jueves, 28 de enero de 2016

La Ciudad en la Pintura Europea. Los siglos XIX y XX


He querido empezar este año 2016 continuando con el tema de la representación pictórica de la ciudad europea a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, justo en el periodo en que la fotografía comienza a remplazar a la pintura en la visualización del paisaje urbano. 

A finales del siglo XVIII, la pintura del paisaje empieza a perder importancia en el mundo artístico europeo, siendo remplazado por la pintura histórica, género rescatado por el neoclasicismo, cuyos temas asociados a la antigüedad clásica tenían mucha influencia cultural y filosófica de la ilustración y las ideas de la revolución francesa. Más escasa fue aun la pintura de paisajes urbanos, en la cual muy pocos autores le dedicaron su atención. Tal vez uno de los pocos artistas que lo desarrolló fue Francisco de Goya, cuyo estilo pictórico pasó del neoclasicismo al romanticismo, iniciando de esta forma la era de la pintura contemporánea. Goya pinto en sus primeros años en Madrid algunos paisajes de escenas rurales y costumbristas que formaban parte de los llamados cartones para tapices del Palacio del Prado, y que reflejan de alguna forma la vida de la sociedad española de aquel entonces. Uno de estos cuadros fue “La Pradera de San Isidro”, pintado en 1788, obra inacabada en la cual se visualiza desde la capilla de San Isidro, la pradera mencionada en la que desarrolla una gran feria en honor al santo; en ella, ciento de personas acampan, algunas descansan, otras están conversando y comiendo amenamente; al fondo se puede ver el rio Manzaneares y asentada sobre unas escarpadas colinas, el Madrid de finales del XVIII, cuya imagen urbana se caracteriza por las torres y cúpulas de las principales iglesias, especialmente se destaca la cúpula de San Francisco el Grande en un primer plano y más hacia el fondo a la izquierda, el edificio del Palacio Real. Es interesante ver en la composición el dinamismo y colorido de los primeros planos (la gente conversando y riendo) frente a los tonos más tenues, serenos y estáticos del paisaje urbano del fondo, que reflejan lejanía. Si bien el cuadro tiene mucha influencia del rococó y el neoclásico de la pintura española, lo inacabado de este y los trazos toscos y simples nos hacer recordar más a los impresionistas del siglo XIX, por lo que podemos decir que Goya sin querer queriendo se adelantó a su época. Es también importante ver como en este cuadro se puede ver las costumbres y la cultura de la sociedad madrileña de aquel siglo en el uso de los espacios públicos y recreativos que rodeaban la ciudad, sobre todo cuando había fiestas y romerías en lugares santos.

La Pradera de San Isidro. Museo del Prado

Durante la primera mitad del siglo XIX, la pintura del paisaje es retomada con gran fuerza por el romanticismo, que rescataba lo espiritual, lo emocional y subjetivo del ser humano, haciendo que las pinturas de este periodo ocasionaran estas sensaciones en el espectador que las veía. Sin embargo, la producción pictórica estuvo más orientado a los paisajes rurales, montañas y marinas que a la pintura del paisaje urbano. No es si no hasta principios de la segunda mitad del mencionado siglo que esta empieza a resurgir, en la época en que el impresionismo aparece como un nuevo movimiento, en contraposición a las corrientes neoclásicas y románticas. El impresionismo fue uno de los movimientos contemporáneos que más explotó el tema de ciudad en la pintura, tratando de reflejar la vida de una burguesía europea ansiosa por disfrutar de los espacios urbanos, como los boulevares, las plazas, los cafés, lo parques y los barrios bohemios.

Trouville. Cuadro de Eugene Boudin. Wikipedia
Canal de Bruselas. Eugene Boudin. The York Proyect

Uno de los primeros impresionistas que pintó paisajes urbanos fue Eugene Boudin, cuyo trabajo al aire libre y en espacios abiertos fue muy característico de los artistas de su generación; Boudin realizó una serie de cuadros de algunas ciudades de Bélgica y Francia, utilizando trazos sencillos, toscos y una mescla de colores espectacular; un ejemplo de esto lo vemos en “Trouville” de 1864 y “Canal de Bruselas” de 1871, en el primero los colores son más vivos y define claramente la forma del perfil urbano de los edificios sin ser muy detallista en la decoración de las fachadas; en el segundo cuadro los colores son más opacos, generando un ambiente más otoñal y frio, la perspectiva es evidente, así como el reflejo de las casas en el agua del canal y el contraste entre el colorido de los barcos y el fondo gris del edificio principal. Otro pintor impresionista que explotó el paisaje urbano en su obra fue Camille Pissarro, considerado como uno de los fundadores del movimiento impresionista. Pissarro, pintó cientos de cuadros sobre imágenes urbanas del Paris del siglo XIX con bastante detalle, sobre todo de los boulevares y plazas parisinas; en ellas se puede visualizar claramente el uso de la perspectiva de manera perfecta, el detalle de las arquitecturas y fachadas de los edificios, así como la intensa vida urbana que se daba en sus calles. Sin llegar al detallismo de las Vettustas del siglo XVIII y utilizando trazos simples y toscos, Pissarro logra retratar con mucho realismo el Paris de aquel entonces, logrando pintar en algunos casos, varios cuadros de un mismo lugar en diferentes épocas del año, como la serie de pinturas del boulevard de Montmartre, en la cual se pueden ver escenas de día, noche, invierno, verano o con lluvia. Por otro lado, la pintura de Pissarro reflejaba también aquel Paris neobarroco que el Baron Haussmann había creado algunas décadas atrás y que para entonces era el modelo de ciudad que estaba de moda como ideal urbanístico de muchas sociedades en occidente.

Boulevard Montmartre. Camille Pissarro. Hermitage Torrent
Boulevard Montmartre de Noche. Camille Pissarro.
Galería Nacional de Londres

Al finalizar el siglo XIX y dentro del movimiento postimpresionista, el desarrollo de la pintura del paisaje urbano continua dándose con menos intensidad que en el impresionismo, siendo Paul Cezane, uno de los pocos artistas de esa generación que explota este tema en su obra. Cezane pinta algunos cuadros de pueblos franceses, como “Vista de Auvers” de 1873 o “Paisaje en las Afueras de Paris” de 1876; en ambos, los trazos son bastantes simples, no detalla muchos las arquitecturas y tiene mucha presencia lo rural y lo campestre.

Vista de Auvers. Paul Cezanne, The York Proyect
Paisaje en las Afueras de París. Paul Cezanne.
Foto Cliff en Wikipedia

Al iniciar el siglo XX y dentro de las distintas corrientes vanguardistas que empezaron a surgir en aquellos años, podemos distinguir algunos pintores que desarrollaron paisajes urbanos, como el expresionista Egon Schiele; si bien su obra se centró más en explotar y deformar la figura humana, sobre todo la femenina, también realizó algunos cuadros de paisajes urbanos, como “Ciudad Muerta” de 1910, “La Pequeña Ciudad II” de 1912 y “La Casa de la Curva” de 1915, en todas ellas, la arquitectura de las casas es deformada y alargada, generando sensaciones de movimiento y utilizando muchas veces, colores cálidos pero con tonalidades muy oscuras, como en el caso de la “Ciudad Muerta” y la “Pequeña Ciudad”; en la “Casa de la Curva”, el artista combina los colores cálidos con los fríos, generando un equilibrio y una diversidad pictórica bastante interesante.

La Pequeña Ciudad II. Egon Schiele. The York Proyect
La Casa de la Curva. Egon Schiele. The York Proyect

Otro de los pintores que desarrolló una gran producción pictórica enfocada al tema del paisaje urbano y que tal vez fue uno de los últimos que la representó fue Maurice Utrillo, pintor francés de principios del siglo XX. Utrillo, si bien está considerado dentro del expresionismo, en realidad su pintura no se incluye dentro de una escuela o movimiento determinado, ya que esta tiene influencia de muchas corrientes pictóricas como el impresionismo y el cubismo; del primero podemos ver el impacto que tiene en su obra el estilo de Camille Pissarro, sin embargo a diferencia de ese último, Utrillo pinta un Paris más barrial, de calles angostas y pequeñas, rescatando la vida simple, cotidiana y bohemia del barrio Montmartré, graficando sus iglesias y edificios importantes, utilizando colores más pálidos, con tendencia al uso del blanco y tonos pasteles, siendo en algunos casos bastante detallista en los marcos y decoración de las ventanas, así como en el dibujo de las personas.

La Iglesia del Sagrado Corazon. Maurice Utrillo.
Artes y Amor de Multher
Place des Abesses. Maurice Utrillo. Siete Jeringas

Finalmente, el surgimiento de las vanguardias que desarrollaron la abstracción en la pintura y el avance del uso de la fotografía en la representación gráfica durante la primera mitad del siglo XX, hicieron desaparecer la pintura del paisaje rural y urbano. Sin embargo, algunos pintores expresionistas continuaron desarrollando el tema del paisaje en su obra como el italiano Renato Guttuso, quien pintó muchos cuadros de pueblos rurales de Italia, utilizando colores muy cálidos y vivos, con una composición dinámica y expresiva de los volúmenes, teniendo además una marcada influencia del cubismo en su obra.

lunes, 21 de diciembre de 2015

La Ciudad en la Pintura Europea. Desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII


Para este mes de Diciembre y como una forma de culminar este año 2015, he querido darle un espacio a la pintura, actividad a la que me estoy dedicando desde hace ya algún tiempo, por lo que me he visto obligado a escribir un artículo sobre este tema, pero siempre relacionándolo con la ciudad y el urbanismo. De esta manera, voy a tratar de explicar cómo se representó la imagen de la ciudad europea en la pintura a lo largo de los siglos dentro del género del paisaje, tanto en su evolución gráfica y estilística, como también en su significación simbólica, reflejo de los ideales sociales que se daban en cada periodo de la historia.

Durante siglos y antes de que apareciera la fotografía en el siglo XIX, El paisaje fue uno de los temas favoritos de muchos pintores europeos, rescatando la belleza de la naturaleza y de sus elementos, como árboles, campos, montañas y ríos. A su vez, también se representaron elementos artificiales como casas, poblados y villas, definidos como componentes aislados, pero no poco importantes dentro de los paisajes campestres. Estas imágenes, muchas veces idealizadas y con significados religiosos y sociales, empezaron a graficarse en los murales de las villas y casas urbanas romanas del siglo I d.c., especialmente en Pompeya, donde se dibujaban templos y villas mimetizados en un paisaje rural. Estas pinturas, formaban parte de una composición más compleja dentro de los murales, que incluían en algunos casos, dibujos que representan columnas, entablamentos, nichos y ventanas, y en otros una simple decoración modular, aunque algunas veces se mesclaban ambos estilos. Esto generaba una serie de sensaciones como profundidad en los elementos graficados, cuyos efectos eran el resultado de la aplicación de técnicas muy parecidas a la perspectiva. Esta forma de pintura mural se le conoció como estilos Pompeyanos (1), que definieron el arte pictórico romano entre los siglos II a.C. al I d.C. Si bien las representaciones paisajísticas eran bastantes simples, en algunos casos se ha podido encontrar frescos más complejos parecidos a lo que podríamos llamar un paisaje urbano, como el caso de la pintura encontrada en el baño de la villa Boscoreale, ubicada en la región de Campania al sur de Nápoles, cuya composición tiene en un primer plano la entrada a una casa y al fondo una serie de edificios, torres y templos ubicados de manera desordenada y compacta hacia la izquierda del cuadro. Existen otros frescos parecidos en el Museo Nacional de Nápoles, en la cual se visualizan imágenes de puertos o una vista del anfiteatro de Pompeya con su contexto urbano (tal vez una de las pocas representaciones graficas de un lugar real).

Paisaje urbano de la villa Boscorone.
Foto Alethe en Wikipedia
Fresco del anfiteatro de Pompeya.
Museo Nacional de Napoles.
Foto WolfgangRieger en Wikipedia

Durante la edad media cristiana, el uso del paisaje en la pintura es poco utilizada o casi inexistente, visualizándose como parte de un todo en donde la representación religiosa de Cristo, la Virgen María y algunos santos son los elementos más importantes de la composición. Sin embargo, en el siglo XIII, el paisaje natural y sobre todo el urbano empieza adquirir cierta importancia, con la introducción de una gráfica más realista y definida; uno de los primeros representantes de este género es Giotto di Bondone, artista italiano nacido en la región de Florencia, considerado uno de los iniciadores del llamado prerrenacimiento y que utilizó en muchas de sus pinturas el paisaje urbano (probablemente uno de los primeros en su tiempo); una de sus obras es la “Expulsión de los diablos de Arezzo”, cuadro que forma parte de una serie sobre la vida de San Francisco de Asís,  en ella se visualiza al santo fuera de las murallas de Arezzo, expulsando a los demonios que van volando por los aires, la villa mencionada se representa con torres de viviendas e iglesias, rodeadas de una gran muralla, graficadas de manera compacta y con un perfil desordenado, mostrando una visión real del la ciudad del medioevo, curiosamente a la izquierda, se grafica una gran iglesia, probablemente la catedral o la iglesia de San Francisco de Arezzo.

El Giotto. La Expulsion de los Diablos de Arezzo. Wikipedia

La representación pictórica de la ciudad medieval se produce justo en una época en que esta renace como el nuevo espacio de desarrollo social y económico de la Baja Edad Media, y que coincide también con el surgimiento de una sociedad burguesa dedicada a la actividad comercial y de servicios, distinto al ambiente rural y feudal de la alta edad media. La aparición de lo urbano y su importancia dentro de la sociedad europea de aquel entonces se ve reflejado en la pintura de uno de los grandes artistas italianos del siglo XIV, Ambrogio Lorenzetti, pintor de la escuela de Siena, en cuyos cuadros representa un paisaje urbano con una orientación más civil y social, abandonando el tema religioso, como los frescos que pintó en el Ayuntamiento de Siena, en la que muestra una serie de alegorías relacionadas con el buen y el mal gobierno tanto en la ciudad como en el campo; uno de esos cuadros, “Consecuencias del Buen Gobierno en la Ciudad”, gráfica claramente una típica villa medieval en toda su magnitud, y en la cual se visualiza dentro de la composición, un perfil urbano desordenado pero compacto de viviendas con comercios, calle sinuosas y grandes torres con balcones; sin embargo, en un primer plano se nota una calle principal donde se da una escena urbana bastante intensa, viva y muy costumbrista, gente comprando en las tiendas, caminando y conversando, algunos ciudadanos bailando, otros van montando a caballo, en fin, una imagen que refleja una sociedad ideal urbana, en donde el bien común y la idea de comunidad son los elementos principales para que esta tenga éxito.

Ambrogio Lorenzetti.
Consecuencias del Buen Gobierno de la Ciudad.
Instituto cultural Google

Con el Renacimiento, la pintura urbana tomó bastante importancia, sobre todo a partir de la utilización de la perspectiva como técnica fundamental en el diseño de la composición del paisaje, tratando de representar las utopías políticas, sociales y urbanas que se estaban manifestando en ese momento. Esta situación se origina a partir de la importancia que se le dio al hombre a finales del siglo XV como centro de la sociedad y al ciudadano como elemento fundamental de la vida urbana, lo que llevo a desarrollar nuevas teorías sobre planificación, rescatando los tratados de Vitrubio hacia la conformación de un modelo ideal de ciudad, en el cual el orden y la visual hacia una plaza, monumento o edificio destacado era lo más importante dentro de la composición. Un cuadro que representa claramente este tipo de paisaje urbano es “Ciudad Ideal”, fresco ubicado en la galería Nacional de las Marcas del Palacio Ducal de Urbino en Italia, y que es atribuido a varios pintores renacentistas del Quattrocento, como Piero della Francesca o Botticelli. Sin embargo, uno de los artistas que retrata este modelo de paisaje urbano idealizado es Piero di Cristoforo, apodado el Perugino, que en su obra “Entrega de las Llaves de San Pedro” ubicada en la Capilla Sixtina del Vaticano, grafica una serie de edificaciones que consisten en un templete octogonal en el medio y dos arcos triunfales a los costados, colocados de manera bastante simétrica y perfecta, delante de estos edificios se visualiza una gran plaza en la que se dan una serie de hechos relacionados con la historia de cristo, hacia el fondo y acompañado a los edificios descritos, se ubican un conjunto de elementos naturales como colinas, montañas y bosques, cuya coloración de azules y verdes en degrade le dan un efecto de profundidad al cuadro.

Ciudad Ideal. Wikipedia
Pietro Perugino. Entrega de las Llaves a San Pedro. Wikipedia

Durante el Manierismo, a principio del siglo XVII, la pintura del paisaje urbano continuó, en muchos casos se siguió usando los fondos arquitectónicos y urbanos de manera simétrica. Esto lo podemos ver en las obras del pintor francés Antoine Caron, en cuyas pinturas resaltan como fondos los paisajes urbanos de una Roma idealizada como escenografía para los temas históricos de la antigüedad clásica, como “Masacre del Triunvirato” donde se ve claramente el Coliseo seccionado como elemento principal del escenario, los dos arcos del triunfo a los costados, al igual que en la obra de Perugino, pero mirándose frente a frente, y una serie de edificios alrededor de la gran plaza donde se da la tragedia, como una gran escena de teatro, al fondo del coliseo y en simetría con este, se visualiza el Panteón de Agripa, acompañado de un gran obelisco, y hacia la izquierda, se ve el rio Tíber con el castillo de San Ángelo al fondo. A pesar de que se le considera manierista, Antoine Caron es probablemente uno de los iniciadores del clasicismo francés, debido a las referencias que hace en sus pinturas sobre la historia y la arquitectura de la Antigua Roma.

Antoine Caron. Masacre del Triunvirato.
The York Proyect en Wikipedia

Paralelamente a lo que se estaba dando en Francia e Italia, en España, un pintor que rompe con los modelos renacentistas es el Greco. Su obra, se caracteriza por un estilo muy particular, libre y a la vez complejo; definido por un eclecticismo que se construye a partir de la influencia de varias escuelas pictóricas bizantinas e italianas, en la que alarga los elementos de la composición. Un ejemplo de esto lo tenemos en “Vista de Toledo”, en la cual observamos una imagen un poco deformada de la ciudad española, y en la que se pueden apreciar los principales edificios como el Alcazar y la Catedral, así como una parte del rio Tajo, la montaña donde se asienta la ciudad, elementos de la naturaleza como arboles alargados, y un cielo de nubes cargadas como si fuera a llover; la utilización de colores fríos y la forma como pinto las nubes, con grandes manchas oscuras, le dan al cuadro un aire triste y tétrico. La técnica pictórica utilizada en el cuadro, nos hace recordar más la pintura impresionista de finales del XIX, por lo cual podríamos decir que fue un artista que se adelantó a su tiempo.

El Greco. Vista de Toledo. Wikipedia

En la Época Barroca, las manifestaciones pictóricas de los paisajes urbanos se dan sobre todo en la pintura holandesa del siglo XVII, cuya grafica se caracteriza por trasmitir una visión real, típica y casi fotográfica de la imagen urbana, como el cuadro de Johannes Vermeer “Vista de Delft”, en la que se puede ver un paisaje bastante detallado y proporcionado de la ciudad, teniendo como primer plano el canal que rodea la villa, y más atrás las casas con sus techos rojos de ladrillos, así como las torres de las principales iglesias. Lo realista del cuadro en mención no es solamente como está definida la composición si no los efectos que tiene, como el reflejo de la ciudad sobre el agua, los detalles arquitectónicos de algunos edificios y las sombras y juegos de luz que se muestran sobre todo en la torre de la catedral y los edificios ubicados a la derecha del cuadro.

Johannes Vermeer. Vista de Delft. Mauritshuis

Paralelamente al Barraco, la pintura del Clasicismo se impone en el sur de Europa, sobre todo en Francia e Italia. Heredera del Renacimiento, este estilo rescata el arte de la antigüedad clásica, orientando la gráfica de los paisajes urbanos a recrear ciudades romanas idealizadas mimetizadas con grandes áreas rurales recreando escenas religiosas o mitológicas; un ejemplo de esto lo vemos en la pintura de Claudio di Lorena, pintor francés radicado en Roma y en cuya obra podemos ver además, vistas de antiguas ruinas romanas; esto se refleja en su obra “El Campo Vaccino”, en la cual se puede observar en primer plano, el campo que fue en otro tiempo el antiguo foro romano, acompañan además en la escena los restos del templo de Saturno a la mano derecha y el arco del emperador Séptimo Severo a la izquierda, y como fondo las ruinas del coliseo; curiosamente esta es una de las pocas obras de Lorena que muestra una vista real de la Roma del siglo XVII, no solamente por el estado en que se encontraban las ruinas en ese momento, si no por el uso al que se le daba a ese espacio, que por aquel entonces era un lugar para el pastoreo de ganado y la realización de ferias (2)

Claudio di Lorena. Campo Vaccino. Wikipedia

Paralelamente al Clasicismo, se desarrolló una sub corriente pictórica especializada solamente en el paisaje urbano, se le conoció como Vedutismo, o Vedutta, género que se origina en Venecia y que tenía como característica crear imágenes panorámicas de aquella ciudad, usando la perspectiva como técnica fundamental. En ellas, se grafican una serie de elementos arquitectónicos y paisajísticos, como los canales, las barcazas, los muelles, la Plaza de San Marcos y el Palacio Ducal, entre otros sitios importantes, dibujados de manera detallada y minuciosa, a manera de postales. Representantes de este género fueron Luca Carlevarijs y Giovanni Antonio Canal o Canaletto. Este último, tuvo una temporada en Londres donde también pinto una serie de paisajes urbanos de la mencionada ciudad, como el “Puente de Westminster desde el Norte el día de Lord Mayor”. Este estilo fue continuado por el sobrino de Canaletto, Bernado Belotto, quien llevo la Vedutta a toda Europa, pintado los paisajes urbanos de varias ciudades Europeas, como Varsovia, Viena y Dresde, retratando de marera casi fotográfica y precisa, la imagen urbana de la ciudad europea del siglo XVIII.

El Canaletto. Vedutta del Palacio Ducal de Venecia.
Foto Giovanni Badoer en Wikipedia
El Canaletto.
El Puente de Westminster con la Procesión del Lord Mayor.
Instituto Cultural Google

Una derivación de la Vedutta fue el Capricho, cuya característica principal era graficar de manera desordenada y arbitraria elementos arquitectónicos imaginarios mezclándolos con edificaciones reales, como por ejemplo las ruinas y vestigios arqueológicos romanos; ejemplo de esto lo vemos en las obras de Giovanni Battista Piranesi, arqueólogo y grabador italiano, cuyo trabajo se centró en representar las principales edificaciones y ruinas de Roma, o recrear imaginariamente catacumbas y cárceles de manera compleja y casi laberíntica, generando una sensación de misterio y terror, algo que influyo en muchos géneros artísticos de los periodos posteriores, como el romanticismo y el surrealismo. 

Fuentes:
(1) De los cuatros estilos de la pintura romana, los tres últimos introducen la pintura del paisaje dentro de la composición decorativa de los muros, e incluyen en algunos casos temas urbanos.
(2) Bianchi Bandinelli, Ranuccio. “Introducción a la Arqueología”. Editorial Akal. 1992. Pag. 111

sábado, 28 de noviembre de 2015

La “Línea del Cielo” en Lima


Este mes he querido tocar un tema distinto, mucho más actual pero no carente de historia, y que se complementa con lo publicado en artículos anteriores sobre la ciudad global (ver Lima y sus Imaginarios Urbanos y Lima Ciudad Global, de julio y agosto del 2013 respectivamente), relacionado con la formación del panorama urbano de Lima, línea del cielo o como se le dice en Ingles el “Skyline”, uno de los elementos constructores de la identidad y la imagen urbana de una ciudad.

En su blog Mi Diario Urbano, el urbanista mexicano José Manuel Landin, cita al arquitecto Wayne Attoe, que escribió el libro “Skyline: Understanding and Molding Urban Silhouettes” (1981), para explicar el origen del concepto; según Attoe, el Skyline no es un fenómeno reciente ya que la concepción surge a mediados del siglo XIX cuando el termino apareciera en la población, tanto en áreas rurales y urbanas, como sinónimo de horizonte y en algunos periódicos, como un fenómeno visual donde se encontraba la tierra y el cielo. No fue sino hasta principios del siglo XX cuando la palabra Skyline se desligó de una relación tierra – cielo, para convertirse en una relación entre edificios (medio físico) y el cielo (medio natural). (1), generándose así un contraste muy fuerte entre estos dos elementos del paisaje.

Landin, rescata tres apartados importantes del libro de Attoe que definen el Skyline de una ciudad; los símbolos colectivos, el indicador social y el aspecto funcional (2). El primero, se refiere a como la construcción del horizonte urbano responde a la visión colectiva de una sociedad urbana en la definición de una identidad en un momento coyuntural de la historia de la ciudad, relacionándolo probablemente a una búsqueda por parte de los ciudadanos de un imaginario utópico e ideal.

Gráficos de Wayne Attoe sobre el 
Skyline en diferentes etapas de evolución de la ciudad.
Mi Diario Urbano

El segundo aspecto, muy relacionado con el primero, explica que el Skyline puede representar valores de una comunidad o de la misma sociedad donde se emplaza, destacando la altura, la forma y ubicación de los edificios, los usos de suelos, las actividades principales o lo que es común, la jerarquía de poderes económicos, políticos y sociales (3). Un ejemplo de esto lo vemos en la ciudad medieval de San Gimignano, ubicado en la región de la Toscana, Italia. Las familias patricias que gobernaban la ciudad construyeron 72 casas – torres de hasta 50 metros de altura, quedando actualmente solamente 14 de estos monumentos (4). Estas familias competían entre sí para construir la torre más alta de su palacio, tratando de demostrar el poder político y económico de las mismas, y por ende la prosperidad de la ciudad.

Panorama urbano de San Gimignano. Italia. Tour por Italia

Finalmente el tercer aspecto está relacionado a la función utilitaria del skyline para ubicar edificaciones importantes, orientando rápidamente a las personas dentro de un espacio urbano. Tanto K. Lynch (1984) como I. Bentley (1999), asocian este aspecto al concepto de legibilidad de los edificios importantes que pueden ser identificables rápidamente por las personas y que forman parte de la imagen urbana. Un caso ampliamente conocido es la cúpula de San Pedro en Roma, que no solo es un elemento orientador dentro del perfil urbano de la ciudad, sino que es tambien un hito lleno de significado y simbolismo dentro de la identidad de la urbe. Además, rompe con esa horizontalidad casi absoluta que tiene Roma en su perfil urbano.

Foto de San Pedro de Roma desde el monte Palatino.
Foto Enrique Cortes

Así como la trama urbana y los llenos de las edificaciones definen la morfología de una ciudad en planta y desde una vista directa a 90°, el Skyline determina también la forma de la misma a manera de corte o elevación, identificando rápidamente el patrón de crecimiento, ya sea compacto o disperso, las diferentes centralidades, las formas arquitectónicas de los edificios más importantes, su simbolismo y significado.

Skyline de las principales ciudades del mundo.
Flight965

A diferencia de muchas ciudades de Europa y Norteamérica como Paris, Londres, Nueva York o Los Ángeles, incluso comparado con otras urbes de Latinoamérica, Lima no ha tenido un panorama urbano bastante destacable e identificable dentro del contexto regional y mundial; su crecimiento horizontal a lo largo de los siglos y una arquitectura de edificios con alturas relativamente bajas (en promedio de 50 hasta 90 metros de altura) esparcidas de maneras aisladas o formando grupos relativamente compactos aunque nada uniformes, han conformado un perfil urbano de “peine roto”, discontinuo y sin ninguna identidad, sobre todo en zonas como el centro de Lima, San Isidro o Miraflores, percibidos visualmente desde elementos naturales como la Costa Verde, el Morro Solar o el cerro San Cristóbal, conformando así el Skyline limeño actual. Esta situación se da debido a diversos factores, entre los cuales el más importante es el miedo a los terremotos, considerando que Lima se encuentra en una zona altamente sísmica, lo que ha ocasionado que se den normas de edificaciones bastante rígidas y exigentes en términos de alturas de edificación, junto a inversiones urbanas de escala más bien limitada (5) y una mínima o casi nula aplicación de sistemas constructivos y estructurales más especializados e industrializados tanto para soportar sismos de gran magnitud como para desarrollar edificios de grandes alturas, como cimentaciones especiales y estructuras de acero.

Vista del panorama urbano de Lima.
Foto Victor Jose Ramirez Cordero en Flickr
Otra vista del Skyline de Lima. Desarrollo Peruano

Haciendo un poco de historia, el panorama urbano de Lima se empezó a formar durante el periodo colonial, hacia finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, cuando las torres de las principales iglesias de la ciudad empezaban a asomarse por los cielos. Si aplicamos la teoría de Attoe, se construyó una imagen desde el simbolismo colectivo y el indicador social de una ciudad con un misticismo y una fe religiosa muy grande, en donde la iglesia tenía un poder bastante sólido y con mucha influencia en la población. Se podían distinguir claramente las torres de la Catedral, San Francisco, Santo Domingo y San Pedro, como las iglesias principales, imagen que podemos ver tanto en los dos planos antiguos de Lima de Pedro de Nolasco graficados en 1685 y en las pinturas y grabados de principios del siglo XIX, donde se pueden observar varias vistas de la ciudad desde la ribera del rio Rímac y el cerro San Cristóbal.

Plano de Lima de Pedro de Nolasco de 1685,
en ella se pueden apreciar las principales torres de las iglesias limeñas.
Blog de Anthony Valverde Victorio
Panorama Urbano de Lima a principios del siglo XIX.
Lima en la Historia

El Panorama urbano de la colonia permaneció casi inalterable a lo largo del periodo republicano, cuando a principios de los años 20 del siglo pasado, durante el oncenio del presidente Augusto Leguía, se da un boom económico bastante fuerte con la exportación de diferentes materias primas a los países de Europa tras la primera guerra mundial, esto permitió el surgimiento de muchos grupos económicos importantes en el país, que empiezan a construir una serie de edificios para sus oficinas, muchas de las cuales eran entidades bancarias (como el banco Italiano, actual banco de Crédito), ubicándose estas en el centro de la ciudad, sobrepasando la altura de las antiguas casonas coloniales y republicanas, con alturas que estaban entre los 5 a 8 pisos, compitiendo así con las torres de las antiguas iglesias del siglo XVII. De esta forma, la imagen del centro empieza a cambiar con arquitecturas entre neobarrocos y art deco, construyéndose una imagen urbana muy parecida a la de Paris o Manhattan. El primero de estos “rascacielos” fue el edificio Wiese, inaugurado en 1922, de 6 pisos y de estilo neoclásico (6). Paralelamente, se construyeron una serie de edificios alrededor de la Plaza San Martin, inaugurada en 1921, cuyo proceso de edificación se dio en tres etapas: la primera correspondió al Hotel Bolívar (ampliado a 5 pisos en 1938); en la segunda se hicieron los portales de Zela y Belén y el Club Nacional; y en la tercera, los edificios del lado oriental de la plaza (entre aproximadamente 1935 y 1945) y el de la esquina con la calle Boza (hacia 1940-1941) (7), de los cuales podemos destacar los edificios Sudamérica y Boza respectivamente.

Edificio Wiese.
Blog de Juan Luis Orrego Penagos
Los edificios Boza y Sudamerica.
Antigua Plaza San Martín de Lima - Perú

No fue sino hasta mediados de la década del 50 cuando el perfil urbano del centro de Lima cambia radicalmente con la construcción del edificio del ministerio de Educación en 1956, frente al parque Universitario, obra del arquitecto Enrique Seoane Ros y de estilo moderno, con sus 86 metros de altura, llego a ser el edificio más alto del Perú por más de una década. Esta torre junto con el edificio la Colmena de 84 m de alto, construido en 1959 y el Hotel Crillon, inaugurado en 1960 con 20 pisos de altura, ubicados en los ejes de la avenidas la Colmena y Tacna, configuraron el Skyline del centro de Lima durante toda la década del 60.

Vista aérea del centro de Lima en 1943.
Foto SAN en antigua tienda Oechsle
Edificio del Ministerio de Educación. Inaugurado en 1956.
Blog de Juan Luis Orrego Penagos

A principios de los años 70, la construcción del Centro Cívico, complejo que albergaba una serie de edificios estatales y que incluya una torre de 102 metros de altura, con 34 pisos (33 desde el nivel de la calle), le arrebató el liderazgo al viejo ministerio de Educación (8). El complejo se construyó a partir de un concurso arquitectónico cuyo equipo ganador lo constituía los arquitectos Adolfo Córdova, Jacques Crousse, Jose Garcia Bryce y Miguel Llona (9). Esta torre, junto con el edificio del Hotel Sheraton inaugurado en 1973 y ubicado al costado del mismo, definieron una nueva visión del panorama urbano del centro; así mismo, fue el edificio más alto de Lima hasta el año 2011 en que se inauguró el Hotel Westin. Por otro lado, el surgimiento de nuevas centralidades comerciales y financieras hacia el sur de la ciudad, como Miraflores y San Isidro, determinaron la aparición de nuevos edificios en altura, tanto para vivienda como para oficinas y hoteles, como el Cesar Hotel en Miraflores (hoy “Casa Andina”, en el cruce de la Paz y Diez Canseco), con 18 pisos, inaugurado en 1976 y diseñado por Enrique Soane y Ricardo Malachowski (10); o el Edificio de PetroPeru, inaugurado en 1973, que con sus 82 metros de altura (11), seria de las primeras torres del centro financiero de San Isidro.

Conjunto del Centro Cívico de Lima y el Hotel Sheraton.
Foto de Jose Barandearan en Panoramico

Desde la década del 50 hasta mediado de los años 70, la arquitectura “vertical” de la ciudad se orienta a los usos de oficinas con servicios terciarios, hoteles y edificios estatales, especialmente ministerios, cuya arquitectura mostraba el poder político de un estado nacionalista y jerárquico (sobre todo durante los gobiernos del general Manuel Odria y Juan Velazco Alvarado, en la que se construyeron el Ministerio de Educación y el Centro Cívico). Por otro lado, el proceso de expansión del Skyline de manera dispersa, disgregada y fragmentada hacia el sur de la ciudad, disminuye durante la década del 80 debido a la gran crisis económica y social que se vivía en ese momento en el país.

Edificio de PetroPeru. JJC

Con el cambio del modelo económico realizado en 1990 hacia el neoliberalismo y la apertura del mercado peruano al mundo, los flujos de intercambio comercial crecen, reactivando economías como las primarias (minería), secundarias (como la construcción) y de servicios (turismo), esto acompañado de un boom inmobiliario que se inició a finales de la década del 90, generó la construcción de nuevos edificios de oficinas, hoteles, viviendas multifamiliares y nuevos centros corporativos en distintas zonas de la ciudad. Este proceso se ha consolidado en los últimos 10 años, tanto en las zonas tradicionales del San Isidro y Miraflores, como en los nuevos centros financieros que están surgiendo en la ciudad (la zona del Derby y el Polo en Santiago de Surco), mientras que en el centro de Lima, algunos de los antiguos edificios de los años 20 y 30, se están reciclando y reutilizando para usos de oficinas y vivienda. De esta forma, entre 1990 y 2007 se construyeron 30 edificios mayores de 50 metros y 12 de 40 a 50 metros; es decir el promedio de altura no fue tan elevado. Sin embargo, algunos de ellos podrían calificase de “rascacielos” para los estándares de Lima. En este sentido, uno de los símbolos de la Lima Moderna fue la Torre Interbank, inaugurada en el emblemático 2000, con un área total de construcción de 45 mil metros cuadrados, 20 pisos y 88 metros de altura máxima. El diseño fue del arquitecto Hans Hollein. Funciona como sede principal del Banco Interbank y se ubica en el cruce de las avenidas Javier Prado y Paseo de la Republica (13).

Torre Interbank. La plaza Peru

Dentro de este boom constructivo, en Mayo del 2011 se Inaugura el Hotel Westin, con 120 metros de altura, esta junto con las torres Begonias, de la misma altura e inaugurada dos años después, se perfilaron como los edificios más altos de Lima y del Perú, quitándole el puesto al Centro Cívico. De esta forma, estas construcciones transformaron el perfil urbano del centro financiero de San Isidro, convirtiendo el cruce de la avenida Javier Prado y la Vía Expresa en un punto de referencia importante dentro del Skyline de Lima. Por otro lado, hacia el este de la Javier Prado y cerca al cruce con la avenida Aviación en San Borja, se inaugura  la nueva sede del Banco de La Nación, en octubre del 2015, con sus 138 metros de altura (12), ubicándose en una de las zonas culturales más importantes de la ciudad (conformada por la Biblioteca Nacional, el Teatro Nacional y el Ministerio de Cultura), constituyéndose de esta manera no solamente como el edificio más alto del Perú, sino también como un nuevo hito dentro del panorama urbano de Lima.

Vista de la Torre Begonias y el hotel Westin.
Al fondo el edificio de Interbank. Skyscrapercity
Nueva sede del Banco de la Nación.
Actualmente es el edificio mas alto del País.
Foto Dante Piaggio en el Comercio

Los futuros proyectos de rascacielos en la ciudad (como las siete torres del complejo de oficinas del Cuartel San Martin en Miraflores, cuyo edificio más alto llegaría a los 202 metros de altura) y la consolidación de la Vía Expresa y la avenida Javier Prado como los nuevos ejes de edificaciones en altura, marcaran la pauta en la conformación del Skyline limeño. Sin embargo, el crecimiento disperso y discontinuo de estos edificios, sumado a una arquitectura que no llega a construir del todo una identidad urbana propia, o mejor dicho arquitecturas que podrían estar en cualquier parte del mundo pero que no trasmiten elementos propios del lugar, seguirían definiendo un panorama urbano fragmentado y sin una imagen apropiada de ciudad para ser mostrada al mundo. Si aplicamos nuevamente las teorías de Attoe a nuestra realidad, podemos ver que el simbolismo colectivo no es tan sólido ya que la población actual de Lima es demasiado diversa cultural y socialmente, existiendo cientos de imaginarios o ideales urbanos, por lo que la construcción del Skyline respondería solamente a ciertos grupos empresariales, los mismos que muestran mediante su arquitectura el indicador social asociado al poder económico que estos pueden tener. Directa o indirectamente, también refleja la pujanza de muchos sectores de nuestra sociedad urbana en estos últimos años de prosperidad económica. No obstante, al ser nuestra población muy diversa como lo mencione antes, esta no se siente identificada con la imagen arquitectónica y urbana que trasmiten estos edificios o simplemente han terminado aceptándolo como parte de su entorno urbano. En cuanto al tema de la orientación, no muchos edificios de Lima sirven como hitos urbanos que sean guías para las personas, como la torre del Centro Cívico, el edificio de Petroperu en San Isidro o la torre del Ministerio de Industria ubicado en el mismo distrito (con su arquitectura brutalista y su remate en forma de sombrero cuadrado). De esta manera, muchos de los edificios de Lima pasan desapercibidos para algunas personas o simplemente no existen dentro del imaginario urbano de la ciudad.

Fuentes:
(1) Landin, Jose Manuel. “Entendiendo el Skyline de las Ciudades”. Blog Mi Diario Urbano. 11 de octubre 2012. Link: midiariourbano.blogspot.mx
(2) Ibid.
(3) Ibid.
(4) UNESCO. Historic Centre of San Gimignano. UNESCO – Word Heritage Convention. Link: Whc.unesco.org
(5) Saenz, Isac. “Cartografías Verticales: Skyscrapercity.com, el Espacio Digital y el Skyline de Lima”. Crónicas Cartográficas: Historia Urbana y Cartografía. 8 de diciembre 2009. Link: crónicascartograficas.wordpress.com
(6) Orrego Penagos, Juan Luis. “Rascacielos Historicos de Lima”. Blog de Juan Luis Orrego Penagos. 02 de diciembre 2014. Blog.pucp.edu.pe
(7) Garcia Bryce, Jose. “La Arquitectura en el Virreinato y la Republica”. Historia del Perú. Tomo IX. Editorial Juan Mejia Baca. 1980. Pag. 135
(8) Orrego Penagos, Juan Luis. Op. cit
(9) Ibid.
(10) Ibid.
(11) El Comercio. “El Monumental Edificio de Petroperú”. Diario el Comercio. 23 de abril del 2014.
(12) COSAPI. “Nueva Sede del Banco de la Nacion”, Link: www.cosapi.com.pe
(13) Orrego Penagos, Juan Luis. “Rascacielos Historicos de Lima”. Blog de Juan Luis Orrego Penagos. 02 de diciembre 2014. Blog.pucp.edu.pe