Los grupos de poder se establecen en ciertos espacios importantes por su ubicación estratégica, cercanas a equipamientos importantes (colegios privados, grandes centros comerciales) o zonas de gran valor paisajístico y de ocio (playas y campos); sin embargo, estas elites tienen una permanencia relativamente temporal, pueden quedarse décadas o siglos en el mismo sitio pero luego se van mudando a otras aéreas con mejores condiciones de vida, esto producto de varios factores importantes, como el aumento y la presión poblacional de otras clases sociales que quieren acceder a la vivienda, el surgimiento de nuevas formas de desplazamiento (como el automóvil), transformación de los barrios con nuevos usos que generan problemas de contaminación, y finalmente cambios en los patrones de vida y costumbres de estas familias, influenciados por nuevos paradigmas urbanos, estilos y modas traídos de los países industrializados (Europa y Estados Unidos) que son los modelos a seguir. De esta forma, las elites urbanas “huyen” de manera gradual hacia otras partes, contribuyendo a la metamorfosis y la expansión urbana de la metrópoli.

Simbiosis. Miel sabinares arlanza

Cuando surge un barrio donde habitan un grupo social acomodado, aparecen a su alrededor otras urbanizaciones cuyos habitantes tienen otros patrones de vida completamente distintos, separadas ambas por una barrera física (autopistas, muros, ríos o quebradas) y en la que residen personas de escasos recursos que necesitan subsistir, y que de pronto empiezan a prestar servicios a las elites de manera constante. Así como un edificio tiene espacios servidores y espacios servidos dentro de su organización funcional, podríamos decir que existen algunos barrios a los que llamaremos servidores y otros a los que son servidos, los que definiría mejor el proceso de simbiosis urbana en Lima.

Lima Virreinal. Foros Peru

Desde la fundación de Lima en 1535 hasta finales del siglo XIX, la antigua aristocracia limeña tubo su residencia habitual en el centro histórico, donde moraban en las típicas casonas virreinales con patio interior y zaguán, muchas de las cuales subsisten hasta el día de hoy; era costumbre que las familias más adineradas vivieran más cerca a las plaza de armas y al palacio del virrey, centro del poder político y social del virreinato. A finales del siglos XVI surgen nuevos barrios como San Lázaro y Santiago del Cercado, el primero ubicado al otro lado del rio Rímac, habitado por indígenas y esclavos libertos que se dedicaban a la pesca de camarones en el mencionado rio, y el segundo, una reducción indígena cercada por un muro (el primer “condominio urbano”) con su iglesia y su plaza en forma de rombo (asociado al modelo de la “nueva Jerusalén”); los habitantes de ambos lugares servían en muchas de las casas de la aristocracia limeña, trabajaban en el servicio público de la ciudad o en las encomiendas y tierras agrícolas de los alrededores, esto ultimo, es un ejemplo de esa primera simbiosis entre clases que se dio en la ciudad.

Plano Reconstructivo de Lima en 1613. Con los
barrios de San Lazaro y el Cercado (Archivo Juan Gunther)
San Lazaro a finales del siglo XIX. Skyscrapercity

Durante más de trescientos años, los grupos de elite ocuparon las mismas casas del centro histórico, de generación en generación, hasta que a finales del siglo XIX se produce un cambio; después de las reformas urbanas del gobierno de Balta, la demolición de las murallas y el inicio de la expansión urbana hacia el sur, las nuevas familias aristocráticas surgidas en la posguerra peruano - chilena, empiezan a ocupar otros espacios urbanos, como los palacetes y departamentos de la avenida Nueve de Diciembre (actual Paseo Colón) con un modelo urbano que emula los Campos Elíseos parisinos; a su vez, estos grupos tenían casa de segunda habitación en los pueblos y balnearios cercanos (como Pueblo Libre, Magdalena, Miraflores, Barranco y Chorrillos) a los que asistían en la época de verano para descansar. Este proceso de desplazamiento urbano continuó de manera más expansiva en las siguientes décadas, cuando una nueva burguesía surgida del boom minero después de la primera guerra mundial, con otros patrones y costumbres mas influenciados por el estilo de vida americano (modelo de vivienda en chalets rodeados de jardines y el uso del automóvil para desplazamientos urbanos) empiezan a desplazarse hacia el sur, surgiendo nuevos barrios como San Isidro y la consolidación de Miraflores y Barranco en los años 20, espacios en los que se producirían procesos de simbiosis urbanos interesantes, como la aparición en el primer caso, del barrio de Surquillo, al otro lado de la carretera a Chorrillos (actual Vía Expresa), el cual fue construido por Tomas Marzano, propietario de esas tierras agrícolas, para familias de escasos recursos, muchos de ellos migrantes que llegaban de la sierra sur o antiguos empleados de las haciendas vecinas. Según Juan Gunther, los habitantes de Surquillo brindaban servicio domestico a las casas de Miraflores, de tal forma que se crearon empresas especializadas para brindar este trabajo, muchos de la cuales aun subsisten; otra actividad importante que surge es el de las ferreterías y mecánicas, los cuales, eran visitados por los habitantes de Miraflores para la reparación de sus autos o la compra de diversos productos, algo similar a la situación que se dio en Barranco, entre las casas y ranchos del litoral y los barrios de Tejadita y Tejada Alta al este, pero con una menor intensidad.

Paseo Colon. Principios del siglo XX. Paseo Colon de Lima - Peru
Paseo Colon en la actualidad. Paseo Colon de Lima - Peru

Paralelamente, hacia mediados de los años 30, el centro histórico empieza a ser abandonado gradualmente por las antiguas elites, siendo este remplazado por comercios de lujo y servicios terciarios (oficinas, bancos, etc.), las casas abandonadas son puestas en alquiler por sus antiguos propietarios a personas de escasos recursos o son ocupadas por migrantes recién llegados de la provincia, lo que generaría la tugurización de estos espacios.

El Country Club. San Isidro. Servicio Aerofotografico Nacional
Miraflores hacia 1929. Skyscrapercity

Para finales de los años 50 y principios de los 60, las nuevas generaciones de la elite limeña empiezan a abandonar los distritos de San Isidro y Miraflores para ir mas al este, ocupando los terrenos agrícolas de Surco y la Molina, con la creación de urbanizaciones tipo ciudad jardín que seguían el modelo de beverly Hills, en la que el uso del automóvil era la norma y en donde, en muchos casos no se diseñaron veredas ni caminos peatonales, aumentando el aislamiento de las relaciones vecinales y generando un ambiente de exclusividad, como los sucedido en las Casuarinas o el Golf los Incas (que  tenía una cancha de golf dentro de la urbanización), ambas en las laderas de los cerros de Monterrico, y finalmente, Rinconada y la Planicie en la Molina, siguiendo el mismo modelo.

Simbiosis. Plano de Surquillo y Miraflores. Skyscrapercity
Miraflores en los años 40. Municipalidad de Miraflores

Al igual que en el siglo XIX, estos grupos sociales tenían viviendas de segunda habitación en otros lugares periféricos de la ciudad; en el caso de la sierra, Chaclacayo, Chosica y el Cuadro (considerado uno de los primeros condominios de su tipo), era los refugios preferidos para buscar el sol en los periodos invernales, y los balnearios del sur chico, surgidos de manera gradual entre los años 30 y 50, como La Encantada y Villa en Chorrillos, Punta Hermosa, San Bartolo, Santa María, Naplo, La Honda y la Quipa, para el periodo de verano.

Las Casuarinas. Foto Gustavo Basso. Panoramico
Casuarinas y Pamplona Alta. Google Earth

Durante la década del 70, surgen al sur de la ciudad urbanizaciones populares para la gente de origen humilde, como Villa el Salvador, Villa María del Triunfo y Pamplona; este último, surge en la ladera sur de los cerros de Monterrico, en el distrito de San Juan de Miraflores, cercano a Casuarinas (que esta ubicado en la ladera oeste del mismo cerro); ambas urbanizaciones, en el transcurso de los años, empiezan a crecer hacia la cumbre, y por ende a acercase, generándose otra simbiosis, debido a que muchos habitantes de Pamplona empezaron a trabajaban en el servicio domestico de Casuarinas. Para mediados de los 80, este ultimo barrio empieza a condomizarce, cercándose con un muro y colocando tranqueras y controles en los accesos, esto fue producto, por un lado, de la inseguridad que se vivía en aquella época ocasionada por la violencia del terrorismo, y por otro lado, para impedir el acceso a cualquier persona de Pamplona a Casuarinas, probablemente por miedo a posibles infiltraciones terroristas (recordemos que en las zonas como San Juan y Villa el Salvador existía gran actividad de Sendero Luminoso y el MRTA), lo que ocasionó una división muy grande entre estos barrios, obligando a muchos de los pobladores que trabajaban en Casuarinas a dar una gran vuelta para entrar por el acceso principal ubicado más al este, en Santiago de Surco. Durante ese mismo periodo, los sectores altos de la sociedad tuvieron un relativo aislamiento y poca demostración de su estilo de vida en el ámbito económico, social y cultural de la ciudad, algo que cambio en la década del 90, cuando el terrorismo empezó a disminuir.

Playas de Asia. Plataforma Urbana
Los balnearios de Asia y a la derecha de la autopista
Santa Cruz de Asia. Google Earth

Desde hace mas de veinte años se ha estado dando una serie de tendencias en la ocupación del territorio por parte de estos grupos sociales; por un lado, Miraflores y San Isidro van perdiendo fuerza como lugares de residencia de las elites urbanas para convertirse en nuevas centralidades de comercio y finanzas, a su vez, se genera un aumento de la densificación en algunas urbanizaciones de estos distritos, en donde las grandes residencias, cuyos propietarios (generalmente parejas mayores de 70 y 80 años cuyos hijos ya han abandonado el hogar) las alquilan para eventos o fiestas, o terminan siendo vendidas para la construcción de condominios o multifamiliares en las que van a vivir tanto sus propios hijos con sus familias, como grupos de otras procedencias, sin perder ese aire de exclusividad y lujo en el que vivieron su padres, algo similar ocurre en Barranco en el litoral marino, Surco y la Molina (el área que ocupa estos distritos junto con San Borja se le conoce como el eje de la riqueza).

Plano del proceso de nomadismo
 y simbiosis urbana en Lima.
Dibujo del autor

Una segunda tendencia se da en el litoral sur de Lima, donde desde finales de los 90, han surgido de manera compulsiva, condominios de playa para sectores A y B, en principio como lugares de segunda habitación para el periodo de verano, como el conocido caso del litoral de Asia, en la que prácticamente en menos de 10 años se ha urbanizado varios kilómetros de playa, de manera expansiva y desordenada, lo que ha generado unos impactos ambientales bastante fuertes. Actualmente, muchas viviendas que originalmente fueron compradas para pasar el verano, ahora son alquiladas por sus propios propietarios, ya que es más rentable mantener una casa con un ingreso fijo mensual que vivir los tres meses de verano con los grandes eso implica (eso sin considerar los gastos de mantenimiento por los nueve meses restantes); algunas residencias ya están siendo usadas para la permanencia todo el año, pero son muy pocas, lo que convierte a Asia en una especie de ciudad (o no ciudad?, ese es el dilema) fantasma, nómade y efímera, solamente usada tres meses del año, como un escenario que se monta para el espectáculo y el glamur veraniego y luego se desmonta, algo que no ocurre en otras ciudades balnearios del mundo, donde existe una permanencia constante y sostenible de las aéreas urbanas. Curiosamente, en el caso de Asia, al igual que ocurrió en el pasado, se da un proceso de simbiosis bastante curioso; al otro lado de la carretera, ha surgido un barrio llamado Santa Cruz de Asia, frente al centro comercial de Asia (mal llamado Boulevard), en la que viven ciento de familias que trabajan tanto en los servicios del mencionado centro, como en el cuidado de las casas de playa durante el periodo invernal, así la historia se repite nuevamente. Finalmente, En estos últimos cinco años, la tendencia de las residencias veraniegas de lujo está empezando ir mas hacia el sur, ahora en Paracas, donde se está dando un desarrollo inmobiliario bastante fuerte con casas de playa y hoteles de lujo frente a la bahía para los ricos y famosos, es el último grito de la moda; sin embargo, de continuar esta tendencia, podríamos llegar hasta Arequipa, Chile o la Antártida.

Como conclusión, podemos ver que a lo largo de la historia de Lima, espacialmente en el siglo pasado y el presente, se ha dado un desplazamiento gradual y rítmico en la ocupación residencial de los grupos de poder económico, de manera fragmentada, desordenada y discontinua, siguiendo modelos, tendencias y modas que cada sociedad ha gozado en su momento, a diferencia de otras ciudades donde existen zonas bastante definidas y zonificadas para estos grupos. Podemos así identificar cuatro etapas de ocupación:

1. El centro fundacional y el Paseo Colon (1535 – 1920).
2. Desde el centro fundacional hacia el sur, San Isidro y Miraflores (1920 – 1960).
3. Ocupación hacia el este, urbanizando las laderas y cerros de Surco y la Molina (1960 – 1990).
4. Fuera del área metropolitana, siguiendo el litoral sur, Puerto Viejo, San Antonio, Asia y alrededores, Paracas (1990 – 2013).

Paralelamente se dan algunos procesos de simbiosis, donde los barrios servidores (Cercado, San Lázaro, Surquillo, Pamplona, Santa Cruz de Asia), abastecen a los barrios servidos (Centro Histórico, Miraflores, Casuarinas y Asia), generándose un fenómeno urbano bastante curioso. Finalmente, podemos decir que a medida que un nuevo lugar o espacio de elite surge, los otros pierden vigencia, se transforman o finalmente entran en un periodo de deterioro urbano.

martes, 8 de enero de 2013

Barranco y su Metamorfosis Urbana


En este mes, el blog cumple un año de aniversario, motivo para tocar un tema que siempre me ha fascinando, y que esta relacionado al estudio del distrito de Barranco, un lugar  tan particular y lleno de encanto dentro del caótico organismo limeño; un espacio urbano que a pesar de los problemas que tiene, no pierde su identidad tan llena de tradición, centro de la bohemia, el teatro y las exposiciones de arte, la música del bar “la Noche” y las tertulias en el tradicional “Juanitos”; un barrio asociado al romance y la cultura criolla nacional.

Un punto importante dentro del aspecto urbano, tiene que ver con su origen y su forma urbana; a diferencia de otros distritos tradicionales de Lima como Pueblo Libre, Surco, Pachacamac o Carabayllo, Barranco no tiene un nacimiento ligado a las reducciones indígenas, con una estructura en damero perfectamente diseñada, su origen fue muy posterior y tuvo un crecimiento más espontaneo e irregular, adaptado a la topografía y las quebradas que bajaban a la playa, con una arquitectura republicana muy particular de casas rancho y viviendas de estilos neoclásicos, esto ligado a su relación visual con el mar y su posición sobre el acantilado, generando una percepción urbana única e indescriptible.

Barranco. Google Earth.

Barranco se ubica en la zona sur del área central de Lima, sobre los barrancos que dan a la Costa Verde (motivo por lo que se le da el nombre al distrito). Su geografía está definida por cuatro elementos importantes, una llanura de baja pendiente que forma parte del cono de deyección del valle del Rímac, y en la cual se asienta el distrito. El acantilado con una altura entre 40 y 50 metros y que forma una barrera natural entre la ciudad y la playa, ambos comunicados por una red de quebradas, que caen de manera perpendicular, de las cuales la más importante es la bajada de los baños. Otro elemento importante es la playa misma, formada recién hace mas de 40 años por los desmontes dejados cuando se construyo la Vía Expresa, ya que hasta ese entonces el mar llegaba casi a los pies del acantilado y finalmente el Océano Pacifico.


Cuando estudie la metamorfosis urbana del lugar, note que esta tenía básicamente cuatro etapas de crecimiento urbano bastante definidos:

1. Etapa Pre Urbana.- este periodo inicial es correspondiente a las épocas prehispánica y colonial, que se inicia con la implementación del sistema de canales en el valle del Rímac para aumentar la frontera agrícola; uno de estos canales, el de Surco, construido posiblemente por la etnia Ichma en el siglo XII d.c. llegaba a las tierras donde hoy se encuentra Barranco, de está salieron los ramales conocidos como Comuco ubicado al norte y Talana, este ultimo llegaba hasta Chorrillos y delimitó el lado este del territorio barranquino por los próximos siglos. Los canales están asociados a unas edificaciones prehispánicas probablemente de origen ichma, como la huaca la Viñita, ubicada al costado de la quebrada de Armendáriz y relacionada con el canal de Comuco, y la Huaca Tejadita ligada a la acequia Talana.



Otro punto importante es la red de caminos prehispánicos que existía en el territorio, definido principalmente por dos vías importantes, un camino norte – sur (actual avenida Grau) que comunicaba el Santuario de Lima con Armatambo, dos importantes centros de la cultura Ichma y la vía este – oeste, que conectaba el asentamiento de Ydcay (1), donde actualmente se asienta el pueblo de Surco y el mar, cruzando la acequia de Talana, siguiendo la dirección de las actuales calles F. Roosevelt, Salaverry Carrillo, Unión y Domeyer, terminando este en una antigua quebrada de difícil acceso que conducía al mar y que era usado por los pescadores de Ydcay. Este cruce de caminos es crucial en la posterior génesis de Barranco, debido a su posición céntrica en el territorio y sobre todo por la importancia que adquirió la vía hacia Armatambo, que se convirtió con la llegada de los incas en un ramal del camino de la costa y que durante la colonia sería usado bastante por viajeros y veraneantes para visitar Miraflores y Chorrillos.

Hacia mediados del siglo XVIII, el territorio se fue fragmentando en pequeños fundos conocidos como Pacayares, y que fueron configurando la estructura rural del territorio, una de estas parcelas, la de Cesareo Agustín la Torre, estaría ligado al origen de Barranco como asentamiento urbano.

La Ermita de Barranco. Foto Enrique Cortes

2. Génesis Urbana.- El origen de Barranco, está relacionado a un milagro asociado a la aparición de una imagen de cristo en los terrenos del Pacayar de Agustín la Torre, junto a la bajada Domeyer y cerca al cruce de caminos que estructuraban el territorio hacia finales del siglo XVIII, motivo por lo cual se construye una Ermita dedicada a la santísima cruz en ese lugar. La ubicación de esta y su accesibidad, además del contexto rural y marino, hiso que muchas personas de Lima fueran asentándose en los alrededores; así, a lo largo del siglo XIX, se generó una urbanización lineal y espontanea teniendo como eje las calle Domeyer y Unión, con una tendencia de crecimiento hacia el este del cruce con el camino a Chorrillos, proceso que se reforzó con la llegada del ferrocarril Lima Chorrillos, que partió el territorio en dos de manera curvilínea. Para 1870, los terrenos entre la Ermita y la calle Domeyer se empiezan a lotizar, con un manzaneo alargado que se organiza alrededor de la plaza bolívar, hoy desaparecida, siguiendo la topografía de la quebradas y los caminos ubicados en el lugar; la apertura de la bajada de baños, de mayor accesibilidad que la quebrada Domeyer, genera una mejor conexión entre el nuevo asentamiento y el mar; así mismo, se empezó a urbanizar el lado sur de la bajada (calle Ayacucho) de manera todavía espontanea, por lo que se vio en la necesidad de construir el puente de los suspiros, que hoy conecta ambos frentes. Finalmente, en 1881, la estructura urbana era una formación irregular y axial cuyo eje conector era el camino a Surco (Calle Domeyer y Unión) que unían tanto el núcleo urbano de la Ermita, como los nuevos equipamientos urbanos del mercado y el cuartel, ubicados cerca del cruce de caminos y la estación del ferrocarril, este último con una tendencia de urbanización bastante fuerte; estos elementos fueron referencias muy importantes en el balneario durante ese periodo.


Bajada de Baños. Foto Enrique Cortes

3. Adolescencia o Crecimiento.- esta etapa empieza en 1881 con el saqueo y destrucción que sufre Barranco durante la guerra con Chile, posteriormente se da un proceso de reconstrucción urbana, seguido de un fenómeno de consolidación del núcleo original y un crecimiento expansivo y disperso hacia el nor - este, con la formación de tejidos irregulares cuyos ejes importantes eran el camino de surco (calles Domeyer, Unión, Salaverry y Roosevelt), el camino a Chorrillos (avenida Grau) y la línea del Ferrocarril (avenida Bolognesi) . En 1900, surge en el lado sur de la bajada de baños el parque central con el palacio municipal, en el cruce de la avenida Grau y la nueva carretera a Chorrillos (actual avenida Pedro de Osma), generándose un nuevo nodo central que entra en competencia con el antiguo núcleo de la plaza Bolívar y la Ermita. Hacia el norte y este surgen tres nuevos barrios, Saenz Peña, San Francisco y el barrio de la Plaza la Victoria (actual Plaza Raimondi), estos se organizan de manera casi regular alrededor de espacios públicos importantes; en el caso de Sáenz Peña, ubicado al norte de la calle Domeyer, se desarrolla a lo largo del malecón de los Ingleses y la alameda Sáenz Peña, con un tejido relativamente regular y alargado siguiendo el sentido de la línea de costa; el barrio San Francisco se estructura de manera casi axial y en diagonal hacia la avenida Grau, sobre un eje (calle San Marcos) que remata en la plaza e iglesia del mismo nombre, y el barrio de la plaza de la Victoria, al otro lado del la línea del ferrocarril, se define alrededor de la misma, en pleno camino hacia Surco, con una organización irregular y espontanea. Curiosamente, las plazas san Francisco y la Victoria siguen un modelo espacial parecido a la plaza Vendome en Paris y la Plaza San Martin en Lima, que luego sería usado en el diseño del parque Buttler (2), en el barrio Tejada Alta, un estilo propio del urbanismo clásico francés del siglo XVIII, aplicado a la trama urbana barranquina. Paralelamente, el eje de la avenida Pedro de Osma también se va urbanizando hacia el sur de manera más dispersa que en el norte.


Parque Central de Barranco. Foto Enrique Cortes

Para 1921 el área conformada por el núcleo original y los tres barrios mencionados están en un proceso de consolidación, Barranco cuenta con nuevos equipamientos como colegios, iglesias y un servicio de baños municipales en la playa; surge un segundo proceso urbanizador hacia el norte y el este con la lotización por un lado del pacayar de la Condesa y sus parcelas vecinas, y por el otro de la hacienda tejada alta, ubicada esta ultima al otro lado de la línea del ferrocarril; en el caso de la Condesa, esta fue lotizada por varias compañías urbanizadoras, generándose diferentes tejidos urbanos irregulares e islas rusticas, en el caso de Tejada alta, la urbanización fue más ordenada, organizada alrededor del parque buttler, siguiendo el modelo en damero de manzanas rectangulares. El proceso urbanizador en estas zonas fue bastante lento y duró hasta bien entrada la década de los 30.



A inicios de la década del 40, gran parte del territorio municipal estaba urbanizado, quedando algunos zonas agrícolas libres en los limites periféricos, la estructura urbana se había modificado, pasando de un sistema lineal este - oeste a una configuración casi alargada en sentido norte - sur con las avenidas Grau y Bolognesi (antiguo ferrocarril Lima Chorrillos) como ejes ordenadores del espacio, y un eje secundario que es la avenida Pedro de Osma en el lado sur. Si bien la Ermita seguía siendo la principal centralidad, su jerarquía se va perdiendo por el surgimiento de nuevos espacios importantes como el Parque central, la Plaza san Francisco, cuya iglesia original era la única en su tipo en toda Lima, con cuatro torres extremas (después fue demolida para construirse la iglesia actual) siendo un referente importante en el distrito, la Plaza de la  Victoria y la Alameda Sáenz Peña.

4. Consolidación o Adultez.- El terremoto de 1940 destruye gran parte del núcleo original de barranco y muchos ranchos quedan destruidos, por lo que se decide demoler gran parte de las edificaciones ubicadas en esta zona, junto con la plaza Bolívar, para crear un gran parque lineal y conectar visualmente el parque central con el puente de los suspiros y el mar; además se amplió la avenida San Martin con un puente sobre la bajada de baños, conectándose con la avenida Pedro de Osma; esto causo la desaparición de un patrimonio edificado importante y por ende, la imagen urbana se vio fuertemente afectada. Paralelamente, al desaparecer esta zona, el principal nodo urbano se traslada definitivamente al parque central con sus nuevos equipamientos urbanos (la iglesia parroquial y la municipalidad); sin embargo, la iglesia de la Ermita no llegó a ser demolida y es hasta el día de hoy uno de los pocos hitos de identidad importantes que mantiene el distrito, el Genius loci Barranquino.


En los últimos 60 años, Barranco se consolidó en gran parte de su territorio, finalizando su expansión hacia los limites distritales, se construyeron nuevas vías como la Vía Expresa y su conexión con el mar por la quebrada de Armendáriz hacia el nuevo circuito de playas de la Costa Verde; a su vez, se edifican nuevo equipamientos deportivos como el estadio Municipal de Barranco al sur en el límite con Chorrillos y el complejo deportivo Gálvez Chipoco al norte, entre la avenida Grau y la quebrada de Armendáriz, ambos en los extremos del distrito. Surgen al norte la urbanización San Luis, cerca al antiguo canal de Comuco y la entrada a la Vía Expresa, con una trama irregular y un modelo propio de la ciudad jardín americana, la urbanización Confraternidad en los terrenos de la Viñita junto a la quebrada de Armendáriz, con una configuración mas irregular que la de San Luis, organizándose ambas alrededor de un parque, y la urbanización Fundo Tejadita al este con una organización también irregular pero carente de un espacio publico importante. Paralelamente se da un proceso de deterioro urbano debido tanto a la demolición de muchas casonas antiguas como a la presión inmobiliaria que desde los años 60 se ha desarrollado en el distrito, proceso que se da hasta el día de hoy con la densificación en altura de nuevos multifamiliares para sectores A y B, encima de los acantilados, en zonas de protección paisajista, lo que ha traído grandes problemas de contaminación visual, generado un gran deterioro urbano; por otro lado, los barrios ubicados en la parte nor- este del distrito como Tejada Alta y Fundo Tejadita, tienen grandes problemas en salubridad, viviendo en condiciones de tugurización e inseguridad urbana bastantes preocupantes. Este proceso de división entre el oeste y este, entre zonas de mayor poder adquisitivo y sectores de escasos recursos, es un fenómeno que se da desde principios del siglo XX, definido por los trazados de las avenidas Grau y Bolognesi, situación que se da en otros sitios de Lima y que forma parte de la urbanística peruana durante siglos.


Una de las ultimas situaciones que han ocasionado gran malestar en la población es la ocupación de equipamientos y comercios en las zonas destinadas a playa de manera ilegal en litoral barranquino; y por otro lado, la construcción del tramo sur del metropolitano que va por la avenida Bolognesi, que ha generado una barrera muy fuerte separando aun más el oeste y el este del distrito, impidiendo la accesibilidad peatonal y vehicular entre ambos sectores. A pesar de todo, Barranco sigue siendo uno de esos lugares acogedores para caminar, un oasis dentro de la vorágine y el estrés nuestra metrópoli limeña.

Fuentes:
(1) Charney, Paul. “Indian Society in the Valley of Lima, Peru, 1532 - 1824”. University Press of America. Boston. 2001. Pag 61.
(2) Los ingresos a La Plaza Vendome se dan por una vía que tiene dos nombres, la Rue de Castiglione y la Rue de la Paix, que la parte por la mitad, en su lado mas corto. Es un ejemplo típico del urbanismo clásico francés y que es usado como referente en otros proyectos urbanos.