viernes, 25 de septiembre de 2015

Planificación Territorial en los Andes. Los Valles de la Costa hasta la Dominación Inca


Para este mes de Septiembre, finalizo esta serie de artículos sobre la planificación urbana en los valles de la costa durante las épocas prehispánicas, explicando en esta oportunidad los procesos de transformación de estos espacios geográficos en las periodos más tardíos, desde el siglo VII d.C. hasta la consolidación del estado Inca en el siglo XV.

Durante el periodo Wari (600 d.C. – 1000 d.C.) los desarrollos regionales tempranos entran en decadencia y desaparecen, surgiendo una nueva civilización que dominaría gran parte de los andes centrales. Los Wari, se extendieron desde Lambayeque en el norte hasta el Cusco y Arequipa en el sur, creando una nueva forma gobierno de corte civil o seglar y de mayor relevancia política. (1) El enorme peso que antes tuvieron la religión y la arquitectura publica ceremonial fue dando paso a formaciones que estuvieron sustentadas por un eficiente aparato administrativo, que les permitió ampliar la base productiva mediante obras públicas e instaurar una economía de mayor énfasis redistributivo, sin olvidar por esto la organización del ejercicio de la guerra como importante componente del poder. (2)

Esta nueva forma de gobierno permitió desarrollar una planificación distinta del territorio y de los centros urbanos. A diferencia de los periodos anteriores donde los grandes complejos ceremoniales eran los centros gravitantes de los asentamientos urbanos y por ende del valle en su conjunto, en este periodo, se empiezan a desarrollan grandes complejos administrativos y residenciales para los gobernantes provinciales. Sin embargo, las intervenciones urbanas de los Wari en los valles de la costa fue bastante escasa y se reduce a un número pequeño de enclaves ubicados estratégicamente en las cabeceras de los conos de deyección de algunos valles importantes como una forma de control de la producción agrícola.

Estos centros administrativos tenían una organización en base a barrios y sectores circundados por altos muros, cada uno de estos tenía una forma casi ortogonal o trapezoidal, y contenían un sistema de plazas regulares y recintos usados con fines residenciales o para almacenamiento de productos agrícolas, no obstante, existe una diferencia entre los asentamientos que se construyeron en las zonas alto andinas que tenían una configuración completamente regular, con las de la costa que estaban definidas con patrones más irregulares y desordenados, como el caso de Cajamarquilla en el valle del Rímac, producto probablemente de la influencia urbana de los periodos anteriores. Otro caso curioso es el de Pachacamac en el valle del Lurín, cuyo origen se da durante los Desarrollos Regionales, con una organización completamente distinta a la de Wari, no solamente por su arquitectura y urbanística, sino también por su función de carácter religioso, constituyéndose en un santuario que tubo influencia en gran parte de los valles de la costa.

Aerofotografia de Cajamarquilla. Google Earth
Plano de Pachacamac. Dibujo Lizardo Tavara

Estos asentamientos estaban conectados a una red de caminos transversales y longitudinales que articulaban otras regiones de la cultura Wari y que servían para el intercambio de productos, el movimiento de tropas y la fuerza laboral. Este sistema fue la primera red caminera que abarcó todo los andes centrales y es muy probable que haya sido utilizado posteriormente por los incas para su expansión.

En cuanto a la planificación del territorio de los valles costeños, no se conoce muchas intervenciones de los Wari respecto al crecimiento de la frontera agrícola, es muy probable que se haya mantenido casi inalterable la organización territorial de los valles desde el periodo de desarrollos regionales, salvo la construcción de algunas obras hidráulicas en lugares donde se permitió mejorar la capacidad de producción.

En el periodo de los Estados Regionales Tardíos (1100 d.C – 1450 d.C.), tras la caída del dominio Wari en los andes, surgen nuevas culturas regionales que se desarrollan sobre todo en la costa norte y central, los más conocidos son Lambayeque y Chimú, estados caracterizados por una compleja organización jerárquica política y social muy definida. Otros estados más pequeños surgen más al sur como Chancay, Ychma o Pachacamac en la comarca de Lima; Huarco en el valle de Cañete; y Chincha en los valles de la región sur (3).

Durante esta época, la planificación territorial de los valles costeños se intensifica, se conoce diferentes casos notables de expansión de la frontera agrícola, que van mucho más allá de los limites naturales impuestos por las márgenes de los valles. Entre los casos más destacados podemos mencionar el de las notables obras que se proyectaron como sistemas de articulación intervalles, como es el caso del célebre canal la Cumbre, de la época Chimu, que con un recorrido de unos 80 km, Llevaba aguas de la cuenca del valle del Chicama al Moche, permitiendo el incremento de aguas del sistema de canalización en este último y, al mismo tiempo, el desarrollo de una serie de sistemas de irrigación y de campos de cultivo en las pampas hasta entonces eriazas de la Esperanza, Quebrada del Oso, etc. Algo semejante acontecía en los valles de Lambayeque, donde mediante la construcción de los canales Taymy y Racarrumi se posibilitaba la interconexión entre ellos, lográndose así el desarrollo del complejo de valles agrícolas más extenso de la costa peruana. Existen también otros casos relevantes en la costa central y sur, como el canal de Surco en el valle del Rimac, los canales elevados que permiten irrigar el tablazo Chincha Alta en el valle de Chincha, y el canal de la Achirana en el valle de Ica. (4)

Reconstrucción hipotética de los valles costeños
en el periodo de los Estados Regionales Tardíos.
Dibujo Jose Canziani 2007
Mapa del sistema de canales intervalle.
Entre el valle del Moche y el valle de Chicama.
La Libertad. Dibujo Deza 1999

Este proceso se da en paralelo con un desarrollo urbanístico notable, sobre todo en los valles de la costa norte, donde surgen nuevos e importantes centros administrativos de gran magnitud, ubicados estratégicamente en zonas cercanas al valle sin ocupar el suelo agrícola; uno de los sitios más importantes por su tamaño e influencia territorial es Chan Chan en el valle de Moche, principal centro de la cultura Chimú. Este gran asentamiento de aproximadamente 141.77 ha (5) está conformado en su parte central por un patrón casi irregular de diez complejos políticos administrativos. Cada uno de estos complejos tiene una forma rectangular con espacios para audiencias, depósitos y ambientes funerarios. En los alrededores, y muchas veces entre las ciudadelas y los complejos arquitectónicos monumentales, se encuentran grandes extensiones con estructuras construidas con materiales perecederos y que corresponden a lo que se conoce como “barrios populares” (6), espacios de viviendas que se extiende en más de un kilómetro cuadrado y que albergó aproximadamente 30,000 habitantes (7) y en la que habitaban artesanos y servidores del soberano, así como gentes de otros lugares que venían a Chan Chan. (8)

Aerofotografia de Chan Chan. Google Earth
Aerofotografia del complejo Tschudi. Chan Chan. Google Earth

Otros complejos importantes son Tucume y Batan Grande en Lambayeque, Pacatnamú en el valle de Jequetepeque, Manchan en el valle de Casma, Huaral viejo y Pisquillo Chico en el valle de Chancay, Maranga Chayavilca y Armatambo en el valle del Rímac, Pachacamac en el valle del Lurín, y finalmente La Centinela de Tambo de Mora en el valle de Chincha.


Maqueta del centro administrativo de Tucume.
Museo de Tucume. Foto Enrique Cortes
Aerofotografia de Pacatnamu.
Valle de Jequetepeque. Google Earth

Durante el periodo Inca (1450 d.C. – 1532 d.C.), los estados costeños fueron cayendo uno por uno ante el avance conquistador del Tahuantinsuyo, asegurando su sometimiento “pacifico” o su desarticulación en caso de que su rebeldía o poder atentara contra el establecimiento de la pax inca. (9)

La presencia de esta civilización en los valles de la costa, no altero mucho la organización urbana y territorial de estos espacios, algunos centros urbanos como Pachacamac, fueron mantenidos cuando eran funcionales a la presencia inca, otorgándoles determinados niveles de autonomía y limitándose las intervenciones a la inserción de algunas edificaciones o a la remodelación de determinados sectores del asentamiento o, inclusive, a una simple adecuación de ciertos edificios preexistentes (10), en el caso de Pachacamac, se construyeron la estructura piramidal dedicada al sol y el Acllahuasi, o casa de las mujeres escogidas. En otros casos, como Chan Chan, luego de la estrategia inca que conduce a la desarticulación política del estado y la nobleza chimú, la ciudad languidece y habría sido condenada al abandono (11).


Aerofotografia de Incahuasi. Valle de Cañete. Google Earth
Aerofotografia de Tambo Colorado. Google Earth

Por otro lado, los incas construyeron muy pocos asentamientos urbanos, muchos de los cuales eran centros administrativos o tambos, estos últimos conocidos como lugares de albergue y acopio de alimentos. Entre los más conocidos están Inkawasi en el valle de Cañete, cerca de Lunahuaná, y Tambo Colorado en el valle de Pisco. Estos asentamientos estuvieron conectados con un sistema de caminos longitudinales y transversales que partía del Cusco, conocido como el Capac Ñan o camino real de los incas. Uno de sus ramales atravesaba tanto toda la costa peruana como la del norte y centro de Chile, desde Tumbes hasta el rio Maule, integrando todos los valles existentes. Restos del camino aún se pueden observar en Lambayeque entre la zona de Sipan en el valle de Reque y el rio Saña; es muy probable también que parte de la vialidad urbana de Lima Metropolitana sea parte del Capac Ñan costeño, como las actuales Vía expresa del Paseo de la Republica y la Avenida Tomas Marzano, caminos que conectaban los principales asentamientos del valle del Rímac con Pachacamac en el valle de Lurin.


Fuentes:
(1) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 313
(2) Ibíd.
(3) Ibíd. Pag 349
(4) Canziani, José. “Paisajes Culturales y Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5, Arquitectura y Ciudad. Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 25 – 26
(5) Morales Chocano, Daniel. “Historia Arqueologica del Peru (del Paleolitico al Imperio Inca)”. Compendio Historico del Peru, Volumen 1. Editorial Milla Batres. Pag. 468. En la presente publicación, el dato del área de Chan Chan está en metros cuadrados (1’417,725)
(6) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 371
(7) Morales Chocano, Daniel. Loc Cit
(8) Ibid.
(9) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 439
(10) Ibid.
(11) Ibid. Pag. 440

viernes, 28 de agosto de 2015

Planificación Territorial en los Andes. Los Valles Costeños hasta el Siglo VII d.C.


Para este mes de Agosto he querido continuar escribiendo sobre la planificación urbana en los andes, explicando el proceso de transformación de los valles costeños entre el periodo Arcaico hasta la época de los Desarrollos Regionales.

A principios del Holoceno, aproximadamente entre el 7000 a.C. al 5000 a.C. coincidiendo con el inicio del Arcaico temprano, se produce una serie de cambios climáticos en toda la costa peruana. El clima extremadamente húmedo, caluroso y lluvioso fue desapareciendo, la corrientes marinas cálidas del océano pacifico se fueron desplazando hacia el norte y fue remplazada por una corriente más fría, generándose la desertificación de toda la costa, ocasionando que los bosques y arbustos desaparezcan, al igual que la flora y fauna, quedando solamente algunas vegetaciones de lomas y pequeños bosques precordilleranos que aparecerían sobre todo en los periodos invernales. Sin embargo, el mar frio de la corriente peruana trajo consigo una abundante cantidad de especies marinas mucho más extensa que en épocas anteriores. Estos cambios afectaron bastante a los cazadores recolectores de la costa en su hábitos de vida, obligándolos a ubicarse en ciertos espacios específicos para la recolección (aquellas zonas que no habían sido afectadas por la desertificación) como los puquiales, riveras de los ríos y algunas lomas; en estos lugares, fueron creando nuevas técnicas para domesticar y cultivar ciertas plantas, frutos y tubérculos, observando la germinación y fructificación de ciertas especies. Esto obligó a los cazadores recolectores a tener una vida más sedentaria, convirtiéndose en horticultores seminomades, quedándose mucho más tiempo en los lugares donde antes solo cazaban y recolectaban. Otro lugar donde se empezó a desarrollar un sedentarismo mucho más fuerte fue en el litoral, la abundancia de recursos marinos que tenía el mar generó el desarrollo de economías extractivas para el consumo de estos pobladores, los mismos que se fueron asentando poco a poco en las playas cerca a los valles.

Para el año 5000 a.C. este proceso de asentamiento y sedentarismo se va consolidando poco a poco en toda la costa peruana. Según José Canziani, en las primeras fases del Arcaico (5000 a.C. al 2500 a.C.) las comunidades costeñas estaban orientadas básicamente a una economía que dependía fuertemente de la pesca y la extracción de los recursos marinos, combinada con la recolección en las lomas y el desarrollo de una incipiente horticultura (1). Estas actividades agrícolas se dieron en principio aprovechando tierras naturalmente inundadas en las márgenes de las riberas de los ríos, o en determinadas zonas húmedas por la proximidad superficial de la napa freática. No se puede excluir que como parte de estas prácticas de agricultura incipiente se utilizaran primitivas formas de riego, las que podrían haber constituido los primeros rudimentos de los posteriores sistemas de irrigación artificial (2).

Reconstrucción hipotética del valle costeño
durante el periodo arcaico (5000 a.C. - 1800 a.C)
Dibujo José Canziani

En cuanto a las formas de asentamiento, se estarían registrando en estas regiones el transito gradual de campamentos cada vez más prolongados, hacia el establecimientos de aldeas con una ocupación estable y de mayor permanencia (3). Los estudios de Michael Moseley y Carlos Williams sobre las primeras aldeas sedentarias, visualizan una primera ocupación en todo el litoral, como ya habíamos mencionado antes, especialmente en la costa central, asociadas a la extracción de recursos marinos. Estas se ubicaban de manera lineal con distancias entre 7 a 10 km una de la otra, y cuyos habitantes fluctuaban entre 10 y 20 familias (4), restos de estas aldeas las encontramos en los sitios arqueológicos de Ancón y en la ladera sur del Morro Solar en Chorrillos, frente a la playa la Chira. Otras aldeas ubicadas más al interior asociadas a la horticultura y a la transformación y consumo de productos marinos son La Paloma y Chilca, ambas situadas al sur de Lima.

Reconstrucción del recinto cuadrangular de
Cerro Paloma.
Reconstruyendo el Perú Milenario

Durante el Arcaico Tardío (2500 – 1800 a.C.), los cambios sociales y económicos en el proceso de sedentarización de los habitantes de la costa se hace cada vez más rápido y profundo. El énfasis en la pesca y la extracción de recursos marinos se ven acompañados de un incremento de las especies cultivadas y una creciente importancia de estas en la alimentación y la provisión de importantes insumos para la elaboración de instrumentos y el desarrollo de una serie de procesos productivos. Estos nuevos niveles de desarrollo económico estarán acompañados por la aparición de nuevas formas de organización social en el seno de las comunidades, los que conducirán a un incipiente proceso de diferenciación social. Todo este complejo proceso se manifiesta de manera patente en el aumento de los asentamientos aldeanos y, en especial, con el surgimiento y creciente importancia que asumirá en ellos la arquitectura pública. (5) De esta forma, en algunas de las aldeas tanto del litoral como del interior de los valles surgen edificaciones especializadas en actividades tanto de tipo administrativo como de culto donde residía probablemente una elite que dirigía a la comunidad, en muchos casos, estos complejos arquitectónicos estaban separados de las áreas de vivienda, probablemente por un asunto de diferenciación social, como podemos ver en el sitio arqueológico de Bandurria, ubicado en la provincia de Huaura en el departamento de Lima. En otros casos, estas edificaciones llegaron a tener grandes dimensiones, consolidándose como grandes centros administrativos y religiosos, como el caso de Caral en el valle de Supe, al norte de Lima, donde un sistema de edificios piramidales y plazas circulares, definen una organización concéntrica y anular alrededor de un gran espacio abierto.

Plano del sitio arqueológico de Caral.
dibujo Proyecto Especial Arqueológico Caral Supe
Sito arqueológico de Caral. El templo mayor. Lima Discovery

En cuanto a la planificación territorial y agrícola de los valles costeños, al consolidarse el sedentarismo como forma de vida en las comunidades costeras, estas dan inicio a un proceso de transformación sustancial de ciertos sectores del paisaje natural, donde con una tecnología relativamente sencilla se pudiera establecer presas simples, asociadas a bocatomas y desarrollar sistemas de canalización no muy extensas para habilitar tierras de cultivo bajo riego. Este proceso mayormente se verificaría en el cuello de muchos valles, donde gracias a su especial topografía y con técnicas relativamente sencillas se pueden establecer bocatomas y desplegar canales pequeños y medianos. Dado que su trazo por las márgenes del valle se desarrolla por zonas donde las pendientes son bastantes acentuadas, esto permite alcanzar rápidamente un nivel más elevado de los campos a irrigar. Este proceso que se verificaría mayormente en las partes altas y medias – aunque no es de excluir que interesara también ciertos sectores de sus partes bajas –,debió estar restringido a ciertas zonas de los valles, no solamente por el limitado desarrollo de las tecnologías hidráulicas que se disponían en ese entonces, si no también en la medida que las nacientes entidades políticas no habrían estado aun en capacidad de movilizar una gran fuerza de trabajo para la ejecución de estas obras y asegurar su mantenimiento periódico, así como contar con el complejo aparato que les permitiera administrar y regular la distribución del agua de regadío entre la comunidad de agricultores. (6)

Reconstrucción Hipotética del valle costeño
durante el periodo Formativo (1800 a.C. - 200 a.C.).
Dibujo José Canziani

Durante el Periodo Formativo (1800 a.C. – 200 a.C.), este sistema de planificación territorial y agrícola se mantiene casi inalterable, al igual que las formas de organización política y social (comunidades y sociedades teocráticas que se asientan en cada uno de los valles costeños), sin embargo, es en este periodo donde la arquitectura publica adquiere connotaciones monumentales, con la construcción de grandes complejos ceremoniales, ubicados en lugares estratégicos de los valles y separados de las aldeas. Estas construcciones se desarrollaron tanto en la costa norte como en la costa central y el sur chico, dándose en paralelo a un aumento considerable de las aldeas, ubicándose estas especialmente cercanas a las zonas de producción que ya desde el Arcaico Tardío se fueron consolidándose, las cuales llevarían a la conformación de los valles agrícolas. (7) En algunos casos, tanto las aldeas como las zonas de producción agrícola se ubicaban en el cuello del cono de deyección de los valles (entre el valle medio y el bajo) como el caso del valle del Viru en la Libertad, en otros casos se concentraban en el valle bajo donde empezaron a desarrollar los primeros canales como el caso del valle de Chincha en Ica. (8) Estos dos elementos de la planificación territorial (aldeas y centros ceremoniales) formaban un sistema integrado donde los complejos dedicados al culto eran a la vez los centros de gestión y administración del territorio, y las aldeas los lugares de residencia de la comunidad que labraba la tierra y desarrollaban otras economías asociadas a la agricultura (alfarería, carpintería, etc.), todas unidas por un sistema de caminos con una configuración casi longitudinal a lo largo del valle, el mismo cuyas zonas productivas para la actividad agrícola no eran urbanizadas, por lo que las aldeas y los centros ceremoniales se ubicaban casi en los bordes del valle mismo.

Plano del valle del Chincha con los sitios arqueológicos del Formativo
y la época de los Desarrollos Regionales. Cinabrio blog

La arquitectura de los complejos dedicados al culto se caracterizaba por tener formas regulares y simétricas, como Huaca Lucia y Purulen en Lambayeque, o formas más alargadas con una secuencia de plazas y recintos como Las Aldas y Sechin en la costa de Ancash y finalmente formaciones en U, como la huaca de los reyes en el valle de Moche o el conjunto de templos que se desarrollaron en la costa central (entre Huacho y Lurín), todas estas con un patrón bastante repetitivo (un edificio central con dos brazos laterales y un gran espacio abierto al centro) y con una orientación constante hacia el norte – este, dándose un fenómeno arquitectónico muy interesante. (En un próximo artículo hablare con más detalle de esta tipología de templos).

Plano del sitio arqueológico de las Aldas. Ancash.
Perú antiguo
Aerofoto del templo en U del Paraíso. Google Earth

En el periodo de los Desarrollos Regionales Tempranos (200 a.C. – 600 d.C.), Surgen en determinados valles de la costa norte y central formaciones sociales cuyo mayor nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y organización política de carácter estatal les habría permitido emprender ambiciosas obras públicas, con el desarrollo de grandes canales principales a lo largo de los márgenes de los valles o a través de sus planicies aluviales, y gracias a los cuales fue posible extender la irrigación de los cultivos a las partes medias y bajas de los valles, es decir a las zonas que por su gran extensión conformaron las mayores áreas de producción agrícola. (9) Un ejemplo de esto lo vemos en la creación del sistema de canales del valle bajo del Rimac, construido por la cultura Lima entre los años 200 d.C al 700 d.C., el cual permitió extender de manera sustancial el área agrícola en todo el cono de deyección y cuyos vestigios forman parte de la actual red de agua y desagüe de Lima Metropolitana, como los canales Huatica, Maranga y Magdalena.


Reconstrucción Hipotética del valle costeño durante
los Desarrollos Regionales (200 a.C. - 600 d.C.).
Dibujo José Canziani
Plano del sitio arqueológico de Maranga.
Dibujo José Canziani 1987

Paralelamente, estos desarrollos culturales (como los Moche en el norte, la cultura Lima en la costa central y los Nasca en el Sur), continuaron con la construcción de grandes complejos ceremoniales y administrativos como centros importantes dentro del territorio, pero a diferencia del periodo anterior, estas edificaciones tenían forma de grandes pirámides con rampas que las bordeaban, y un sistema de patios en la parte superior de la edificación (ejemplo de esto lo vemos en el caso de Pampa Grande en Lambayeque, la Huaca del Sol y la Luna en el valle del Moche, el complejo Maranga en el valle del Rímac, la primera etapa de Pachacamac en el valle de Lurín o Cahuachi en Nazca). En muchos casos, estos complejos estaban rodeados de pequeñas áreas con unidades de habitación hasta grandes áreas residenciales con patrones de organización casi irregulares, donde vivían tanto los artesanos como la clase guerrera que estaba al servicio de la elite sacerdotal que ejercían el poder, conformándose verdaderos centros urbanos importantes.


Fuentes:
(1) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 61
(2) Canziani, José. “Paisajes Culturales y Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5, Arquitectura y Ciudad. Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 22
(3) Canziani, José. Op. Cit. Pag. 62
(4) Agurto, Santaigo. “Lima Prehispanica”. Municipalidad de Lima Metropolitana. 1984. Pag. 48
(5) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 64
(6) Canziani, José. Op. Cit. Pag. 23 - 24
(7) Canziani, José. Op. Cit. Pag. 95
(8) Ibid. Pag 96
(9) Canziani, José. “Paisajes Culturales y Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5, Arquitectura y Ciudad. Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 25

martes, 28 de julio de 2015

Planificación Territorial en los Andes. Los Valles de la Costa en la época lítica


Continuando con el tema de la planificación territorial en los andes peruanos, voy a explicar en esta ocasión el proceso de asentamiento de los valles de la costa realizada por el hombre durante la época prehispánica, empezando por el periodo lítico (13000 a.C. – 7000 a.C.), siguiendo la secuencia cronológica de Luis Lumbreras (1981) (1); ya el mes pasado y a manera de introducción al tema, hice una descripción de las características geográficas y espaciales del valle costeño, de tal forma que se comprenda mejor los fenómenos de transformación que se dieron en el lugar.

La formación de la estructura urbana y rural en estos espacios rivereños se dio a lo largo de miles de años, desde la aparición de los primeros cazadores recolectores nómades en el periodo lítico hasta la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI. Esta transformación se dio de manera lenta y compleja, una serie de pueblos se fueron asentando de manera sucesiva en cada uno de los valles, generalmente habían dos o hasta tres espacios culturales que ocupaban todo el largo de esta, asentándose en los diferentes niveles que tenía (valle alto, medio y bajo); cada una de estas pequeñas culturas se fueron organizando primero provisionalmente con campamentos y aldeas, para luego quedarse permanente, formando un sistema de poblados interconectados por una serie de caminos. A su vez, estos se conectaban a uno o dos complejos urbano - arquitectónicos importantes, centros que organizaban el territorio, generalmente utilizados como edificaciones para actividades religiosas y/o administrativas, y en la cual probablemente habitaba una elite que gobernaba cada uno de estos pueblos. El área agrícola se formó en las planicies y el cono de deyección, cuyo suelo aluviónico era rico en limos, siendo propicio para sembrar y cosechar; para extender la frontera agrícola se construyó un sistema de canales de regadío que llevaban las aguas de los ríos desde las partes altas hacia las bajas, proceso que duro siglos en consolidarse, convirtiendo a los valles en pequeños oasis en medio del desierto costeño, con una producción lo suficientemente grande para alimentar a todos sus habitantes. Por otro lado, las actividades económicas no se dieron de manera homogénea, según el lugar donde se asentaban los pobladores, estos fueron desarrollando distintos procesos de extracción y producción; de esta forma, los que se asentaron en las playas del litoral se dedicaron a la pesca y recolección de productos marinos, los del valle bajo a la agricultura intensiva y los del valle medio y alto a la agricultura y ganadería; curiosamente se dio un fenómeno simbiótico entre los diferentes pueblos de manera longitudinal, que consistía en el intercambio de productos, de tal forma que los habitantes de las partes medias y altas consumían el pescado del mar, y los del valle bajo y el litoral los productos agrícolas y la lana de las zonas altas, formándose una cadena productiva y económica muy importante. Estos fenómenos y procesos de transformación han sido estudiados por varios arquitectos y arqueólogos en los últimos cincuenta años, tenemos así los trabajos de Carlos Williams, José Canziani, Santiago Agurto, y Roger Ravines, en cuyas publicaciones detallan tanto el proceso de trasformación de la estructura económica y social, como la organización morfológica y espacial de los asentamientos urbanos y los complejos arquitectónicos ceremoniales y administrativos. A continuación hare una descripción un poco más detallada de este proceso empezando por el periodo lítico.

Reconstrucción hipotética de un valle costeño
en el periodo de los Desarrollos Regionales (100 a.C. - 900 d.C.).
Dibujo Jose Canziani
Sistema de planificación longitudinal del valle costeño
en la época prehispánica.
Dibujo Marta Vilela Malpartida

La primera ocupación de los valles costeños se da aproximadamente hacia el año 13000 a.C., en la etapa final del Pleistoceno e inicios del Holoceno (2), durante el llamado periodo Lítico Andino, por grupos de cazadores recolectores que vivían en estado nómade. Según los estudios de Santiago Uceda, Canziani y más recientemente los de Elmo Leon, estos cazadores formaban parte de comunidades bastante definidas, los mismos que se caracterizaban porque usaban puntas de piedra bien alargadas y pedunculadas (3). Estos se asentaron en gran parte de los valles y planicies de la costa peruana, quedando demostrado su ocupación por la cantidad de yacimientos arqueológicos donde se han encontrado artefactos líticos con las características mencionadas, especialmente en la costa norte y central. A estos grupos se les conoce en conjunto como cultura paijanence, ya que fue en Paijan, en el valle de Chicama, donde se descubrieron los primeros vestigios asociados a estas sociedades humanas.

Puntas de piedra de estilo Paijanense
encontradas en la Pampa de los Fósiles.
El Rubio Kna Arbiter Elegantiarum

La imagen y el paisaje de la costa peruana a finales del Pleistoceno era muy diferente a la actual, según Santiago Agurto, en esa época se llevaba a cabo la última de las grandes glaciaciones del periodo y en toda la costa existía una fuerte humedad y abundantes recursos hídricos. La costa norte del Perú era prácticamente una sábana tropical, bañada frecuentemente de lluvias de tipo monzónico y dotada de numerosos lagos y lagunillas, donde polulaba una numerosa fauna, tanto terrestre como acuática, entre las que destacaban los megaterios, mastodontes, milodontes, esmilodontes, gigantescos lagartos, caballos primitivos y antepasados de los camélidos actuales y, por supuesto, muchos animales menores e incontables aves. (4) Estas condiciones de vida se dieron no solo en el extremo norte de la costa sino también bastante más al sur, pues en el departamento de La Libertad, en la Pampa de los Fósiles (5), se han encontrado restos de dicha fauna, tanto como en los yacimientos de brea en la zona de Talara. (6) En el resto de la costa, si bien las condiciones reinantes no tenían las características tropicales de las zona norte, en la que influyo notablemente un avance hacia el sur de la Corriente del Niño, el clima de sitios como Lurín (7) era bastante húmedo y sus extensas planicies estuvieron regadas, hasta hace 9000 años, por ríos que permitían las existencia de una rica flora y abundante fauna. (8) Este contexto climático y geográfico permitió que existiera una gran cantidad de recursos alimenticios suficientemente abundante para la recolección y la caza por parte de estas comunidades para su sustento diario.

Las consecuencias de las glaciaciones en los andes peruanos, eran por un lado un clima frio con grandes tempestades de nieve en la sierra, y un clima húmedo y lluvioso en toda la costa, y por el otro, según los estudios de Elmo León Canales, una disminución del nivel del mar en todo el litoral peruano, producto de la solidificación de las masas acuáticas en los océanos (glaciales) que generaron una reducción del volumen líquido. (9) si bien no hay estudios sobre las variaciones del nivel del mar tanto en el Perú como en gran parte de Sudamérica, León asume que para el periodo lítico, el retiro del mar pudo estar entre los 60 a 50 metros por debajo del nivel actual en toda la costa peruana, este dato lo da en base al análisis de casos de otros lugares en el hemisferio norte, como la evidencia de la descarga de deshielo medida en Barbados realizada por Richard Fairbanks en 1989. (10) De esta forma, el litoral era una planicie bastante ancha y en la cual, los cazadores recolectores tuvieron suficiente espacio para poder asentarse y desarrollar sus actividades de extracción y consumo.

La ocupación del territorio por parte de estos grupos humanos se da de dos formas; la primera relacionada con la fabricación de herramientas de piedra usadas para la caza y la recolección; y la segunda para el desarrollo mismo de estas actividades, relacionadas a la extracción y consumo de alimentos. De la primera podemos ver tres tipos de asentamiento; los Campamentos, las Canteras y los Talleres (11). Los Campamentos eran los lugares donde habitaban temporalmente los cazadores recolectores y donde se han encontrado tanto material lítico y orgánico como fogones, y en algunos casos enterramientos humanos. Las Canteras eran los espacios de extracción del material lítico para la elaboración de armas para la caza, generalmente ubicados en las laderas de los cerros de las estribaciones andinas. Finalmente, los Talleres, eran los sitios donde se transformaba el material lítico extraído en artefactos como puntas de proyectil, cuchillos y otros utensilios; estos asentamientos estaban cercanos a los campamentos.

En cuanto a las actividades de caza y recolección, la ocupación del territorio se da a partir de la organización de los campamentos ya mencionados, ubicándose estos en los lados laterales de los valles, cuyas planicies actualmente desérticas eran en ese entonces ricas en vegetación. De acuerdo a los estudios hechos por arqueólogos en varios sitios paijanences a largo de la costa, se visualiza que la  organización era casi radial, existía un campamento base o principal en el centro de la planicie y varios asentamientos secundarios inmediatos a los sitios de recolección y caza, estos lugares eran las lomas de las laderas de los cerros ubicadas al este, los bosques y matorrales que estaban junto a las quebradas y causes de los ríos, y las playas ubicadas al oeste, así como los humedales y lagunas ubicadas en las partes bajas de los valles, para la pesca de los productos marinos y lacustres.

Reconstrucción hipotética de un valle costeño
en el periodo Lítico con la ubicación de
 los campamentos base y secundarios.
Dibujo Jose Canziani

Los principales yacimientos paijanences en la costa peruana son, quebrada Batan entre los valles del Zaña y Jequetepeque; quebrada Malambo, también en Jequetepeque; Pampa de los Fosiles, Pampa de Paijan y quebrada de Cupisnique entre Jequetepeque y el valle del Chicama; Quirihuac y Ochiputur en el Valle de Moche; Casma y Huarmey en la costa de Ancash; Ancón y Chivateros, cercanos al valle del Chillon en Lima, entre otros sitios importantes.

Ubicación del campamentos base y secundarios
 en el cerro Ochiputur. Valle de Moche.
Dibujo Lucia Medina
Plano del campamento base del cerro Ochiputur.
Dibujo Lucia Medina

A manera de conclusión, podemos visualizar que la condiciones geográficas  y climáticas de finales del Pleistoceno permitieron condiciones de vida bastante benignas para los grupos humanos nómades que pudieron tanto cazar y recolectar frutos en las planicies inter valles donde había una abundante fauna y flora, como la pesca de recursos marinos en las playas; esto dio paso a una ocupación del territorio por parte de estas comunidades con patrones de asentamiento asociadas a un sistema de transformación de los recursos tanto para la fabricación de materiales y utensilios para la caza y recolección, como para el desarrollo de estas últimas como actividades de extracción, proceso que se da para el primer caso de manera longitudinal (Este – cerros – canteras, centro oeste – planicie – talleres – campamentos) y para el segundo de manera radial (lugares de recolección – campamentos secundarios – campamentos base), siendo el campamento base el lugar final para el consumo y el hábitat de estos grupos humanos.

Fuentes:
(1) Existen dos secuencias cronológicas para explicar el proceso de periodificación histórica de la Época Prehispánica en los andes centrales, la de John Rowe, que la divide en Horizontes e intermedios, y la de Luis Lumbreras, que es la más reciente y aceptada por la mayoría de los historiadores y arqueólogos, estos periodos se definieron en función a los periodos de unidad o diversidad cultural y nacional que se dio en el mundo andino hasta antes de la conquista española.
(2) El Pleistoceno y el Holoceno son las edades geológicas que conforman el periodo Cuaternario, la primera comienza hace 2,59 millones de años y termina por el año 10,000 a.C. y se caracteriza por ser el periodo donde se dieron las ultimas glaciaciones. El Holoceno en cambio es la última y actual época geológica tras la última glaciación de Wisconsin ocurrida hace 14,000 años.
(3) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 45
(4) Agurto, Santaigo. “Lima Prehispanica”. Municipalidad de Lima Metropolitana. 1984. Pag. 34
(5) Las Pampas de los Fósiles son unas planicies desérticas ubicadas cerca de Pacasmayo, entre el valle de Jequetepeque y el valle del Chicama, en ella se encontraron bastante restos de asentamientos temporales y utensilios de piedra del tipo “paijanence”, este lugar junto con los sitios de Paijan y Cupisnique en el valle del Chicama forman una sola unidad o complejo arqueológico integrado.
(6) Agurto, Santaigo. “Lima Prehispanica”. Municipalidad de Lima Metropolitana. 1984. Pag. 34
(7) Ibid.
(8) Ibid. Pag 35
(9) Leon, Elmo. “Origenes Humanos en los Andes Centrales”. EPTH – USMP. 2007. Pag. 48
(10) Ibid. Pag 49
(11) Canziani, José. “Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 45

martes, 23 de junio de 2015

Planificación Territorial en los Andes. La Geografía de la Costa Peruana


Como he comentado muchas veces en algunos artículos del Blog, la planificación urbana en el Perú está pasando por una crisis muy profunda debido básicamente a dos factores importantes; por un lado, existe un desconocimiento absoluto del territorio al momento de organizarlo, y por el otro lado, la implementación de modelos urbanos ajenos a nuestra geografía y realidades culturales a lo largo de la historia, lo que ha ocasionado ciudades con crecimientos desordenados, expansivos y atomizados, generando la destrucción de sus contextos territoriales y espaciales (valles, cerros, ecosistemas de lomas, etc.), principales fuentes de recursos y energía.

Esta situación nos obliga a hacer una reflexión y revisión de cómo debería o debió ser la organización territorial en los andes peruanos, un espacio geográfico de características especiales por su geomorfología, altitud, su variedad de ecosistemas y climas, definiéndolo como un territorio único en el mundo, comparado probablemente con el Tíbet en el Asia y distinto a los espacios geográficos de Europa y Norteamérica. De esta manera, el presente artículo será el primero de varios escritos sobre la planificación urbana en los andes, centrándome primero en los aspectos geográficos de la costa peruana y sus valles transversales.

Como es ya conocido, la geografía del Perú está definido por tres grandes regiones naturales; la Franja Longitudinal Costera; la Cordillera de los Andes propiamente dicha, más conocida como la Sierra; y el Bosque Tropical o Selva, cuya columna vertebral es el sistema hidrográfico del rio Amazonas que nace en los andes del sur y desemboca en el Océano Atlántico.

Foto satelital del territorio peruano. Wikipedia
Foto satélital de la costa peruana.
En color crema. Wikipedia

De la primera región mencionada, y a la cual nos vamos a dedicar con bastante detalle, es un territorio alargado, que bordea todo el litoral peruano que da al Océano Pacifico; se caracteriza por tener un paisaje desértico y arenoso, con un clima tropical seco en el norte y subtropical árido con elevados niveles de humedad en el centro y sur. Lo conforma además un sistema de pequeños valles que se desarrollan de manera transversal y que se ubican rítmicamente con las planicies desérticas. Estos nacen en los puntos más altos de la cordillera de los andes, en las cumbres montañosas o en los lagos de las mesetas altiplánicas, y se caracterizan por tener una alta productividad agrícola; los valles más fértiles y grandes se desarrollan en la costa central y norte, donde en algunos casos estos están muy cerca entre sí, con distancias de 5 a 10 km, creando sistemas geográficos como la comarca de Lima, definido por los valles del Rímac, Chillón y Lurín, o la gran cuenca hidrográfica de los ríos La Leche, Chancay y Reque que conforman la provincia de Chiclayo, en el Departamento de Lambayeque. A diferencia de lo que ocurre en la costa norte, en el sur, los valles tienden a ser más escasos y sus cuencas angostas, y por ende el paisaje es muy desértico.

Desierto costero del Peru. En Nasca.
Foto Yoli Marcela Hernandez
El valle del Lurin. Lima Prehispanica UNMSM

En cuanto al litoral costero, este es bastante accidentado y se caracteriza por tener una organización continua de grandes bahías y ensenadas, conformadas por playas y separadas por pequeños morros, penínsulas y puntas que la definen; las bahías son los espacios bajos de los valles y quebradas de la costa, a donde desembocan los distintos ríos que la atraviesan.

Valles de los ríos Santa, Nepeña y Casma.
En la costa de Ancash. Google Earth
Sistema hidrográfico de los rios la Leche, Chancay y Reque.
Lambayeque. Google Earth

Haciendo un análisis más detallado de la geografía de un valle costero, este se caracteriza por tener un cause pequeño y bastante caudaloso en su caída desde la sierra, especialmente en los meses de Verano (entre Diciembre y Marzo) donde el nivel del agua se eleva debido a las lluvias que caen en la parte alta de la cuenca; sin embargo, durante el transcurso del año, el caudal del rio tiende a ser más bajo o simplemente no pasa agua.

En cuanto a su organización, el valle costeño está dividido en tres niveles bien definidos:

1) El Valle Alto, ubicado en las parte superior de la Cordillera de los Andes, sobre los 2500 y 3000 metros de altura, en el límite de la Yunga Marítima (1) y la región Quechua (2), Esta se caracteriza por tener una cuenca accidentada y en donde tanto el valle como el cauce del rio es bastante angosto, a este desembocan las diferentes quebradas que bajan por las laderas montañosas y que nacen en los las divisorias de aguas que la conforma.

Valle alto. Cuenca del río Nepeña. Foto de Ed Pax

2) El Valle Medio, espacio ubicado en la región conocida como la Yunga Marítima, entre los 500 metros y 2500 metros, y que está conformando por pequeñas planicies aluviónicas producto de un ligero ensanchamiento de la cuenca. Al igual que el valle alto, esta parte también está definida por pequeñas quebradas que llegan al cauce del rio, por ellas corren grandes aluviones de lodo y piedras durante los meses de Verano, produciendo inundaciones en las partes bajas del valle, como lo ocurrido en las áreas urbanas de Chosica y Chaclacayo en Marzo de este año.

El valle medio del río Chillón. Santa Rosa de Quives.
Foto Enrique Cortes
El valle bajo del rió Mala. Azpitia. Foto Enrique Cortes

3) El Valle Bajo, ubicado desde el nivel del litoral hasta los 500 m.s.n.m, en la franja costeña propiamente dicha. En este Lugar, se produce un ensanchamiento del valle, conformando el llamado cono de deyección y que está constituido por el rio propiamente dicho y algunos afluentes. En ciertos casos, al desembocar en el mar, este forma un pequeño delta, generándose lagunas y pantanos; en otros casos, el rio no llega al océano y termina en un sistema de lagos o simplemente se evapora en la planicie costera, un ejemplo de este último lo vemos en el caso del rio la Leche en Lambayeque. Como mencione anteriormente, el valle bajo esta delimitado por una bahía o ensenada en el litoral; en ellas y cercanas a las playas y a los morros que la conforman, se crean afloraciones naturales, como humedales, pantanos y lagunas, llamados también puquiales, cuyos suelos se inundan sistemáticamente durante todo el año, un caso conocido lo vemos en los Pantanos de Villa en Chorrillos o en las lagunas de San Pedro en Lurín. Otra ubicación de estos ecosistemas se dan entre dos cuencas hidrográficas muy próximas, como el caso de los valles del Chillón y el Rímac, donde en la confluencia de las mismas se formó hace muchos siglos un área de humedales, conocido como el puquial de Aznapuquio, hoy desaparecido, en el actual distrito de San Martin de Porres.

Cono de deyección del río Chicama. Google Earth
Los pantanos de Villa. Chorrillos. Foto Jeffreyroth

Las características geográficas de la costa peruana, sus valles y la relación de esta con el mar, determinaron una forma muy particular de planificar el territorio por parte de los antiguos hombres que habitaron estos lugares en épocas prehispánicas. Esta organización será explicada con más detalle en el artículo del próximo mes, en la cual se describirán los diferentes patrones de asentamiento urbano en el espacio andino y su transformación en el tiempo hasta la llegada de los españoles en el siglo XVI.


Fuentes:
(1) La Yunga Marítima es la segunda de las ocho regiones naturales que tiene el Perú y que fue propuesta por la tesis del geógrafo Javier Pulgar Vidal, espacio geográfico que está ubicado entre los 500 y los 2500 m.s.n.m. El dato de los 3000 metros como límite entre el valle medio y alto se basa en las especificaciones que da Antonio Brack para el valle del Rímac, en su libro Ecología y Ambientes Urbanos.
(2) La Quechua es la tercera de las ocho regiones naturales del Perú propuesta por Javier Pulgar Vidal, ubicado entre los 2500 y los 3500 m.s.n.m., región montañosa con un clima templado y seco.