Para este mes de Agosto he querido continuar escribiendo sobre la planificación urbana en los andes, explicando el proceso de transformación de los valles costeños entre el periodo Arcaico hasta la época de los Desarrollos Regionales.
A principios del Holoceno, aproximadamente entre el 7000
a.C. al 5000 a.C. coincidiendo con el inicio del Arcaico temprano, se produce
una serie de cambios climáticos en toda la costa peruana. El clima
extremadamente húmedo, caluroso y lluvioso fue desapareciendo, la corrientes
marinas cálidas del océano pacifico se fueron desplazando hacia el norte y fue
remplazada por una corriente más fría, generándose la desertificación de toda
la costa, ocasionando que los bosques y arbustos desaparezcan, al igual que la
flora y fauna, quedando solamente algunas vegetaciones de lomas y pequeños bosques
precordilleranos que aparecerían sobre todo en los periodos invernales. Sin
embargo, el mar frio de la corriente peruana trajo consigo una abundante
cantidad de especies marinas mucho más extensa que en épocas anteriores. Estos
cambios afectaron bastante a los cazadores recolectores de la costa en su hábitos
de vida, obligándolos a ubicarse en ciertos espacios específicos para la
recolección (aquellas zonas que no habían sido afectadas por la
desertificación) como los puquiales, riveras de los ríos y algunas lomas; en
estos lugares, fueron creando nuevas técnicas para domesticar y cultivar
ciertas plantas, frutos y tubérculos, observando la germinación y
fructificación de ciertas especies. Esto obligó a los cazadores recolectores a
tener una vida más sedentaria, convirtiéndose en horticultores seminomades,
quedándose mucho más tiempo en los lugares donde antes solo cazaban y
recolectaban. Otro lugar donde se empezó a desarrollar un sedentarismo mucho
más fuerte fue en el litoral, la abundancia de recursos marinos que tenía el
mar generó el desarrollo de economías extractivas para el consumo de estos pobladores,
los mismos que se fueron asentando poco a poco en las playas cerca a los
valles.
Para el año 5000 a.C. este proceso de asentamiento y
sedentarismo se va consolidando poco a poco en toda la costa peruana. Según José
Canziani, en las primeras fases del Arcaico (5000 a.C. al 2500 a.C.) las
comunidades costeñas estaban orientadas básicamente a una economía que dependía
fuertemente de la pesca y la extracción de los recursos marinos, combinada con
la recolección en las lomas y el desarrollo de una incipiente horticultura (1).
Estas actividades agrícolas se dieron en principio aprovechando tierras
naturalmente inundadas en las márgenes de las riberas de los ríos, o en
determinadas zonas húmedas por la proximidad superficial de la napa freática.
No se puede excluir que como parte de estas prácticas de agricultura incipiente
se utilizaran primitivas formas de riego, las que podrían haber constituido los
primeros rudimentos de los posteriores sistemas de irrigación artificial (2).
Reconstrucción hipotética del valle costeño durante el periodo arcaico (5000 a.C. - 1800 a.C) Dibujo José Canziani |
En cuanto a las formas de asentamiento, se estarían
registrando en estas regiones el transito gradual de campamentos cada vez más
prolongados, hacia el establecimientos de aldeas con una ocupación estable y de
mayor permanencia (3). Los estudios de Michael Moseley y Carlos Williams sobre
las primeras aldeas sedentarias, visualizan una primera ocupación en todo el
litoral, como ya habíamos mencionado antes, especialmente en la costa central, asociadas
a la extracción de recursos marinos. Estas se ubicaban de manera lineal con
distancias entre 7 a 10 km una de la otra, y cuyos habitantes fluctuaban entre
10 y 20 familias (4), restos de estas aldeas las encontramos en los sitios
arqueológicos de Ancón y en la ladera sur del Morro Solar en Chorrillos, frente
a la playa la Chira. Otras aldeas ubicadas más al interior asociadas a la
horticultura y a la transformación y consumo de productos marinos son La Paloma
y Chilca, ambas situadas al sur de Lima.
Durante el Arcaico Tardío (2500 – 1800 a.C.), los cambios
sociales y económicos en el proceso de sedentarización de los habitantes de la
costa se hace cada vez más rápido y profundo. El énfasis en la pesca y la
extracción de recursos marinos se ven acompañados de un incremento de las
especies cultivadas y una creciente importancia de estas en la alimentación y
la provisión de importantes insumos para la elaboración de instrumentos y el
desarrollo de una serie de procesos productivos. Estos nuevos niveles de
desarrollo económico estarán acompañados por la aparición de nuevas formas de
organización social en el seno de las comunidades, los que conducirán a un
incipiente proceso de diferenciación social. Todo este complejo proceso se
manifiesta de manera patente en el aumento de los asentamientos aldeanos y, en
especial, con el surgimiento y creciente importancia que asumirá en ellos la
arquitectura pública. (5) De esta forma, en algunas de las aldeas tanto del
litoral como del interior de los valles surgen edificaciones especializadas en
actividades tanto de tipo administrativo como de culto donde residía
probablemente una elite que dirigía a la comunidad, en muchos casos, estos
complejos arquitectónicos estaban separados de las áreas de vivienda,
probablemente por un asunto de diferenciación social, como podemos ver en el
sitio arqueológico de Bandurria, ubicado en la provincia de Huaura en el
departamento de Lima. En otros casos, estas edificaciones llegaron a tener
grandes dimensiones, consolidándose como grandes centros administrativos y
religiosos, como el caso de Caral en el valle de Supe, al norte de Lima, donde
un sistema de edificios piramidales y plazas circulares, definen una
organización concéntrica y anular alrededor de un gran espacio abierto.
Plano del sitio arqueológico de Caral. dibujo Proyecto Especial Arqueológico Caral Supe |
Sito arqueológico de Caral. El templo mayor. Lima Discovery |
En cuanto a la planificación territorial y agrícola de
los valles costeños, al consolidarse el sedentarismo como forma de vida en las
comunidades costeras, estas dan inicio a un proceso de transformación
sustancial de ciertos sectores del paisaje natural, donde con una tecnología
relativamente sencilla se pudiera establecer presas simples, asociadas a
bocatomas y desarrollar sistemas de canalización no muy extensas para habilitar
tierras de cultivo bajo riego. Este proceso mayormente se verificaría en el
cuello de muchos valles, donde gracias a su especial topografía y con técnicas
relativamente sencillas se pueden establecer bocatomas y desplegar canales
pequeños y medianos. Dado que su trazo por las márgenes del valle se desarrolla
por zonas donde las pendientes son bastantes acentuadas, esto permite alcanzar
rápidamente un nivel más elevado de los campos a irrigar. Este proceso que se
verificaría mayormente en las partes altas y medias – aunque no es de excluir
que interesara también ciertos sectores de sus partes bajas –,debió estar
restringido a ciertas zonas de los valles, no solamente por el limitado desarrollo
de las tecnologías hidráulicas que se disponían en ese entonces, si no también
en la medida que las nacientes entidades políticas no habrían estado aun en
capacidad de movilizar una gran fuerza de trabajo para la ejecución de estas
obras y asegurar su mantenimiento periódico, así como contar con el complejo
aparato que les permitiera administrar y regular la distribución del agua de
regadío entre la comunidad de agricultores. (6)
Reconstrucción Hipotética del valle costeño durante el periodo Formativo (1800 a.C. - 200 a.C.). Dibujo José Canziani |
Durante el Periodo Formativo (1800 a.C. – 200 a.C.), este
sistema de planificación territorial y agrícola se mantiene casi inalterable,
al igual que las formas de organización política y social (comunidades y sociedades
teocráticas que se asientan en cada uno de los valles costeños), sin embargo,
es en este periodo donde la arquitectura publica adquiere connotaciones
monumentales, con la construcción de grandes complejos ceremoniales, ubicados
en lugares estratégicos de los valles y separados de las aldeas. Estas
construcciones se desarrollaron tanto en la costa norte como en la costa
central y el sur chico, dándose en paralelo a un aumento considerable de las
aldeas, ubicándose estas especialmente cercanas a las zonas de producción que
ya desde el Arcaico Tardío se fueron consolidándose, las cuales llevarían a la
conformación de los valles agrícolas. (7) En algunos casos, tanto las aldeas
como las zonas de producción agrícola se ubicaban en el cuello del cono de
deyección de los valles (entre el valle medio y el bajo) como el caso del valle
del Viru en la Libertad, en otros casos se concentraban en el valle bajo donde
empezaron a desarrollar los primeros canales como el caso del valle de Chincha
en Ica. (8) Estos dos elementos de la planificación territorial (aldeas y
centros ceremoniales) formaban un sistema integrado donde los complejos
dedicados al culto eran a la vez los centros de gestión y administración del
territorio, y las aldeas los lugares de residencia de la comunidad que labraba
la tierra y desarrollaban otras economías asociadas a la agricultura
(alfarería, carpintería, etc.), todas unidas por un sistema de caminos con una
configuración casi longitudinal a lo largo del valle, el mismo cuyas zonas
productivas para la actividad agrícola no eran urbanizadas, por lo que las
aldeas y los centros ceremoniales se ubicaban casi en los bordes del valle
mismo.
Plano del valle del Chincha con los sitios arqueológicos del Formativo y la época de los Desarrollos Regionales. Cinabrio blog |
La arquitectura de los complejos dedicados al culto se caracterizaba
por tener formas regulares y simétricas, como Huaca Lucia y Purulen en
Lambayeque, o formas más alargadas con una secuencia de plazas y recintos como
Las Aldas y Sechin en la costa de Ancash y finalmente formaciones en U, como la
huaca de los reyes en el valle de Moche o el conjunto de templos que se
desarrollaron en la costa central (entre Huacho y Lurín), todas estas con un
patrón bastante repetitivo (un edificio central con dos brazos laterales y un
gran espacio abierto al centro) y con una orientación constante hacia el norte –
este, dándose un fenómeno arquitectónico muy interesante. (En un próximo
artículo hablare con más detalle de esta tipología de templos).
Plano del sitio arqueológico de las Aldas. Ancash. Perú antiguo |
Aerofoto del templo en U del Paraíso. Google Earth |
En el periodo de los Desarrollos Regionales Tempranos (200
a.C. – 600 d.C.), Surgen en determinados valles de la costa norte y central formaciones
sociales cuyo mayor nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y
organización política de carácter estatal les habría permitido emprender
ambiciosas obras públicas, con el desarrollo de grandes canales principales a
lo largo de los márgenes de los valles o a través de sus planicies aluviales, y
gracias a los cuales fue posible extender la irrigación de los cultivos a las
partes medias y bajas de los valles, es decir a las zonas que por su gran
extensión conformaron las mayores áreas de producción agrícola. (9) Un ejemplo
de esto lo vemos en la creación del sistema de canales del valle bajo del Rimac,
construido por la cultura Lima entre los años 200 d.C al 700 d.C., el cual
permitió extender de manera sustancial el área agrícola en todo el cono de
deyección y cuyos vestigios forman parte de la actual red de agua y desagüe de
Lima Metropolitana, como los canales Huatica, Maranga y Magdalena.
Reconstrucción Hipotética del valle costeño durante los Desarrollos Regionales (200 a.C. - 600 d.C.). Dibujo José Canziani |
Plano del sitio arqueológico de Maranga. Dibujo José Canziani 1987 |
Paralelamente, estos
desarrollos culturales (como los Moche en el norte, la cultura Lima en la costa
central y los Nasca en el Sur), continuaron con la construcción de grandes complejos
ceremoniales y administrativos como centros importantes dentro del territorio,
pero a diferencia del periodo anterior, estas edificaciones tenían forma de
grandes pirámides con rampas que las bordeaban, y un sistema de patios en la
parte superior de la edificación (ejemplo de esto lo vemos en el caso de Pampa
Grande en Lambayeque, la Huaca del Sol y la Luna en el valle del Moche, el
complejo Maranga en el valle del Rímac, la primera etapa de Pachacamac en el
valle de Lurín o Cahuachi en Nazca). En muchos casos, estos complejos estaban
rodeados de pequeñas áreas con unidades de habitación hasta grandes áreas
residenciales con patrones de organización casi irregulares, donde vivían tanto
los artesanos como la clase guerrera que estaba al servicio de la elite
sacerdotal que ejercían el poder, conformándose verdaderos centros urbanos
importantes.
Fuentes:
(1) Canziani, José.
“Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo
Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 61
(2) Canziani, José.
“Paisajes Culturales y Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5,
Arquitectura y Ciudad. Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 22
(3) Canziani, José. Op.
Cit. Pag. 62
(4) Agurto, Santaigo.
“Lima Prehispanica”. Municipalidad de Lima Metropolitana. 1984. Pag. 48
(5) Canziani, José.
“Ciudad y Territorio en los Andes. Contribuciones a la Historia del Urbanismo
Prehispánico”. Editorial PUCP. 2009. Pag. 64
(6) Canziani, José. Op.
Cit. Pag. 23 - 24
(7) Canziani, José. Op.
Cit. Pag. 95
(8) Ibid. Pag 96
(9) Canziani, José. “Paisajes Culturales y
Desarrollo Territorial en los Andes”. Cuadernos 5, Arquitectura y Ciudad.
Departamento de Arquitectura. PUCP. 2007. Pag. 25
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