Hace exactamente un año, escribí un artículo en el blog sobre la Costa Verde, principal borde marítimo de la ciudad y uno de los espacios geográficos y urbanos que ha causado polémica en los últimos años por la forma como se ha intervenido en ese lugar. (Ver “La Costa Verde ¿Barrera Urbana o Espacio Público Metropolitano?”, Febrero 2015). En esa oportunidad comente que la Costa Verde, con sus fortalezas y debilidades, es un espacio que le daba una identidad y una imagen única a Lima en relación a otras ciudades de la región y del mundo. También expliqué la problemáticas que tenía y las diferentes propuestas urbanas y arquitectónicas que se habían dado en los últimos años para su mejoramiento.
La situación actual de la Costa Verde como un espacio
público recreativo no ha variado mucho después de un año, o me pregunto ¿ha
empeorado? .Una reciente “obra” de nuestro popular Alcalde ha sido el blanco de
una serie de críticas, tanto de mis colegas arquitectos como del público en
general, y con justa razón; la construcción de una extraña “ciclovia” de 700
metros de largo en el sector de Miraflores, ha generado una serie de impactos
visuales para las personas que transitan por la autopista, y cuyo diseño también
podría tener a la larga consecuencias medioambientales bastante serias.
Este polémico proyecto, tiene una serie de deficiencias
desde su concepción en relación con la ciudad; su diseño responde no solamente
a la forma improvisada y desarticulada que tiene la actual administración al
planificar el espacio urbano, sino que es la simple consecuencia de una
sucesión de desaciertos proyectuales que priorizaron la conversión de un borde
costero en una gran autopista urbana favoreciendo al auto privado, situación
que llego a su clímax con la construcción del polémico tercer carril, originando
una barrera hacia la playas, las mismas que quedaron bastante reducidas por
esta obra y claro, al querer realizar un proyecto de ciclo vía y no teniendo
una sección de playa considerable a fin de que esta no se inunde cuando la
marea este alta o venga un tsunami, se opta por un viaducto con pilotes de
concreto 1.5 m de altura y una baranda metálica, elementos que ocasionan una
barrera visual y de escape importante desde la autopista hacia el mar, “lo
adecuado sería un metro más para que la gente que asista a la playa puedan
pasar por debajo en caso de una emergencia”, aseguro Liliana Miranda,
arquitecta del Foro de Ciudades para la Vida en una entrevista realizada al
diario el Comercio (1). Curiosamente, este viaducto está siendo usado
actualmente por los usuarios de la playa como “sombrilla” ante el sofocante
clima que tenemos ahora.
Dentro de los impactos ambientales, además de la
formación de basura y desechos que se podrían originar debajo de la ciclovia, está
el deterioro de las columnas de concreto que sirven como base, en una
declaración hecha por el oceanógrafo Darwin Laforte, él explica esta
problemática: “están muy cerca del mar y van a comenzar a erosionarse rápidamente.
Calculo que a partir de los cuatro años se requerirán labores de mantenimiento
constantes, ya que el fuerte oleaje de esas playas va a destruirlos poco a poco”
(2). De esta forma la ciclo vía debió estar un poco más retirada del mar,
talvez en la zona del tercer carril (3).
Otro punto importante a considerar es la falta de
integración con la ciudad, si bien la ciclo vía conecta las playas Punta
Roquitas, Pampilla y parte de Waikiki, su acceso a esta desde otros puntos de
la Costa Verde es bastante complicada ya que no existen ciclovias que bajen por
el acantilado y se conecten con la playa desde la parte alta; además, a lo
largo de la Costa Verde solo existen algunos tramos de ciclovia, como los de
San Isidro y Magdalena, sin embargo, en el límite entre Miraflores y San
Isidro, esta se termina, por lo que los ciclistas tienen que pedalear en el
límite de la pista tratando de esquivar los autos que van a gran velocidad
hasta el inicio de la nueva ciclovia. Podemos decir entonces que el proyecto no
tiene una visión completa y unitaria de la movilidad en su relación con la
ciudad y con los ciudadanos. Esperamos entonces que más adelante, esta nueva
ciclovia se amplié a toda la Costa Verde, integrando los carriles existentes
con Barranco y Chorrillos tanto en la zona de playa como en la parte alta del
acantilado, como parte de un sistema integrado.
Finalmente, la nueva administración municipal ha
“inventado” una nueva tipología de espacio público en este proyecto, el malecón – ciclovia, espacio bastante extraño como lo mencione antes
porque en una vía de 3.20 metros de ancho convive el peatón con la bicicleta, el
problema es que con esa sección de vía, ambos modos de transporte van a entrar
en conflicto, generando accidentes, según Liliana Miranda, la pasarela de 3.20
es la que se requiere solo para la ciclovia. Y para un paseo peatonal necesita
como mínimo 1.80 metros adicionales (distancia de una vereda común) (4)
A manera de Epilogo, podemos decir que si bien las
intenciones del proyecto pueden ser buenas (fomento del uso de la bicicleta y
el caminar, mejoramiento del borde marino, etc), la forma como ha sido concebida
y el modo como se integra a la ciudad y al entorno paisajístico de la Costa Verde
no ha sido el adecuado. No soy de la idea de que a larga este proyecto sea
demolido, podría ser mejorado de tal forma que esta sea parte de un sistema de
ciclovías a la largo de la costa, esto en paralelo al desarrollo integral de
una propuesta macro que incluya el ganar más playa al mar, de tal forma que
haya espacio suficiente para la recreación publica, así como la conversión de
la autopista en una vía colectora o local de transito mediano que incluya
también un sistema de transporte público conectado a los sistemas de transporte
masivo de la ciudad.
Fuentes:
(1) Takeuchi Cesar. “Costa
Verde: Obra no cumple con requisitos técnicos, aseguran los especialistas”.
Diario el Comercio. Viernes 20 de noviembre del 2015.
(2) Ibid
(3) Ibid
(4) Ibid
(4) Ibid
No hay comentarios:
Publicar un comentario