sábado, 28 de noviembre de 2015

La “Línea del Cielo” en Lima


Este mes he querido tocar un tema distinto, mucho más actual pero no carente de historia, y que se complementa con lo publicado en artículos anteriores sobre la ciudad global (ver Lima y sus Imaginarios Urbanos y Lima Ciudad Global, de julio y agosto del 2013 respectivamente), relacionado con la formación del panorama urbano de Lima, línea del cielo o como se le dice en Ingles el “Skyline”, uno de los elementos constructores de la identidad y la imagen urbana de una ciudad.

En su blog Mi Diario Urbano, el urbanista mexicano José Manuel Landin, cita al arquitecto Wayne Attoe, que escribió el libro “Skyline: Understanding and Molding Urban Silhouettes” (1981), para explicar el origen del concepto; según Attoe, el Skyline no es un fenómeno reciente ya que la concepción surge a mediados del siglo XIX cuando el termino apareciera en la población, tanto en áreas rurales y urbanas, como sinónimo de horizonte y en algunos periódicos, como un fenómeno visual donde se encontraba la tierra y el cielo. No fue sino hasta principios del siglo XX cuando la palabra Skyline se desligó de una relación tierra – cielo, para convertirse en una relación entre edificios (medio físico) y el cielo (medio natural). (1), generándose así un contraste muy fuerte entre estos dos elementos del paisaje.

Landin, rescata tres apartados importantes del libro de Attoe que definen el Skyline de una ciudad; los símbolos colectivos, el indicador social y el aspecto funcional (2). El primero, se refiere a como la construcción del horizonte urbano responde a la visión colectiva de una sociedad urbana en la definición de una identidad en un momento coyuntural de la historia de la ciudad, relacionándolo probablemente a una búsqueda por parte de los ciudadanos de un imaginario utópico e ideal.

Gráficos de Wayne Attoe sobre el 
Skyline en diferentes etapas de evolución de la ciudad.
Mi Diario Urbano

El segundo aspecto, muy relacionado con el primero, explica que el Skyline puede representar valores de una comunidad o de la misma sociedad donde se emplaza, destacando la altura, la forma y ubicación de los edificios, los usos de suelos, las actividades principales o lo que es común, la jerarquía de poderes económicos, políticos y sociales (3). Un ejemplo de esto lo vemos en la ciudad medieval de San Gimignano, ubicado en la región de la Toscana, Italia. Las familias patricias que gobernaban la ciudad construyeron 72 casas – torres de hasta 50 metros de altura, quedando actualmente solamente 14 de estos monumentos (4). Estas familias competían entre sí para construir la torre más alta de su palacio, tratando de demostrar el poder político y económico de las mismas, y por ende la prosperidad de la ciudad.

Panorama urbano de San Gimignano. Italia. Tour por Italia

Finalmente el tercer aspecto está relacionado a la función utilitaria del skyline para ubicar edificaciones importantes, orientando rápidamente a las personas dentro de un espacio urbano. Tanto K. Lynch (1984) como I. Bentley (1999), asocian este aspecto al concepto de legibilidad de los edificios importantes que pueden ser identificables rápidamente por las personas y que forman parte de la imagen urbana. Un caso ampliamente conocido es la cúpula de San Pedro en Roma, que no solo es un elemento orientador dentro del perfil urbano de la ciudad, sino que es tambien un hito lleno de significado y simbolismo dentro de la identidad de la urbe. Además, rompe con esa horizontalidad casi absoluta que tiene Roma en su perfil urbano.

Foto de San Pedro de Roma desde el monte Palatino.
Foto Enrique Cortes

Así como la trama urbana y los llenos de las edificaciones definen la morfología de una ciudad en planta y desde una vista directa a 90°, el Skyline determina también la forma de la misma a manera de corte o elevación, identificando rápidamente el patrón de crecimiento, ya sea compacto o disperso, las diferentes centralidades, las formas arquitectónicas de los edificios más importantes, su simbolismo y significado.

Skyline de las principales ciudades del mundo.
Flight965

A diferencia de muchas ciudades de Europa y Norteamérica como Paris, Londres, Nueva York o Los Ángeles, incluso comparado con otras urbes de Latinoamérica, Lima no ha tenido un panorama urbano bastante destacable e identificable dentro del contexto regional y mundial; su crecimiento horizontal a lo largo de los siglos y una arquitectura de edificios con alturas relativamente bajas (en promedio de 50 hasta 90 metros de altura) esparcidas de maneras aisladas o formando grupos relativamente compactos aunque nada uniformes, han conformado un perfil urbano de “peine roto”, discontinuo y sin ninguna identidad, sobre todo en zonas como el centro de Lima, San Isidro o Miraflores, percibidos visualmente desde elementos naturales como la Costa Verde, el Morro Solar o el cerro San Cristóbal, conformando así el Skyline limeño actual. Esta situación se da debido a diversos factores, entre los cuales el más importante es el miedo a los terremotos, considerando que Lima se encuentra en una zona altamente sísmica, lo que ha ocasionado que se den normas de edificaciones bastante rígidas y exigentes en términos de alturas de edificación, junto a inversiones urbanas de escala más bien limitada (5) y una mínima o casi nula aplicación de sistemas constructivos y estructurales más especializados e industrializados tanto para soportar sismos de gran magnitud como para desarrollar edificios de grandes alturas, como cimentaciones especiales y estructuras de acero.

Vista del panorama urbano de Lima.
Foto Victor Jose Ramirez Cordero en Flickr
Otra vista del Skyline de Lima. Desarrollo Peruano

Haciendo un poco de historia, el panorama urbano de Lima se empezó a formar durante el periodo colonial, hacia finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, cuando las torres de las principales iglesias de la ciudad empezaban a asomarse por los cielos. Si aplicamos la teoría de Attoe, se construyó una imagen desde el simbolismo colectivo y el indicador social de una ciudad con un misticismo y una fe religiosa muy grande, en donde la iglesia tenía un poder bastante sólido y con mucha influencia en la población. Se podían distinguir claramente las torres de la Catedral, San Francisco, Santo Domingo y San Pedro, como las iglesias principales, imagen que podemos ver tanto en los dos planos antiguos de Lima de Pedro de Nolasco graficados en 1685 y en las pinturas y grabados de principios del siglo XIX, donde se pueden observar varias vistas de la ciudad desde la ribera del rio Rímac y el cerro San Cristóbal.

Plano de Lima de Pedro de Nolasco de 1685,
en ella se pueden apreciar las principales torres de las iglesias limeñas.
Blog de Anthony Valverde Victorio
Panorama Urbano de Lima a principios del siglo XIX.
Lima en la Historia

El Panorama urbano de la colonia permaneció casi inalterable a lo largo del periodo republicano, cuando a principios de los años 20 del siglo pasado, durante el oncenio del presidente Augusto Leguía, se da un boom económico bastante fuerte con la exportación de diferentes materias primas a los países de Europa tras la primera guerra mundial, esto permitió el surgimiento de muchos grupos económicos importantes en el país, que empiezan a construir una serie de edificios para sus oficinas, muchas de las cuales eran entidades bancarias (como el banco Italiano, actual banco de Crédito), ubicándose estas en el centro de la ciudad, sobrepasando la altura de las antiguas casonas coloniales y republicanas, con alturas que estaban entre los 5 a 8 pisos, compitiendo así con las torres de las antiguas iglesias del siglo XVII. De esta forma, la imagen del centro empieza a cambiar con arquitecturas entre neobarrocos y art deco, construyéndose una imagen urbana muy parecida a la de Paris o Manhattan. El primero de estos “rascacielos” fue el edificio Wiese, inaugurado en 1922, de 6 pisos y de estilo neoclásico (6). Paralelamente, se construyeron una serie de edificios alrededor de la Plaza San Martin, inaugurada en 1921, cuyo proceso de edificación se dio en tres etapas: la primera correspondió al Hotel Bolívar (ampliado a 5 pisos en 1938); en la segunda se hicieron los portales de Zela y Belén y el Club Nacional; y en la tercera, los edificios del lado oriental de la plaza (entre aproximadamente 1935 y 1945) y el de la esquina con la calle Boza (hacia 1940-1941) (7), de los cuales podemos destacar los edificios Sudamérica y Boza respectivamente.

Edificio Wiese.
Blog de Juan Luis Orrego Penagos
Los edificios Boza y Sudamerica.
Antigua Plaza San Martín de Lima - Perú

No fue sino hasta mediados de la década del 50 cuando el perfil urbano del centro de Lima cambia radicalmente con la construcción del edificio del ministerio de Educación en 1956, frente al parque Universitario, obra del arquitecto Enrique Seoane Ros y de estilo moderno, con sus 86 metros de altura, llego a ser el edificio más alto del Perú por más de una década. Esta torre junto con el edificio la Colmena de 84 m de alto, construido en 1959 y el Hotel Crillon, inaugurado en 1960 con 20 pisos de altura, ubicados en los ejes de la avenidas la Colmena y Tacna, configuraron el Skyline del centro de Lima durante toda la década del 60.

Vista aérea del centro de Lima en 1943.
Foto SAN en antigua tienda Oechsle
Edificio del Ministerio de Educación. Inaugurado en 1956.
Blog de Juan Luis Orrego Penagos

A principios de los años 70, la construcción del Centro Cívico, complejo que albergaba una serie de edificios estatales y que incluya una torre de 102 metros de altura, con 34 pisos (33 desde el nivel de la calle), le arrebató el liderazgo al viejo ministerio de Educación (8). El complejo se construyó a partir de un concurso arquitectónico cuyo equipo ganador lo constituía los arquitectos Adolfo Córdova, Jacques Crousse, Jose Garcia Bryce y Miguel Llona (9). Esta torre, junto con el edificio del Hotel Sheraton inaugurado en 1973 y ubicado al costado del mismo, definieron una nueva visión del panorama urbano del centro; así mismo, fue el edificio más alto de Lima hasta el año 2011 en que se inauguró el Hotel Westin. Por otro lado, el surgimiento de nuevas centralidades comerciales y financieras hacia el sur de la ciudad, como Miraflores y San Isidro, determinaron la aparición de nuevos edificios en altura, tanto para vivienda como para oficinas y hoteles, como el Cesar Hotel en Miraflores (hoy “Casa Andina”, en el cruce de la Paz y Diez Canseco), con 18 pisos, inaugurado en 1976 y diseñado por Enrique Soane y Ricardo Malachowski (10); o el Edificio de PetroPeru, inaugurado en 1973, que con sus 82 metros de altura (11), seria de las primeras torres del centro financiero de San Isidro.

Conjunto del Centro Cívico de Lima y el Hotel Sheraton.
Foto de Jose Barandearan en Panoramico

Desde la década del 50 hasta mediado de los años 70, la arquitectura “vertical” de la ciudad se orienta a los usos de oficinas con servicios terciarios, hoteles y edificios estatales, especialmente ministerios, cuya arquitectura mostraba el poder político de un estado nacionalista y jerárquico (sobre todo durante los gobiernos del general Manuel Odria y Juan Velazco Alvarado, en la que se construyeron el Ministerio de Educación y el Centro Cívico). Por otro lado, el proceso de expansión del Skyline de manera dispersa, disgregada y fragmentada hacia el sur de la ciudad, disminuye durante la década del 80 debido a la gran crisis económica y social que se vivía en ese momento en el país.

Edificio de PetroPeru. JJC

Con el cambio del modelo económico realizado en 1990 hacia el neoliberalismo y la apertura del mercado peruano al mundo, los flujos de intercambio comercial crecen, reactivando economías como las primarias (minería), secundarias (como la construcción) y de servicios (turismo), esto acompañado de un boom inmobiliario que se inició a finales de la década del 90, generó la construcción de nuevos edificios de oficinas, hoteles, viviendas multifamiliares y nuevos centros corporativos en distintas zonas de la ciudad. Este proceso se ha consolidado en los últimos 10 años, tanto en las zonas tradicionales del San Isidro y Miraflores, como en los nuevos centros financieros que están surgiendo en la ciudad (la zona del Derby y el Polo en Santiago de Surco), mientras que en el centro de Lima, algunos de los antiguos edificios de los años 20 y 30, se están reciclando y reutilizando para usos de oficinas y vivienda. De esta forma, entre 1990 y 2007 se construyeron 30 edificios mayores de 50 metros y 12 de 40 a 50 metros; es decir el promedio de altura no fue tan elevado. Sin embargo, algunos de ellos podrían calificase de “rascacielos” para los estándares de Lima. En este sentido, uno de los símbolos de la Lima Moderna fue la Torre Interbank, inaugurada en el emblemático 2000, con un área total de construcción de 45 mil metros cuadrados, 20 pisos y 88 metros de altura máxima. El diseño fue del arquitecto Hans Hollein. Funciona como sede principal del Banco Interbank y se ubica en el cruce de las avenidas Javier Prado y Paseo de la Republica (13).

Torre Interbank. La plaza Peru

Dentro de este boom constructivo, en Mayo del 2011 se Inaugura el Hotel Westin, con 120 metros de altura, esta junto con las torres Begonias, de la misma altura e inaugurada dos años después, se perfilaron como los edificios más altos de Lima y del Perú, quitándole el puesto al Centro Cívico. De esta forma, estas construcciones transformaron el perfil urbano del centro financiero de San Isidro, convirtiendo el cruce de la avenida Javier Prado y la Vía Expresa en un punto de referencia importante dentro del Skyline de Lima. Por otro lado, hacia el este de la Javier Prado y cerca al cruce con la avenida Aviación en San Borja, se inaugura  la nueva sede del Banco de La Nación, en octubre del 2015, con sus 138 metros de altura (12), ubicándose en una de las zonas culturales más importantes de la ciudad (conformada por la Biblioteca Nacional, el Teatro Nacional y el Ministerio de Cultura), constituyéndose de esta manera no solamente como el edificio más alto del Perú, sino también como un nuevo hito dentro del panorama urbano de Lima.

Vista de la Torre Begonias y el hotel Westin.
Al fondo el edificio de Interbank. Skyscrapercity
Nueva sede del Banco de la Nación.
Actualmente es el edificio mas alto del País.
Foto Dante Piaggio en el Comercio

Los futuros proyectos de rascacielos en la ciudad (como las siete torres del complejo de oficinas del Cuartel San Martin en Miraflores, cuyo edificio más alto llegaría a los 202 metros de altura) y la consolidación de la Vía Expresa y la avenida Javier Prado como los nuevos ejes de edificaciones en altura, marcaran la pauta en la conformación del Skyline limeño. Sin embargo, el crecimiento disperso y discontinuo de estos edificios, sumado a una arquitectura que no llega a construir del todo una identidad urbana propia, o mejor dicho arquitecturas que podrían estar en cualquier parte del mundo pero que no trasmiten elementos propios del lugar, seguirían definiendo un panorama urbano fragmentado y sin una imagen apropiada de ciudad para ser mostrada al mundo. Si aplicamos nuevamente las teorías de Attoe a nuestra realidad, podemos ver que el simbolismo colectivo no es tan sólido ya que la población actual de Lima es demasiado diversa cultural y socialmente, existiendo cientos de imaginarios o ideales urbanos, por lo que la construcción del Skyline respondería solamente a ciertos grupos empresariales, los mismos que muestran mediante su arquitectura el indicador social asociado al poder económico que estos pueden tener. Directa o indirectamente, también refleja la pujanza de muchos sectores de nuestra sociedad urbana en estos últimos años de prosperidad económica. No obstante, al ser nuestra población muy diversa como lo mencione antes, esta no se siente identificada con la imagen arquitectónica y urbana que trasmiten estos edificios o simplemente han terminado aceptándolo como parte de su entorno urbano. En cuanto al tema de la orientación, no muchos edificios de Lima sirven como hitos urbanos que sean guías para las personas, como la torre del Centro Cívico, el edificio de Petroperu en San Isidro o la torre del Ministerio de Industria ubicado en el mismo distrito (con su arquitectura brutalista y su remate en forma de sombrero cuadrado). De esta manera, muchos de los edificios de Lima pasan desapercibidos para algunas personas o simplemente no existen dentro del imaginario urbano de la ciudad.

Fuentes:
(1) Landin, Jose Manuel. “Entendiendo el Skyline de las Ciudades”. Blog Mi Diario Urbano. 11 de octubre 2012. Link: midiariourbano.blogspot.mx
(2) Ibid.
(3) Ibid.
(4) UNESCO. Historic Centre of San Gimignano. UNESCO – Word Heritage Convention. Link: Whc.unesco.org
(5) Saenz, Isac. “Cartografías Verticales: Skyscrapercity.com, el Espacio Digital y el Skyline de Lima”. Crónicas Cartográficas: Historia Urbana y Cartografía. 8 de diciembre 2009. Link: crónicascartograficas.wordpress.com
(6) Orrego Penagos, Juan Luis. “Rascacielos Historicos de Lima”. Blog de Juan Luis Orrego Penagos. 02 de diciembre 2014. Blog.pucp.edu.pe
(7) Garcia Bryce, Jose. “La Arquitectura en el Virreinato y la Republica”. Historia del Perú. Tomo IX. Editorial Juan Mejia Baca. 1980. Pag. 135
(8) Orrego Penagos, Juan Luis. Op. cit
(9) Ibid.
(10) Ibid.
(11) El Comercio. “El Monumental Edificio de Petroperú”. Diario el Comercio. 23 de abril del 2014.
(12) COSAPI. “Nueva Sede del Banco de la Nacion”, Link: www.cosapi.com.pe
(13) Orrego Penagos, Juan Luis. “Rascacielos Historicos de Lima”. Blog de Juan Luis Orrego Penagos. 02 de diciembre 2014. Blog.pucp.edu.pe

viernes, 30 de octubre de 2015

Los Templos en Forma de “U” de la Costa Central


Uno de los casos más curiosos de la arquitectura prehispánica en los andes centrales, es la aparición de ciertos patrones y tipologías religiosas, en un espacio y tiempo determinado. Los mismos que después son abandonados y que luego reaparecen con una configuración parecida pero con otro tipo de materiales y elementos arquitectónicos. Este es el caso de los templos en forma de “U”, edificios monumentales dedicados al culto religioso y que surgen a principios del periodo formativo (aproximadamente hacia el 1800 a.C.), y cuyas construcciones continúan dándose hasta el año 500 d.C. aproximadamente (1), esta arquitectura surgió básicamente en la costa central del Perú, entre los valles de Chancay – Huaral y el valle del Mala.

Ubicación de algunos templos en U
entre Chancay y Lurin. Dibujo Jose Canziani 2009

Los estudios que existen sobre este tipo de arquitectura son abundantes, especialmente son interesantes los estudios del arquitecto Carlos Williams sobre el tema, en sus artículos Arquitectura y Urbanismo en el Antiguo Perú, (1980) y Complejos de Pirámides con Planta en U (1980), describe la tipologización y evolución de estos templos a través de tiempo. Otro autor que se ocupa del tema es el arquitecto Santiago Agurto Calvo, que en su libro “Lima Prehispánica” (1983) hace un análisis detallado de estos edificios en su organización espacial, volumétrica y funcional, describiendo a su vez algunos templos que existen en el valle de Lima. Más recientemente Jose Canziani, en su libro Ciudad y Territorio en los Andes (2009) hace una breve explicación de los templos en U y menciona algunos ejemplos como, el Paraíso, La Florida, Garagay y Cardal. Otros estudiosos que han tocado en tema es el arqueólogo Roger Ravines, que realizó trabajos de investigación y conservación en alguno de los templos mencionados; Daniel Chumpitaz Llerena en su artículo El Centro Ceremonial Pampa de la Cueva, hace un estudioso detallado sobre este templo en U; y finalmente Richard Burger y Krzysztof Makowski, en su libro Arqueología del Periodo Formativo en la Cuenca Baja del Lurín (2009), desarrollan un estudio sobre estos complejos ceremoniales en la zona mencionada.

Según Carlos Williams, los templos en U fueron complejos agrarios-religiosos, vinculados al cultivo ritual de las plantas de mayor interés económico en la época. (2) La organización espacial de estos complejos estaba definido por una pirámide a cuyos lados se extienden dos largos promontorios que encierran una gran plaza central la que, frecuentemente, tiene delante del edificio principal un patio hundido o pozo ceremonial. (3)

Reconstrucción hipotética de un templo en forma de U.
Dibujo Silva 2000 según Williams 1980

El edificio central usualmente tiene planta cuadrangular o rectangular, pudiendo también estar constituido por dos cuerpos o por un cuerpo con dos alas laterales. El volumen general es el de una pirámide tronco cónica, conformada por tres o cincos cuerpos superpuestos que retroceden, frontal y/o lateralmente, dando lugar a la formación de un juego de terrazas escalonadas. El cuerpo central de la pirámide es siempre el más alto del conjunto y se accede a él por una gran escalera axial que conduce a la plataforma superior, en la que se ubican los locales dedicados al culto. (4)

Edificio Principal de uno de los templos del
Complejo el Paraíso.
Foto Carlos Alvino

Los promontorios o montículos laterales forman los brazos de la composición, están separados de la pirámide principal y, como ella, están conformados por cuerpos escalonados en cuya cima, existen una serie de construcciones de índole religiosa; en algunos casos los brazos están formados por varias pirámides yuxtapuestas o por un cuerpo principal y varios volúmenes secundarios que se extienden a los costados del primero. (5)

En cuanto al gran espacio central, Williams explica a manera de hipótesis que estos espacios estaban vinculados al cultivo, probablemente ritual. No eran áreas diseñadas para la congestión de multitudes (6), Para este caso toma como ejemplo la plaza central de la Florida, que podía contener a 100,000 personas a razón de una por metro cuadrado, que era la población de toda el área andina hace 35,000 años (7), si a eso le añadimos la existencia de terrenos bien nivelados y la rotura de una de las esquinas para permitir el drenaje del área, apoyan la tesis sobre el uso agrícola del patio (8). Frecuentemente, sobre todo en los ejemplos de mediados del milenio, dentro de la plaza central, cerca de la pirámide principal y alineada con su eje transversal, se encuentra un patio hundido, circular y rectangular, a cuyo nivel se desciende por escaleras ubicadas a eje con la pirámide citada. En algunos casos la ubicación de los pozos ceremoniales no se encuentra a eje con la pirámide central, lo que puede significar una modificación en el trazado original del conjunto; también es dable que existan edificios flanqueando los costados del patio hundido. (9), Este último detalle se encuentra sobre todo en los complejos más tardíos como Garagay en el valle del Rímac.

Un detalle interesante es la orientación de estos templos hacia el nor – este y este, en la gran mayoría de los casos y de manera casi repetitiva. Tanto Williams como Agurto, coinciden en decir que el origen de esta alineación tiene que ver tanto con el manejo de la astronomía y su conexión con la dirección de la salida del sol por la mañana, como el generar una relación casi en paralelo entre el templo y la orientación de los ríos, de manera que resulta relativamente sencillo derivar hacia ellas las aguas fluviales para fines agrícolas. (10), ambas hipótesis pueden ser validas, sin embargo, de la primera hipótesis podríamos agregar que la orientación de los templos coinciden con la salida del sol en el solsticio de invierno; si observamos la carta solar de Lima Metropolitana, vemos que el 21 de junio, el sol sale en un ángulo de azimut casi coincidente con la orientación de los templos en U, no obstante, las diferentes variaciones que se dan en los alineamientos de los templos tienen que ver con la posición de los mismos en relación a la ubicación de las montañas al nor - este y la salida del sol sobre las mismas.

Diferentes tipologias y orientaciones
de los templos en U existentes.
Dibujo Carlos Williams 1980
Orientación del templo de Manchay Bajo
con la proyección del la carta solar el 21 de Junio (Solsticio de Invierno).
SunEarth Tools

El inicio del solsticio de invierno en los pueblos del mundo andino es desde los tiempos prehispánicos asociado con el nacimiento del sol y el inicio de un nuevo ciclo anual, esto se ve reflejado en celebraciones como el Inti Raymi en el Cusco, donde cada 24 de junio se celebra la llegada del sol con bailes y danzas típicas en la explanada de Sacsayhuaman. Este tipo de celebración desarrollado por los Incas pudo haberse dado también en otras culturas anteriores en los andes, como parte de una tradición continua de muchos siglos que se podría remontar a los periodos Arcaico y Formativo. Lo cual explicaría de alguna forma la orientación de estos y muchos otros centros ceremoniales en la costa central.

Fiesta del Inti Raymi en el Cusco. Diario el Trome

El surgimiento de estos templos se da en un periodo de transición entre el Arcaico Tardío y el inicio del formativo (2500 a.C. al 1800 a.C.), cuando el sedentarismo se ha consolidado definitivamente en los valles de la costa originando la aparición de nuevos asentamientos humanos y complejos arquitectónicos especializados para el culto en cada uno de estos lugares. Según Williams, el proceso evolutivo y cronológico de los templos en U se da en dos periodos importantes. En el primer periodo tenemos el caso del Paraíso en el valle del Chillón, este surge como el templo en U más antiguo de la costa, su característica principal es la forma alargada del complejo y del patio central, con una alineación poco clara del edificio central con la gran plaza, y una concentración de recintos para viviendas sobre las estructuras laterales. Los templos que le sucedieron, como la Salina, Salinas y Barbacay, continuaron con el patrón alargado mas no aparecen ya los recintos de vivienda en las estructuras piramidales laterales. En el segundo Periodo, los templos tienen grandes dimensiones y adquieren una forma más cuadrangular y menos alargada que en el primer periodo, este es el caso de la Florida en valle del Rímac y Mina Perdida en el valle del Lurín. En los siguientes templos del Periodo, como Garagay y Cardal, ambos también ubicados en los respectivos valles del Rímac y Lurín, empiezan a desarrollarse patios hundidos rectangulares o circulares con fines ceremoniales tanto dentro del gran espacio central como en los lados laterales de estos complejos.

Templo en U del Paraíso. SAN 1944

Aerofotografia del Templo en U de la Florida. SAN 1944

Para finalizar, los templos en U, como tipología arquitectónica, es uno de los casos más curiosos e interesantes de la arquitectura prehispánica, por su forma, su orientación y su función dentro la organización territorial de los valles de la costa central del Perú.


Fuentes:
(1) Williams, Carlos. “Arquitectura y Urbanismo en el Antiguo Perú”. Historia del Perú. El Perú Republicano. Tomo VIII. Editorial Juan Mejía Baca. 1980. Pag. 410
(2) Williams, Carlos. “Complejos de Pirámides con Plana en U. Patrón Arquitectónico de la Costa Central”. Revisa del Museo Nacional. Tomo XLIV. 1978 - 1980. Pag. 109
(3) Agurto, Santiago. “Lima Prehispánica”. Municipalidad de Lima Metropolitana. 1984. Pag. 66
(4) Ibid.
(5) Ibid. Pag 67
(6) Williams, Carlos. “Arquitectura y Urbanismo en el Antiguo Perú”. Historia del Perú. El Perú Republicano. Tomo VIII. Editorial Juan Mejía Baca. 1980. Pag. 415
(7) Ibid.
(8) Ibid.
(9) Agurto, Santiago. “Lima Prehispánica”. Municipalidad de Lima Metropolitana. 1984. Pag. 68
(10) Ibid. Pag 69 

viernes, 25 de septiembre de 2015

Planificación Territorial en los Andes. Los Valles de la Costa hasta la Dominación Inca


Para este mes de Septiembre, finalizo esta serie de artículos sobre la planificación urbana en los valles de la costa durante las épocas prehispánicas, explicando en esta oportunidad los procesos de transformación de estos espacios geográficos en las periodos más tardíos, desde el siglo VII d.C. hasta la consolidación del estado Inca en el siglo XV.

Durante el periodo Wari (600 d.C. – 1000 d.C.) los desarrollos regionales tempranos entran en decadencia y desaparecen, surgiendo una nueva civilización que dominaría gran parte de los andes centrales. Los Wari, se extendieron desde Lambayeque en el norte hasta el Cusco y Arequipa en el sur, creando una nueva forma gobierno de corte civil o seglar y de mayor relevancia política. (1) El enorme peso que antes tuvieron la religión y la arquitectura publica ceremonial fue dando paso a formaciones que estuvieron sustentadas por un eficiente aparato administrativo, que les permitió ampliar la base productiva mediante obras públicas e instaurar una economía de mayor énfasis redistributivo, sin olvidar por esto la organización del ejercicio de la guerra como importante componente del poder. (2)

Esta nueva forma de gobierno permitió desarrollar una planificación distinta del territorio y de los centros urbanos. A diferencia de los periodos anteriores donde los grandes complejos ceremoniales eran los centros gravitantes de los asentamientos urbanos y por ende del valle en su conjunto, en este periodo, se empiezan a desarrollan grandes complejos administrativos y residenciales para los gobernantes provinciales. Sin embargo, las intervenciones urbanas de los Wari en los valles de la costa fue bastante escasa y se reduce a un número pequeño de enclaves ubicados estratégicamente en las cabeceras de los conos de deyección de algunos valles importantes como una forma de control de la producción agrícola.

Estos centros administrativos tenían una organización en base a barrios y sectores circundados por altos muros, cada uno de estos tenía una forma casi ortogonal o trapezoidal, y contenían un sistema de plazas regulares y recintos usados con fines residenciales o para almacenamiento de productos agrícolas, no obstante, existe una diferencia entre los asentamientos que se construyeron en las zonas alto andinas que tenían una configuración completamente regular, con las de la costa que estaban definidas con patrones más irregulares y desordenados, como el caso de Cajamarquilla en el valle del Rímac, producto probablemente de la influencia urbana de los periodos anteriores. Otro caso curioso es el de Pachacamac en el valle del Lurín, cuyo origen se da durante los Desarrollos Regionales, con una organización completamente distinta a la de Wari, no solamente por su arquitectura y urbanística, sino también por su función de carácter religioso, constituyéndose en un santuario que tubo influencia en gran parte de los valles de la costa.

Aerofotografia de Cajamarquilla. Google Earth
Plano de Pachacamac. Dibujo Lizardo Tavara

Estos asentamientos estaban conectados a una red de caminos transversales y longitudinales que articulaban otras regiones de la cultura Wari y que servían para el intercambio de productos, el movimiento de tropas y la fuerza laboral. Este sistema fue la primera red caminera que abarcó todo los andes centrales y es muy probable que haya sido utilizado posteriormente por los incas para su expansión.

En cuanto a la planificación del territorio de los valles costeños, no se conoce muchas intervenciones de los Wari respecto al crecimiento de la frontera agrícola, es muy probable que se haya mantenido casi inalterable la organización territorial de los valles desde el periodo de desarrollos regionales, salvo la construcción de algunas obras hidráulicas en lugares donde se permitió mejorar la capacidad de producción.

En el periodo de los Estados Regionales Tardíos (1100 d.C – 1450 d.C.), tras la caída del dominio Wari en los andes, surgen nuevas culturas regionales que se desarrollan sobre todo en la costa norte y central, los más conocidos son Lambayeque y Chimú, estados caracterizados por una compleja organización jerárquica política y social muy definida. Otros estados más pequeños surgen más al sur como Chancay, Ychma o Pachacamac en la comarca de Lima; Huarco en el valle de Cañete; y Chincha en los valles de la región sur (3).

Durante esta época, la planificación territorial de los valles costeños se intensifica, se conoce diferentes casos notables de expansión de la frontera agrícola, que van mucho más allá de los limites naturales impuestos por las márgenes de los valles. Entre los casos más destacados podemos mencionar el de las notables obras que se proyectaron como sistemas de articulación intervalles, como es el caso del célebre canal la Cumbre, de la época Chimu, que con un recorrido de unos 80 km, Llevaba aguas de la cuenca del valle del Chicama al Moche, permitiendo el incremento de aguas del sistema de canalización en este último y, al mismo tiempo, el desarrollo de una serie de sistemas de irrigación y de campos de cultivo en las pampas hasta entonces eriazas de la Esperanza, Quebrada del Oso, etc. Algo semejante acontecía en los valles de Lambayeque, donde mediante la construcción de los canales Taymy y Racarrumi se posibilitaba la interconexión entre ellos, lográndose así el desarrollo del complejo de valles agrícolas más extenso de la costa peruana. Existen también otros casos relevantes en la costa central y sur, como el canal de Surco en el valle del Rimac, los canales elevados que permiten irrigar el tablazo Chincha Alta en el valle de Chincha, y el canal de la Achirana en el valle de Ica. (4)

Reconstrucción hipotética de los valles costeños
en el periodo de los Estados Regionales Tardíos.
Dibujo Jose Canziani 2007
Mapa del sistema de canales intervalle.
Entre el valle del Moche y el valle de Chicama.
La Libertad. Dibujo Deza 1999

Este proceso se da en paralelo con un desarrollo urbanístico notable, sobre todo en los valles de la costa norte, donde surgen nuevos e importantes centros administrativos de gran magnitud, ubicados estratégicamente en zonas cercanas al valle sin ocupar el suelo agrícola; uno de los sitios más importantes por su tamaño e influencia territorial es Chan Chan en el valle de Moche, principal centro de la cultura Chimú. Este gran asentamiento de aproximadamente 141.77 ha (5) está conformado en su parte central por un patrón casi irregular de diez complejos políticos administrativos. Cada uno de estos complejos tiene una forma rectangular con espacios para audiencias, depósitos y ambientes funerarios. En los alrededores, y muchas veces entre las ciudadelas y los complejos arquitectónicos monumentales, se encuentran grandes extensiones con estructuras construidas con materiales perecederos y que corresponden a lo que se conoce como “barrios populares” (6), espacios de viviendas que se extiende en más de un kilómetro cuadrado y que albergó aproximadamente 30,000 habitantes (7) y en la que habitaban artesanos y servidores del soberano, así como gentes de otros lugares que venían a Chan Chan. (8)

Aerofotografia de Chan Chan. Google Earth
Aerofotografia del complejo Tschudi. Chan Chan. Google Earth

Otros complejos importantes son Tucume y Batan Grande en Lambayeque, Pacatnamú en el valle de Jequetepeque, Manchan en el valle de Casma, Huaral viejo y Pisquillo Chico en el valle de Chancay, Maranga Chayavilca y Armatambo en el valle del Rímac, Pachacamac en el valle del Lurín, y finalmente La Centinela de Tambo de Mora en el valle de Chincha.


Maqueta del centro administrativo de Tucume.
Museo de Tucume. Foto Enrique Cortes
Aerofotografia de Pacatnamu.
Valle de Jequetepeque. Google Earth

Durante el periodo Inca (1450 d.C. – 1532 d.C.), los estados costeños fueron cayendo uno por uno ante el avance conquistador del Tahuantinsuyo, asegurando su sometimiento “pacifico” o su desarticulación en caso de que su rebeldía o poder atentara contra el establecimiento de la pax inca. (9)

La presencia de esta civilización en los valles de la costa, no altero mucho la organización urbana y territorial de estos espacios, algunos centros urbanos como Pachacamac, fueron mantenidos cuando eran funcionales a la presencia inca, otorgándoles determinados niveles de autonomía y limitándose las intervenciones a la inserción de algunas edificaciones o a la remodelación de determinados sectores del asentamiento o, inclusive, a una simple adecuación de ciertos edificios preexistentes (10), en el caso de Pachacamac, se construyeron la estructura piramidal dedicada al sol y el Acllahuasi, o casa de las mujeres escogidas. En otros casos, como Chan Chan, luego de la estrategia inca que conduce a la desarticulación política del estado y la nobleza chimú, la ciudad languidece y habría sido condenada al abandono (11).


Aerofotografia de Incahuasi. Valle de Cañete. Google Earth
Aerofotografia de Tambo Colorado. Google Earth

Por otro lado, los incas construyeron muy pocos asentamientos urbanos, muchos de los cuales eran centros administrativos o tambos, estos últimos conocidos como lugares de albergue y acopio de alimentos. Entre los más conocidos están Inkawasi en el valle de Cañete, cerca de Lunahuaná, y Tambo Colorado en el valle de Pisco. Estos asentamientos estuvieron conectados con un sistema de caminos longitudinales y transversales que partía del Cusco, conocido como el Capac Ñan o camino real de los incas. Uno de sus ramales atravesaba tanto toda la costa peruana como la del norte y centro de Chile, desde Tumbes hasta el rio Maule, integrando todos los valles existentes. Restos del camino aún se pueden observar en Lambayeque entre la zona de Sipan en el valle de Reque y el rio Saña; es muy probable también que parte de la vialidad urbana de Lima Metropolitana sea parte del Capac Ñan costeño, como las actuales Vía expresa del Paseo de la Republica y la Avenida Tomas Marzano, caminos que conectaban los principales asentamientos del valle del Rímac con Pachacamac en el valle de Lurin.


Fuentes:
(1) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 313
(2) Ibíd.
(3) Ibíd. Pag 349
(4) Canziani, José. “Paisajes Culturales y Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5, Arquitectura y Ciudad. Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 25 – 26
(5) Morales Chocano, Daniel. “Historia Arqueologica del Peru (del Paleolitico al Imperio Inca)”. Compendio Historico del Peru, Volumen 1. Editorial Milla Batres. Pag. 468. En la presente publicación, el dato del área de Chan Chan está en metros cuadrados (1’417,725)
(6) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 371
(7) Morales Chocano, Daniel. Loc Cit
(8) Ibid.
(9) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 439
(10) Ibid.
(11) Ibid. Pag. 440

viernes, 28 de agosto de 2015

Planificación Territorial en los Andes. Los Valles Costeños hasta el Siglo VII d.C.


Para este mes de Agosto he querido continuar escribiendo sobre la planificación urbana en los andes, explicando el proceso de transformación de los valles costeños entre el periodo Arcaico hasta la época de los Desarrollos Regionales.

A principios del Holoceno, aproximadamente entre el 7000 a.C. al 5000 a.C. coincidiendo con el inicio del Arcaico temprano, se produce una serie de cambios climáticos en toda la costa peruana. El clima extremadamente húmedo, caluroso y lluvioso fue desapareciendo, la corrientes marinas cálidas del océano pacifico se fueron desplazando hacia el norte y fue remplazada por una corriente más fría, generándose la desertificación de toda la costa, ocasionando que los bosques y arbustos desaparezcan, al igual que la flora y fauna, quedando solamente algunas vegetaciones de lomas y pequeños bosques precordilleranos que aparecerían sobre todo en los periodos invernales. Sin embargo, el mar frio de la corriente peruana trajo consigo una abundante cantidad de especies marinas mucho más extensa que en épocas anteriores. Estos cambios afectaron bastante a los cazadores recolectores de la costa en su hábitos de vida, obligándolos a ubicarse en ciertos espacios específicos para la recolección (aquellas zonas que no habían sido afectadas por la desertificación) como los puquiales, riveras de los ríos y algunas lomas; en estos lugares, fueron creando nuevas técnicas para domesticar y cultivar ciertas plantas, frutos y tubérculos, observando la germinación y fructificación de ciertas especies. Esto obligó a los cazadores recolectores a tener una vida más sedentaria, convirtiéndose en horticultores seminomades, quedándose mucho más tiempo en los lugares donde antes solo cazaban y recolectaban. Otro lugar donde se empezó a desarrollar un sedentarismo mucho más fuerte fue en el litoral, la abundancia de recursos marinos que tenía el mar generó el desarrollo de economías extractivas para el consumo de estos pobladores, los mismos que se fueron asentando poco a poco en las playas cerca a los valles.

Para el año 5000 a.C. este proceso de asentamiento y sedentarismo se va consolidando poco a poco en toda la costa peruana. Según José Canziani, en las primeras fases del Arcaico (5000 a.C. al 2500 a.C.) las comunidades costeñas estaban orientadas básicamente a una economía que dependía fuertemente de la pesca y la extracción de los recursos marinos, combinada con la recolección en las lomas y el desarrollo de una incipiente horticultura (1). Estas actividades agrícolas se dieron en principio aprovechando tierras naturalmente inundadas en las márgenes de las riberas de los ríos, o en determinadas zonas húmedas por la proximidad superficial de la napa freática. No se puede excluir que como parte de estas prácticas de agricultura incipiente se utilizaran primitivas formas de riego, las que podrían haber constituido los primeros rudimentos de los posteriores sistemas de irrigación artificial (2).

Reconstrucción hipotética del valle costeño
durante el periodo arcaico (5000 a.C. - 1800 a.C)
Dibujo José Canziani

En cuanto a las formas de asentamiento, se estarían registrando en estas regiones el transito gradual de campamentos cada vez más prolongados, hacia el establecimientos de aldeas con una ocupación estable y de mayor permanencia (3). Los estudios de Michael Moseley y Carlos Williams sobre las primeras aldeas sedentarias, visualizan una primera ocupación en todo el litoral, como ya habíamos mencionado antes, especialmente en la costa central, asociadas a la extracción de recursos marinos. Estas se ubicaban de manera lineal con distancias entre 7 a 10 km una de la otra, y cuyos habitantes fluctuaban entre 10 y 20 familias (4), restos de estas aldeas las encontramos en los sitios arqueológicos de Ancón y en la ladera sur del Morro Solar en Chorrillos, frente a la playa la Chira. Otras aldeas ubicadas más al interior asociadas a la horticultura y a la transformación y consumo de productos marinos son La Paloma y Chilca, ambas situadas al sur de Lima.

Reconstrucción del recinto cuadrangular de
Cerro Paloma.
Reconstruyendo el Perú Milenario

Durante el Arcaico Tardío (2500 – 1800 a.C.), los cambios sociales y económicos en el proceso de sedentarización de los habitantes de la costa se hace cada vez más rápido y profundo. El énfasis en la pesca y la extracción de recursos marinos se ven acompañados de un incremento de las especies cultivadas y una creciente importancia de estas en la alimentación y la provisión de importantes insumos para la elaboración de instrumentos y el desarrollo de una serie de procesos productivos. Estos nuevos niveles de desarrollo económico estarán acompañados por la aparición de nuevas formas de organización social en el seno de las comunidades, los que conducirán a un incipiente proceso de diferenciación social. Todo este complejo proceso se manifiesta de manera patente en el aumento de los asentamientos aldeanos y, en especial, con el surgimiento y creciente importancia que asumirá en ellos la arquitectura pública. (5) De esta forma, en algunas de las aldeas tanto del litoral como del interior de los valles surgen edificaciones especializadas en actividades tanto de tipo administrativo como de culto donde residía probablemente una elite que dirigía a la comunidad, en muchos casos, estos complejos arquitectónicos estaban separados de las áreas de vivienda, probablemente por un asunto de diferenciación social, como podemos ver en el sitio arqueológico de Bandurria, ubicado en la provincia de Huaura en el departamento de Lima. En otros casos, estas edificaciones llegaron a tener grandes dimensiones, consolidándose como grandes centros administrativos y religiosos, como el caso de Caral en el valle de Supe, al norte de Lima, donde un sistema de edificios piramidales y plazas circulares, definen una organización concéntrica y anular alrededor de un gran espacio abierto.

Plano del sitio arqueológico de Caral.
dibujo Proyecto Especial Arqueológico Caral Supe
Sito arqueológico de Caral. El templo mayor. Lima Discovery

En cuanto a la planificación territorial y agrícola de los valles costeños, al consolidarse el sedentarismo como forma de vida en las comunidades costeras, estas dan inicio a un proceso de transformación sustancial de ciertos sectores del paisaje natural, donde con una tecnología relativamente sencilla se pudiera establecer presas simples, asociadas a bocatomas y desarrollar sistemas de canalización no muy extensas para habilitar tierras de cultivo bajo riego. Este proceso mayormente se verificaría en el cuello de muchos valles, donde gracias a su especial topografía y con técnicas relativamente sencillas se pueden establecer bocatomas y desplegar canales pequeños y medianos. Dado que su trazo por las márgenes del valle se desarrolla por zonas donde las pendientes son bastantes acentuadas, esto permite alcanzar rápidamente un nivel más elevado de los campos a irrigar. Este proceso que se verificaría mayormente en las partes altas y medias – aunque no es de excluir que interesara también ciertos sectores de sus partes bajas –,debió estar restringido a ciertas zonas de los valles, no solamente por el limitado desarrollo de las tecnologías hidráulicas que se disponían en ese entonces, si no también en la medida que las nacientes entidades políticas no habrían estado aun en capacidad de movilizar una gran fuerza de trabajo para la ejecución de estas obras y asegurar su mantenimiento periódico, así como contar con el complejo aparato que les permitiera administrar y regular la distribución del agua de regadío entre la comunidad de agricultores. (6)

Reconstrucción Hipotética del valle costeño
durante el periodo Formativo (1800 a.C. - 200 a.C.).
Dibujo José Canziani

Durante el Periodo Formativo (1800 a.C. – 200 a.C.), este sistema de planificación territorial y agrícola se mantiene casi inalterable, al igual que las formas de organización política y social (comunidades y sociedades teocráticas que se asientan en cada uno de los valles costeños), sin embargo, es en este periodo donde la arquitectura publica adquiere connotaciones monumentales, con la construcción de grandes complejos ceremoniales, ubicados en lugares estratégicos de los valles y separados de las aldeas. Estas construcciones se desarrollaron tanto en la costa norte como en la costa central y el sur chico, dándose en paralelo a un aumento considerable de las aldeas, ubicándose estas especialmente cercanas a las zonas de producción que ya desde el Arcaico Tardío se fueron consolidándose, las cuales llevarían a la conformación de los valles agrícolas. (7) En algunos casos, tanto las aldeas como las zonas de producción agrícola se ubicaban en el cuello del cono de deyección de los valles (entre el valle medio y el bajo) como el caso del valle del Viru en la Libertad, en otros casos se concentraban en el valle bajo donde empezaron a desarrollar los primeros canales como el caso del valle de Chincha en Ica. (8) Estos dos elementos de la planificación territorial (aldeas y centros ceremoniales) formaban un sistema integrado donde los complejos dedicados al culto eran a la vez los centros de gestión y administración del territorio, y las aldeas los lugares de residencia de la comunidad que labraba la tierra y desarrollaban otras economías asociadas a la agricultura (alfarería, carpintería, etc.), todas unidas por un sistema de caminos con una configuración casi longitudinal a lo largo del valle, el mismo cuyas zonas productivas para la actividad agrícola no eran urbanizadas, por lo que las aldeas y los centros ceremoniales se ubicaban casi en los bordes del valle mismo.

Plano del valle del Chincha con los sitios arqueológicos del Formativo
y la época de los Desarrollos Regionales. Cinabrio blog

La arquitectura de los complejos dedicados al culto se caracterizaba por tener formas regulares y simétricas, como Huaca Lucia y Purulen en Lambayeque, o formas más alargadas con una secuencia de plazas y recintos como Las Aldas y Sechin en la costa de Ancash y finalmente formaciones en U, como la huaca de los reyes en el valle de Moche o el conjunto de templos que se desarrollaron en la costa central (entre Huacho y Lurín), todas estas con un patrón bastante repetitivo (un edificio central con dos brazos laterales y un gran espacio abierto al centro) y con una orientación constante hacia el norte – este, dándose un fenómeno arquitectónico muy interesante. (En un próximo artículo hablare con más detalle de esta tipología de templos).

Plano del sitio arqueológico de las Aldas. Ancash.
Perú antiguo
Aerofoto del templo en U del Paraíso. Google Earth

En el periodo de los Desarrollos Regionales Tempranos (200 a.C. – 600 d.C.), Surgen en determinados valles de la costa norte y central formaciones sociales cuyo mayor nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y organización política de carácter estatal les habría permitido emprender ambiciosas obras públicas, con el desarrollo de grandes canales principales a lo largo de los márgenes de los valles o a través de sus planicies aluviales, y gracias a los cuales fue posible extender la irrigación de los cultivos a las partes medias y bajas de los valles, es decir a las zonas que por su gran extensión conformaron las mayores áreas de producción agrícola. (9) Un ejemplo de esto lo vemos en la creación del sistema de canales del valle bajo del Rimac, construido por la cultura Lima entre los años 200 d.C al 700 d.C., el cual permitió extender de manera sustancial el área agrícola en todo el cono de deyección y cuyos vestigios forman parte de la actual red de agua y desagüe de Lima Metropolitana, como los canales Huatica, Maranga y Magdalena.


Reconstrucción Hipotética del valle costeño durante
los Desarrollos Regionales (200 a.C. - 600 d.C.).
Dibujo José Canziani
Plano del sitio arqueológico de Maranga.
Dibujo José Canziani 1987

Paralelamente, estos desarrollos culturales (como los Moche en el norte, la cultura Lima en la costa central y los Nasca en el Sur), continuaron con la construcción de grandes complejos ceremoniales y administrativos como centros importantes dentro del territorio, pero a diferencia del periodo anterior, estas edificaciones tenían forma de grandes pirámides con rampas que las bordeaban, y un sistema de patios en la parte superior de la edificación (ejemplo de esto lo vemos en el caso de Pampa Grande en Lambayeque, la Huaca del Sol y la Luna en el valle del Moche, el complejo Maranga en el valle del Rímac, la primera etapa de Pachacamac en el valle de Lurín o Cahuachi en Nazca). En muchos casos, estos complejos estaban rodeados de pequeñas áreas con unidades de habitación hasta grandes áreas residenciales con patrones de organización casi irregulares, donde vivían tanto los artesanos como la clase guerrera que estaba al servicio de la elite sacerdotal que ejercían el poder, conformándose verdaderos centros urbanos importantes.


Fuentes:
(1) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 61
(2) Canziani, José. “Paisajes Culturales y Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5, Arquitectura y Ciudad. Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 22
(3) Canziani, José. Op. Cit. Pag. 62
(4) Agurto, Santaigo. “Lima Prehispanica”. Municipalidad de Lima Metropolitana. 1984. Pag. 48
(5) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 64
(6) Canziani, José. Op. Cit. Pag. 23 - 24
(7) Canziani, José. Op. Cit. Pag. 95
(8) Ibid. Pag 96
(9) Canziani, José. “Paisajes Culturales y Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5, Arquitectura y Ciudad. Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 25