Retomando el tema de la planificación territorial en los andes, voy a explicar los procesos y cambios que se dieron en la sierra peruana, desde finales del Formativo (200 a.C.) cuando se inicia el periodo de Desarrollos Regionales en la costa norte y central, hasta el surgimiento de Wari como cultura dominante en toda el área andina.
Según Jose Canziani, al finalizar el Formativo, la sierra
pasa por un proceso en la cual empiezan a desaparecer los antiguos desarrollos
culturales en la zonas de Cajamarca, Áncash, el valle del Mantaro y Ayacucho,
convirtiéndose en áreas donde subsisten pequeñas comunidades ligadas a actividades
ganaderas y pequeña agricultura, por lo tanto no se estaría dando en teoría una
continuidad en la evolución cultural de estas regiones, salvo la región del Collao
donde aparece la cultura Tiahuanaco (1). Este fenómeno difiere mucho de lo que
estaba pasando en la costa norte y central, en donde surgen grandes culturas
con un alto grado de desarrollo urbano y arquitectónico como los Moche, los
Lima y los Nazca, situación que continua durante todo el periodo de los
Desarrollos Regionales (200 a.C. – 600 a.C.). Una posible hipótesis que
explicaría este fenómeno seria que “en estas regiones altoandinas se habría
impuesto una autolimitación en la dotación de excedentes productivos, a partir
de las condiciones técnicas de la producción agropecuaria, que se resuelve
principalmente en el ámbito de la organización comunal del trabajo y de un modo
sustancialmente autosuficiente. Estas condiciones limitarían la especialización
en el campo de la producción y, por ende, inhibirían los elementos causales de
la diferenciación social, resolviéndose las relaciones de producción en el
marco de la organización comunal, donde priman la reciprocidad y el parentesco”
(2). Canziani refuerza esta hipótesis mencionando que “el proceso de desarrollo
urbano y su sostenibilidad requieren de la existencia de un determinado nivel
de desarrollo de las fuerzas productivas; que este sea capaz de asegurar la
disponibilidad de ingentes cantidades de excedentes, que permitieran una
creciente división social del trabajo y desligar de la producción directa de
alimentos a una porción importante de la población, para que esta se dedique
principalmente al desarrollo de actividades especializadas, sean estas de
producción de servicios, manufacturas, instrumentos de producción, o comercio”
(3). Una interpretación personal de esta hipótesis, desarrollada desde una
visión marxista y occidental, sería probablemente que en la sierra peruana, a
diferencia de lo que se daba en la costa, existía un limitado desarrollo de la
actividad agrícola intensiva, debido al poco suelo disponible y a las
dificultades técnicas que implicaban crear una gran infraestructura hidráulica
en una geografía bastante compleja como los valles interandinos y las zonas de
puna, por lo que no se lograría una división y jerarquización del trabajo en el
proceso de producción agrícola, dificultando el desarrollo de alta cultura. De
esta manera, la actividad agrícola seria remplazada por economías ligadas a la
ganadería y el pastoreo, trayendo como consecuencia el desarrollo de pequeñas
comunidades rurales.
El origen de la interpretación de Canzini sobre este fenómeno
se debe a que él visualiza una ausencia de arquitectura monumental y grandes
centros urbanos en ese periodo a diferencia de los que estaba ocurriendo en la
costa. Sin embargo, se sabe por fuentes históricas que si hubo una continuidad
en el desarrollo cultural de la sierra y que las antiguas culturas serranas del
Formativo fueron remplazadas por otras, la diferencia de estas con los
desarrollos costeños es que tuvieron otros patrones de asentamiento más
adecuados al sistema montañoso de los andes, con un limitado desarrollo de
arquitectura monumental, salvo el ya mencionado caso de Tiahuanaco, donde la geografía
de la meseta del Collao permitió de alguna forma un crecimiento urbanístico y
arquitectónico más complejo. De esta manera, las comunidades formativas de
Cajamarca se trasforman en la cultura también llamada Cajamarca, la región
dominada por Chavin se convierte en la cultura Recuay, la cultura Higueras
surge en la zona donde se desarrolló Kotosh, (4) y en Ayacucho surge la cultura
Huarpa, predecesora de los Wari.
Mapa del área andina con la ubicación de las culturas que se desarrollaron durante el periodo de los Desarrollos Regionales. Aprenda historia de la humanidad |
Los centros urbanos que surgieron en estas pequeñas
civilizaciones eran aldeas con arquitectura domestica distribuidas de manera
aislada, adaptándose a una geografía difícil, y ubicándose generalmente sobre
los cerros cerca de los valles. (5) Muchos de estos sitios estaban cercados con
muros perimétricos, como el caso de Marcahuamachuco ubicado sobre una colina en
las montañas de la Libertad, en la sierra norte: “Se encierra dentro de un muro
perimetral circular u ovalado en cuyo interior hay orden y simetría, mientras
hacia afuera es desordenada; sus construcciones son grandes galerías,
estructuras redondas y rectangulares, con edificios de dos a cinco pisos que
son verdaderamente impresionantes”. (6) Otra aldea importante del periodo es Pashas,
centro importante de la cultura Recuay, ubicado al norte del callejón de
Huaylas, (7) con características arquitectónicas similares a la de Marcahuamachuco,
La organización de este asentamiento, según Williams “contenía dos áreas
diferenciadas: un poblado en lo que actualmente es Cabana y una zona ceremonial
localizada sobre la cresta de un espolón que domina la ciudad. La
diferenciación es clara: hay un área baja y un sector alto amurallado y de
acceso controlado”, (8) En la parte alta, sobre el espolón conocido como la
capilla, estaban una serie de edificaciones amuralladas ligadas a la
arquitectura funeraria y de uso doméstico. (9) Otros caseríos de la época que
surgieron en la región alto andina son Ñawinpukyo y Conchopata, ubicados al
norte de Ayacucho, siendo estos centros importantes de la cultura Huarpa.
Plano de Marcahuamachuco publicado por Charles Wiener. Archive |
Marcahuamachuco. Plaza principal. Foto David Almeida para Wikipedia |
Podríamos resumir entonces que durante el periodo de los
Desarrollos Regionales, aparecieron una serie de culturas con cierto grado de organización,
a tal punto de pudieron construir asentamientos en la cima de los cerros con
una organización morfológica y funcional relativamente compleja y con una
arquitectura ligada a lo domestico y a lo ceremonial, pero de manera más
modesta a lo que se estaba haciendo en la costa norte durante esa época.
Sitio Arqueológico de Ñawinpukyo. Scielo revista Cungará |
Aerofotografia de Conchopata. Ayacucho. Google Earth |
El proceso de urbanización y organización territorial en
la sierra cambió en el siguiente periodo, cuando los Wari, un pueblo del norte
de Ayacucho, empiezan a expandir su cultura por todo los andes centrales (600
d.C. – 1000 d.C.), introduciendo una nueva forma de organizar el territorio y
los centros urbanos (10) como veremos más adelante.
Los Wari son descendientes de los Huarpa, cultura que
surgió en las cuencas de Huamanga y Huanta en el siglo III a.C. Los cambios
sociales y culturales que ocasionaron el desarrollo de los Huarpa para
transformarse en la cultura Wari como un centro difusor de cultura y desarrollo
económico en toda el área andina pudieron haberse dado por los contactos que
habría tenido la región de Ayacucho con la costa sur y el altiplano Boliviano,
teniendo influencias culturales de Nazca y Tiahuanaco (11); producto de estas
relaciones, los huarpas crearon una economía basada en la manufactura de
producción alfarera, textil y al desarrollo de una intensa ganadería mediante
la crianza de camélidos como la Llama y la Alpaca, ya que la actividad agrícola
en estas regiones era poco desarrollada debido al escaso suelo productivo y a
la aridez que exista en la región de Ayacucho. (12) La necesidad de conseguir productos
agrícolas para la alimentación y subsistencia, obligó a los Wari a salir de su
espacio de origen buscando otras áreas y regiones donde pudieran realizaran
intercambios de alimentos por textiles, cerámicas y camélidos que ellos
producían (13). Si bien algunos autores como Lumbreras, Gordon Willey, Larco,
Scheadel, Rowe y Isbell, (14) destacan desde una visión occidental, que estos
intercambios se dieron mediante el uso de la fuerza en un proceso de conquistas
territoriales, convirtiendo a Wari en un gran “imperio andino” con una
organización jerarquizada y secular, y con una planificación que organizara el
territorio como una forma de dominio; es muy probable que el comercio
manufacturero y el establecimiento de los futuros asentamientos se hayan
desarrollado de manera menos violenta, mediante el desarrollo de colonias o
espacios de distribución y almacenamiento de productos, llegándose a acuerdos
con los pueblos y comunidades interandinas para realizar actividades
comerciales; si lo comparamos de manera temeraria con occidente, la expansión
Wari podría tener más semejanzas con la colonización griega o fenicia en el
mediterráneo que al dominio imperial de Roma en la misma área, pero con
características andinas. Al respecto Daniel Morales Chocano comenta “Presumir
sin mayor análisis que Huari fue una organización política centralizada y despótica,
con una clase poderosa y rica que vivía en ciudades y que era protagonista de
conquistas territoriales, con una sólida organización social, fuertes
mecanismos de control y una infraestructura eficiente, que imponía por la
fuerza modos de vida y comportamiento es incurrir en un estereotipo, valido
para el imperio romano o británico, mas no para entender el proceso histórico
andino”. (15)
Aquellos que defienden la tesis imperial de Wari,
argumentan su poción a partir de las evidencias arqueológicas que sustentan su
gran dominio por la gran cantidad de cerámica y un patrón arquitectónico en
común de características “Huari – Tiahuanaco” en toda el área andina para el
periodo estudiado, sin embargo, se sabe que existen evidencias de otros tipos
de cerámica regionales que se desarrollaron en paralelo, (16) esto demostraría
la presencia de otras culturas en esa época como los Lambayeque en el Norte o
la fase tardía de la cultura Cajamarca. Incluso se podría hablar de grupos
interregionales que cohabitaban pacíficamente, en donde el grupo Huari –
Tiahuanaco tuvo un gran desarrollo en el sur andino con influencias menores en
la sierra norte. (17)
En cuanto a su proceso de urbanización en el área andina,
esta se da en dos etapas bien diferenciadas con patrones distintos. El primero
se origina en la cuenca de Huamanga en Ayacucho, en donde aparecen los primeros
centros urbanos, muchos de los cuales surgen en el periodo Huarpa, como
Conchopata, Mayni y la propia ciudad de Wari, con patrones irregulares y
crecimientos desordenados; y el segundo, la construcción de centros
manufacturados administrativos, enclaves importantes ubicados a cierta
distancia el uno del otro, con una organización espacial y morfológica bastante
ortogonal y planificada como Pikillacta (18) en el Cusco y Viracochapampa en
las sierras de la Libertad. Respecto a la segunda etapa, Canziani explica que
la ubicación de estos nuevos asentamientos se dan a lo largo del eje
longitudinal de los valles interandinos (19), espacios geográficos que sirvieron
de acceso para la expansión cultural y económica de los Wari en las regiones
circundantes de Ayacucho. “Estas instalaciones debieron formar parte
fundamental de una estrategia aún más amplia, dirigida a la consolidación de
sus sucesivas avanzadas en el dominio territorial. Sintomáticamente, algunas de
las principales ciudades fundadas en estos valles exhiben patrones
planificados…” (20), la interpretación que se puede sacar de esta idea es que
desde la tesis imperial, los Wari fundaban enclaves administrativos comerciales
como una forma de control político y económico en un rápido proceso de
conquista, el diseño simple y regular de los asentamientos responde a una
ocupación rápida y funcional del territorio, especialmente en zonas donde no
había ocupaciones preexistentes, fenómeno muy parecido al caso del dominio
Romano en las colonias del norte del África, o al proceso de conquista española
en América en el siglo XVI. Daniel Morales cuestiona esta tesis argumentando que
su proceso urbanizador no fue parte de un proyecto de conquista y dominio
imperial, esto debido a que no se describen elementos arquitectónicos asociados
a un poder militar o de control como torreones, fortalezas o cuartales. Por
otro lado, estos centros urbanos no se ubican en lugares altos como colinas o
cerros – patrón característico del periodo anterior –, lugares seguros ante un
ataque, siendo más vulnerables los sitios planos de los valles donde se ubicaron.
(21)
Asentamientos Wari en el valle del Ayuacucho. Scielo revista Chungará |
Aerofotografia del sitio arqueológico de Wari. Ayacucho. Google Earth |
Al referirse a la organización interna de estos nuevos
asentamientos, Canziani da la siguiente opinión: “En el urbanismo planificado
Wari, especialmente en el caso de sus principales ciudades, se puede leer la
búsqueda de un modelo relativamente sencillo en su concepción y en su propio
proceso de fundación. Un modelo urbano definido por parámetros básicos y
fáciles de implantar; que permita resolver de forma orgánica la estructura de
los edificios neurálgicos, para que opere en ellos el sistema de poder; y donde
el desarrollo de un tejido urbano organizado sobre Kanchas, permita su adecuación a los distintos requerimientos
funcionales, sean estos administrativos – tributación, acumulación,
redistribución, etcétera -, ceremoniales, productivos así como habitacionales
de la población concentrada en la entidad urbana, o de la que residiera
momentáneamente en ella, en el caso de tropas, de tratantes o en cuanto
población movilizada en el marco de sistemas de desplazamiento poblacionales
similar al de los mitmaq inca”. (22)
Esta organización explicaría la concepción de estos centros como espacios
jerarquizados laboral y socialmente, con un alto grado de especialización de la
producción manufacturera y en donde se daba un control económico y político del
territorio. (23) lugares que se repartirían como prototipos con la misma
función a lo largo de los andes centrales.
Plano de Viracochapampa. La Libertad. Municipalidad de Huamachuco |
Ruinas de Viracochapampa. La Libertad. Arqueología del Perú |
La tesis anteriormente mencionada por Canziani es
cuestionada por Morales que argumenta en primer lugar que los diferentes
asentamientos fundados por los Wari pudieron tener diferentes funciones, si
bien Pikillacta podría tener las actividades y características que se describen
en el párrafo anterior, otros sitios podrían haber tenido funciones y usos
completamente distintos. “Encontramos otro problema en cuanto a la función de las
ciudades Huari. Mario Benavides ha identificado a Checohuasi, Moradochayoq,
Monjachayoq y Vegachayoqmoqo como ciudades de culto religioso y rituales
funerarios; mientras que Conchopata, Uchpacoto y Mayni son sitios
especializados en la producción de alfarería. En el caso de Azángaro el
problema es otro, según Martha Anders, que excavó en el sitio: ella plantea que
Azángaro cuestiona el argumento de que las ciudades planificadas reflejan una
política de especialización económica, sumamente burocratizada y secularizada,
ya que no existen pruebas suficientes. En Azángaro, los tres sectores que
forman el gran recinto rectangular de la ciudad reflejan actividades domésticas
generalizadas, donde había dos grupos de autoridades, a manera de gobierno
dual, una población de sostén o campesina y otra de residentes a corto plazo o
huéspedes temporales”. (24) si a esto agregamos que dentro de estos lugares no
se dan los espacios ni accesos adecuados para el fluido tránsito y para la
acampada de tropas militares, así como espacios de depósitos los
suficientemente grandes para almacenar cantidades de ropa y alimentos (25),
podríamos decir que los centros urbanos Wari, a pesar de su morfología y organización
ortogonal, tenían funciones distintas a la de un centro administrativo y de
control territorial; por otro lado, su organización y gestión pudo estar
dirigido hacia sí mismos, como espacios de intercambio y distribución de
productos con otros territorios y regiones, más parecido al modelo de Chavín que
al sistema de los incas. (26)
Para ahondar mas en el análisis y el estudio de la
urbanística Wari, escogí el caso de Pikillacta, ubicado al sur del Cusco, en la
confluencia de las cuencas de los ríos Huatanay y Lucre, afluentes del rio
Vilcanota, en una encrucijada de caminos y en una posición céntrica e
importante que conecta los valles del Cusco hacia el noroeste, la cuenca del
Lucre hacia el suroeste, el rio Vilcanota y el valle de Urubamba hacia el noreste
y hacia el sureste el altiplano de puno y la meseta del Collao. (27)
Canziani hace una descripción general del asentamiento:
“La ciudad, que se localiza en las faldas al oeste del cerro Huchuy Balcón, a
unos 3.250 m.s.n.m., tiene una extensión general de unas 200 hectáreas que
comprende, además de su núcleo central, grandes áreas cercadas donde no se
perciben en superficie mayores restos arquitectónicos. Su núcleo central, donde
concentran y son claramente perceptibles sus principales edificaciones,
presenta una planta de 745 metros de noroeste a sureste por 630 metros de
suroeste a noreste, con una extensión de cerca de 47 hectáreas. Si consideramos
los sectores al noroeste del sitio como posibles agregados adicionales al plano
general del conjunto central, tendríamos como base una planta prácticamente
cuadrada de unos 630 metros de lado, de acuerdo al modelo de ciudad Wari
compartido con Viracochapampa en Huamachuco”. (28) En cuanto a la organización
interna, el centro urbano está divido en tres sectores y un área anexa ubicada
al norte. De los tres primeros; el sector este tiene una configuración en
damero que contienen un total de 84 módulos espaciales cuadrangulares de 35 x
40 metros de lado cada uno, definidos a manera de Kanchas, con un patio central
y edificaciones en forma de galería alrededor; en cuanto al sector central, es
muy parecido al sector este, pero con una arquitectura más compleja que incluye
una gran plaza al medio de 70 x 50 metros de lado; y el sector oeste, que está
conformado por una enorme explanada de 410 metros de largo por 180 metros de
ancho, que podría haber funcionado como una plaza importante de acceso a todo
el conjunto y al sector central (29), espacio utilizado probablemente para
grandes ceremonias e intercambio de productos; finalmente, el sector norte es
un espacio anexo que se caracteriza por tener dos zonas bien identificadas,
grandes áreas abiertas en los extremos y un conjunto de pequeños recintos
ubicados en su parte central y organizados en forma de hileras separadas por
grandes corredores. (30)
Plano de Pikillacta elaborado por Emilio Harth - Terre. Daniel Schavelzon |
Vista aerea de Pikillacta. Cusco. Skyscrapercity |
Para finalizar, podríamos decir que Wari tuvo un
desarrollo expansivo en los andes pero como parte de un proceso colonizador
ligado más a la transacción manufacturera y la creación de acuerdos comerciales
con los pueblos vecinos de manera menos violenta de lo que se podría pensar,
fundando una serie de enclaves y centros logísticos en áreas cercanas a las regiones o culturas
donde se daba el intercambio, generalmente en las cabeceras o a la mitad longitudinal
de los valles interandinos y costeños, aprovechando la reciprocidad en el
intercambio de productos que se daban en estos espacios geográficos. La
organización regular y la jerarquización espacial y funcional de estos centros,
más que responder a un criterio de dominio imperial y expansionista en el
territorio, era el resultado de generar una eficiencia en la gestión de los
mismos como centros de intercambio y redistribución de productos.
Fuentes:
(1)
José Canziani Amico, Ciudad y territorio
en los andes. Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico
(Lima: Editorial PUCP, 2009), 181
(2) José Canziani Amico, Ciudad y territorio en los andes.
Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico (Lima: Editorial
PUCP, 2009), 181, citando a Jurgen Golte, La
racionalidad de la organización andina (Lima: Instituto de Estudios
Peruanos, 1980) y a Enrique Meyer, Casa,
chacra y Dinero. Economías domésticas y ecología en los Andes (Lima:
Institutos de estudios peruanos, 2004)
(3) José Canziani Amico, Ciudad y territorio en los andes.
Contribuciones a la historia del urbanismo prehispánico (Lima: Editorial
PUCP, 2009), 181, citando a Luis Lumbreras, Arqueología
de la américa andina (Lima: Editorial Milla Batres, 1981), 170 - 173
(4) Daniel Morales
Chocano, “Historia arqueológica del Perú. Del paleolítico al imperio Inca”, Compendio histórico el Perú (Lima: Editorial
Milla Batres. 1998). 317
(5) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 343
(6) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 343
(7) Morales, “Historia arqueológica
del Perú”, 343
(8) Carlos Williams,
“Arquitectura y urbanismo en el antiguo Perú”, historia del Perú. El Perú republicano. Tomo VIII (Lima. Editorial
Mejía Baca, 1985), 498
(9) Williams,
“Arquitectura y urbanismo en el antiguo Perú”, 498
(10) Enrique Cortes, “Planificación
territorial en los andes. Los valles de la costa hasta la dominación inca”, composición urbana, (Sept. 25, 2015
[citado el 24 de octubre del 2016]): Disponible en http://composicionurbana.blogspot.pe/2015/09/planificacion-territorial-en-los-andes.html
(11) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 313 -
314
(12) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 314
(13) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 317
(14) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 430
(15) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 431
(16) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 435 – 437 - 445
(17) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 426 - 430
(18) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 445
(19) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 326
(20) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 326
(21) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 446
(22) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 326 -
327
(23) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 327
(24) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 445
(25) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 446
(26) Morales, “Historia
arqueológica del Perú”, 446 – 447
(27) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 327
-328
(28) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 328
(29) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 328 -
330
(30) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 330
(30) Canziani, Ciudad y territorio en los andes, 330
Muy buena informacion.
ResponderEliminarGracias Leonor por tus comentarios. Un saludo muy grande para ti.
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